Peniley Ramírez Fernández
02/07/2017 - 12:04 am
Jacobson y el mundo al revés
En sus fotos hay siempre la misma actitud sonriente y jovial, la misma sencillez de familia, de atuendo, que no sería extraño de no ser porque resulta totalmente inusual en un país donde los políticos se compran casas de siete millones de dólares, mientras ganan 130 mil dólares al año, sin inmutarse.
“Hay que alzar la voz, decir ‘ya basta’, salirnos de este sopor con el que a veces nos encogemos de hombros. Hay que hacerlo aun cuando resulte inconveniente o pesado. De lo contrario el silencio será ensordecedor”.
La frase que antecede pudo ser escrita por algún defensor de derechos humanos, un activista o un periodista comprometido con las causas sociales. Pero no es de ellos, sino de un artículo publicado en el diario La Jornada por una mujer que durante el último año ha tejido con una singular astucia una serie de críticos mensajes hacia la cúpula política de este país de contrastes, sin que alguien parezca advertir la gravedad de sus dichos.
Cuando llegó a México, en mayo de 2016, Roberta Jacobson anunció que había conocido las trajineras de Xochimilco, los churros de El Moro, los tacos. En los úlimos 13 meses, su vida pública ha sido un rosario de fotografías de reuniones diplomáticas en todo el país, como embajadora de Estados Unidos, aderezadas con viajes familiares.
En sus fotos hay siempre la misma actitud sonriente y jovial, la misma sencillez de familia, de atuendo, que no sería extraño de no ser porque resulta totalmente inusual en un país donde los políticos se compran casas de siete millones de dólares, mientras ganan 130 mil dólares al año, sin inmutarse.
Simultánea a esta vida pública de empatía con la historia, la cultura y la realidad cotidiana (el ejemplo más reciente es su fotografía con la dueña de La Jersey, el puesto de quesos más famoso del mercado capitalino de San Juan), Jacobson se ha convertido –en público y en privado- en una aguda observadora de la clase política gobernante.
Un buen ejemplo es su actitud ante los asesinatos de periodistas. Durante el último año, Jacobson se ha pronunciado por cada uno de los casos de periodistas y activistas agredidos. Su lenguaje no tiene la sutileza de lo diplomático, sino la actitud desafiante de quien exige.
Acá algunos ejemplos, desde su cuenta oficial en Twitter:
3 de mayo de 2017. Lamentamos el secuestro del periodista Salvador Adame. Urgimos pronta acción a las autoridades para encontrarlo con vida.
16 de mayo de 2017. Reconozco labor de los periodistas en México. Espero que pronto puedan ejercer su trabajo en un entorno digno y seguro. #UnDíaSinPeriodismo
15 de mayo de 2017. Javier Valdez ganó el Premio Internacional a la Libertad de Expresión en 2011. Hoy fue asesinado. #NoseMatalaVerdadMatandoPeriodistas
12 de mayo de 2017. Lamentamos el asesinato de Miriam Rodríguez, quien buscaba justicia para su hija asesinada y para otros padres que sufrieron lo mismo.
12 de mayo de 2017. Nada más triste que los asesinatos contra los defensores de Derechos Humanos. Son ellos quienes dan voz a los más vulnerables.
En mayo de este año, Jacobson se unió al embajador de Canadá, de Suecia y de la Unión Europea e hizo un llamado al público para “hacer un frente común en favor de la verdad, la justicia y el periodismo”.
En privado Jacobson ha preguntado cuánto dinero se está gastando en la anticorrupción, cómo han actuado las autoridades ante los casos de desaparecidos, cuáles son las leyes que ya se tienen y no se aplican. Esto me lo han contado varias personas que han participado en entrevistas con la embajadora en el último año.
La constante en las reuniones es que se muestra empática, se queda con tareas pendientes, delega, ofrece ayudar.
¿Está tomando nota el gobierno mexicano de que la representante diplomática de su principal socio comercial está exhibiéndole públicamente como un Estado que no protege a sus ciudadanos? Si esto es así, ¿le supone una preocupación?
Mucho está descompuesto en México para que la embajadora de un país extranjero luzca ante la opinión pública como uno de los poquísimos ejemplos de que los políticos aún se indignan con la atrocidad, aún les enfada la injusticia, aún creen que la muerte no es normal, aunque sea cotidiana.
@penileyramirez / [email protected]
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