FridaGuerrera
20/01/2018 - 12:03 am
Karen Ailén: más allá de una modelo
Más allá de todo el glamour y la serie de rumores que se generaron en torno a su vida, Karen es recordada por amigas y compañeras cercanas como una mujer dadivosa, confiada, su sueño máximo era ser cantante. En agosto de 2015 llegó a México, para dedicarse a la música en algún lugar de Puerto Vallarta, Jalisco, hecho constatado con sus familiares y amigos en Argentina, ahí vivió durante un mes y después arribó a la Ciudad de México.
Para todos fue fácil juzgarla, sólo rumorear, ese afán enfermizo de querer suponerlo todo, pero ella no ocultaba nada, cargaba todo el peso del pasado en su mirada, no pretendía la lástima de nadie, con coraje se amarraba las lágrimas y se vestía de esa sonrisa única.
Edwin Vergara escritor y poeta
Karen Ailén Grodziñski nació el 6 de junio de 1994 en Roque Sáenz Peña en El Chaco, Argentina, rodeada de un cinturón de pobreza donde no son raras las cabañas de adobe o con paredes formadas por esteras; la mayoría de la gente, sobre todo población indígena, sobrevive rodeada de basura; las enfermedades de la pobreza, enfermedades que se creían desterradas como el dengue, la tuberculosis o la fiebre amarilla, se mantienen en esa parte de Argentina. Ahí nació y creció Karen, a lado de su madre Karina, su abuela y tía.
Más allá de todo el glamour y la serie de rumores que se generaron entorno a su vida, Karen es recordada por amigas y compañeras cercanas como una mujer dadivosa, confiada; su sueño máximo era ser cantante. En agosto de 2015 llegó a México para dedicarse a la música en algún lugar de Puerto Vallarta, Jalisco, hecho constatado con sus familiares y amigos en Argentina. Ahí vivió durante un mes y después arribó a la Ciudad de México. Karen buscaba superarse y al buscar alternativas para financiar su carrera artística y musical, consiguió crecer y relacionarse con gente que la ayudara a conseguir su sueño. Se inscribió en academias y realizó diversos castings como promotora. Recién llegó al país parecía una niñita que disfrutaba todo; se vestía de todos los colores. Cuando la preguntaban sus amigas, les hacía saber que ella quería usar todo porque se veía linda: su sueño se estaba realizando.
Y realmente era bella. Una mujer bonita que más allá de hacer dinero, quería ser famosa y no para alimentar su ego; en 2015 participó en una campaña fotográfica para resolver el hambre en Chaco y un body painting en Yaguareté para acabar con la matanza animal.
Quería poner los ojos del mundo en su pueblo natal. Su deseo más grande era que se vislumbrara realmente el nivel de pobreza y marginación en la que vive su gente.
Las mujeres en su natal Sáenz Peña no tienen mayor esperanza que ser la esposa de alguien. Karen quería ayudarlas para que llegara educación, alimento, hospitales: prevenir la violencia con la que viven las mujeres y los niños en el Chaco. Quería verse para que la denigrante situación de su tierra se dignificará un poco.
Karen, detallan sus compañeras, era buena. Era una chica inocente, pensaba que todos eran como ella, creía firmemente en el karma y cómo la vida te regresa lo bueno o malo que haces. Era en demasía generosa y por esa razón estaba segura que nunca le pasaría nada malo. La mayoría de sus acciones eran nobles. «Si le decías que no tenías dónde vivir, ella te abría las puertas de su casa; si veía en la calle indigentes o alguien que necesitara ayuda, ahí estaba Karen, comprándoles algo de comer o dándoles una moneda».
Más que hablar de la vida –que para muchos es criticable– que tenía Karen siendo modelo, bailarina y cantante, pretendo hacerle extensivo lo que amigas y compañeras de Karen me hicieron saber. La solicitud fue clara: «¿Quieres hablar de ella?, cuenta por qué quería ser famosa». Karen “no era la típica mujer frívola, más allá de eso tenía ideales”.
No trato de mostrar una mujer virginal en este texto. Deseo sólo hacerle extensivo lo que me hicieron saber sus compañeras; prácticamente todo el país conoce del asesinato de Karen, pero no de quién era antes de que le fuera arrebatada la vida, aquel 27 de diciembre de 2017.
La fama, o la ocupación, la nacionalidad, el estatus económico, hasta el aspecto físico no determinan quién debe o no ser criminalizada. Debemos tratar de ver más allá: son mujeres. Karen era una mujer de 23 años, hija de Karina y Marcelo. Era fácil quererla, me detallan sus compañeras. Lo que pretendo es que entendamos que el feminicidio de cualquier mujer va más allá de una imagen o forma de vivir la vida. Karen no andaba buscando ser asesinada, como ninguna persona busca ser lastimada.
Lo que debe ocuparnos no es culparla: es entender y sentir el dolor de haber perdido a una mujer que más allá de su espectacular cuerpo y de su linda cara, también tenía sueños. Era una mujer solidaria, un ser humano de los que duele perder.
¿Qué pasaría si fueras tú? ¿Qué te gustaría que hablaran de ti? Si algo así te sucediera, todos tenemos una historia buena para muchos, mala para otros. Pero basta ya de seguir haciendo responsables a las familias o directamente a las mujeres de sus asesinatos. La historia se repite una y otra vez. La única culpa es la de el o los sujetos que deciden aniquilarnos.
Karen, descrita por ella misma:
«Luchadora con 20 años que piensa a mayores, a futuro que piensa en ella, que pienso en mí. Voy por la vida sonriendo, llevando mis energías buenas a donde voy, muchas mentiras, imágenes, chismes dando vueltas no pudieron detenerme, porque de eso se trata, de ser fuerte contra todo, de ir contra todas las piedras que se presentan en este camino. Gracias totales por su ayuda, por su crítica, por su aliento y admiraciones, hoy me siento tan orgullosa de mi, contenta y cada vez más decidida de lo que quiero. Ojalá Dios y la vida me premien son solo meses de luchar pero así tarde 30 años a mi fin voy a llegar de ser feliz arriba del escenario de un teatro como de chiquita lo quise. Gracias, les abro mi corazón a todos, les doy mi perdón, pido disculpas por no entender esta misión a su ignorancia, y les digo sueñen y luchen, soñar no cuesta nada y no duerman siesta, luchen por ese sueño, por ese trabajo, por ese sueldo. Besitos; Dios bendiga a todos»
–Escrito tomado de Facebook. 22 de abril de 2015.
Karen Ailén Grodziñski fue asesinada el miércoles 27 de diciembre de 2017 en la habitación del hotel Pasadena, en avenida Revolución número 82, delegación Benito Juárez, en la Ciudad de México. Hasta el momento y luego de una serie de irregularidades de la Procuraduría de la CdMx en la investigación, no hay ningún detenido.
Enero 2018
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