A nivel mundial, la producción alimentaria es responsable de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que hace a la comida causante y víctima de una creciente industrialización, que abusa de los productos químicos, organismos genéticamente modificados, consumo excesivo de agua de riego, entre otras prácticas que hacen de su impacto ambiental devastador.
Ciudad de México, 15 de diciembre (SinEmbargo).– «El cambio climático es una crisis actual que requiere el esfuerzo común de toda la humanidad, ya que cada una de nuestras decisiones marcarán la diferencia, la suma de nuestras acciones individuales es el motor del cambio. Para Slow Food es un deber ocuparse del cambio climático, no existe calidad alimentaria, no existe bondad sin respeto por el medio ambiente, los recursos y el trabajo», dijo Carlo Petrini líder y fundador del movimiento internacional Slow Food durante la presentación de la campaña internacional “Menú para el Cambio” en Chengdú, China, durante el 7º Congreso Internacional de dicha organización.
«Con ‘Menú para el cambio’, Slow Food quiere demostrar que es a partir de la alimentación que los seres humanos pueden y deben marcar la diferencia para frenar este fenómeno, y que las soluciones no pueden ser pospuestas. Apoya y da valor al sistema de producción alimentaria, practicado en armonía con los recursos de la naturaleza, bajando al terreno para defender la biodiversidad, a través de la educación alimentaria y medioambiental, sensibilizando a todos los actores de la cadena alimentaria y tratando de influenciar en la política a todos los niveles», informaron en un comunicado.
¿CÓMO COLABORAR?
Los consumidores se pueden sumar a este movimiento con acciones sencillas, como poner atención en las etiquetas de los productos, controlar la procedencia de sus alimentos, escoger productos locales elaborados en pequeña escala, respeta las estaciones de cada fruta o verdura.
También, aconsejan comer menos carne y de mejor calidad (dos o tres veces a la semana es suficiente), redescubrir las legumbres y comer más verdura, no desperdiciar el agua, buscar los mercados tradicionales más cercanos y dedicar tiempo a las compras: escoger con atención y comprar únicamente aquello que se necesite.
«La reducción de emisiones no puede ser ya un asunto que podamos diferir, es una obligación. Y todos debemos intervenir: eliminemos por completo los residuos, sobre todo alimentarios. Tratemos de favorecer a los productos cercanos, de comer poca carne y evitar la que nos llega de producciones intensivas», diji Carlo Petrini.
El impacto ambiental de la industrialización de la agricultura ha sido devastador y provoca la contaminación y la pérdida de la fertilidad del suelo, la erosión y la salinización de los terrenos, daños al paisaje agrícola. Un tercio de las emisiones globales de efecto invernadero que están calentando al planeta deriva del sector agrícola y según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático, a finales del siglo, a falta de limitaciones de las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura media del planeta podría llegar a ser 4°C más alta y seguir subiendo.
Slow Food considera que la producción industrial de alimentos es una de las principales causas de estos cambios, y la producción artesanal sufre las consecuencias. «Una modificación sustancial del sistema actual de producción agroalimentaria global podría ser una de las soluciones en la lucha contra el cambio climático. Ayúdanos a llevar a cabo nuestros proyectos, incluso una pequeña donación puede marcar la diferencia», concluyó Carlo Petrini.
DESDE MÉXICO
En el pasado mes de noviembre se llevó a cabo el primer reto de #MenúPorElCambio «Come Local», que registró 250 eventos en América Latina en 23 países: 35 en México, 98 en Brasil, 23 en Argentina, seis en Uruguay, 11 en Chile, siete en Ecuador, 20 en Colombia, tres en Costa Rica y cinco en Honduras.
Actualmente son 868 cocineros de restaurantes, hosterías, bares y cocinas de 20 países distintos quienes apoyan a productores de pequeña escala que protegen la biodiversidad utilizando a diario en su cocina alimentos como frutas, verduras y quesos producidos localmente.
Alfonso Rocha Robles, consejero Internacional Slow Food para México y Centroamérica, mencionó que para los siguientes retos, la Red Slow Food México se sumará a la campaña internacional a través de las actividades que cocineros, cocineras y productores que cultivan y transforman alimentos buenos, limpios y justos realizan como apoyo para mitigar el cambio climático.
Fue la Cevichería «El Ancla y La Sirena» en la capital de Puebla, el lugar en el que se llevó a cabo la primera cena-maridaje de «Menú por el Cambio», en la que sólo se consumieron alimentos tradicionales de México que mitigan el cambio climático por su producción y transformación sustentable.
El costo fue de 800 y 950 pesos y todos los fondos fueron donados a la campaña de Slow Food.