En todo el mundo hasta un tercio de todos los alimentos se echa a perder o se desperdicia antes de ser consumido por las personas, mientras que casi mil millones de personas pasan hambre. En México no hay cifras oficiales pero se estima que se pierde la misma proporción de comida, por lo que investigadores crearon la Red Temática en Seguridad Alimentaria, que busca medir y resolver esta problemática.
Ciudad de México, 23 de octubre (SinEmbargo).– En México no existe un registro claro de cuánta comida se desperdicia anualmente, pero un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) informó que por lo menos el 37 por ciento de los alimentos se pierden. Para esclarecer estas cifras y reducir las pérdidas, se creó la Red Temática en Seguridad Alimentaria: Valorización de Residuos Agroindustriales y Disminución de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, también conocida como Red PDA (Pérdida y Desperdicio de Alimentos).
Se trata de una iniciativa de investigadores mexicanos de diversas disciplinas con el objetivo de evitar el desperdicio de alimentos y propiciar una mayor seguridad alimentaria mediante diversas acciones de concienciación e investigación.
Magazine charló con la doctora Juliana Morales Castro, coordinadora de la Red PDA sobre su labor:
«Tiene como objetivo fundamental establecer estrategias para reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos en México, pero para reducirlas primero tenemos que medirlas o cuantificarlas. El proceso que vamos a seguir es elaborar un diagnóstico, el cual estamos haciendo ahora, un estimado a partir de foros regionales que estamos organizando, y un simposium nacional que será en Querétaro, que invitamos a los productores, comercializadoras de alimentos, la industria del transporte.
Nuestro objetivo es tratar de tener un estimado de las causas por las que se dan estas pérdidas y a partir de ello elaborar un plan de acción que incluya proyectos de investigación, plantear posibles estrategias tecnológicas e incorporar innovación social, o sea sensibilizar a la sociedad, al consumidor sobre el problema y a tratar de propiciar la acción. En general, su objetivo final es tratar de reducir pérdidas y desperdicios de alimentos pero primero tenemos que medirlas y luego proponer líneas de acción, aplicarlas y evaluar su efecto».
DESPERDICIOS Y SEGURIDAD ALIMENTARIA
La también investigadora del Instituto Tecnológico de Durango define la seguridad alimentaria como el proveer alimento seguro, continuo y en cantidad suficiente. «Una de sus dimensiones es el acceso y el hecho de que se pierdan los alimentos que no lleguen a consumirse afecta esa dimensión».
«Aproximadamente siete millones de personas no tienen acceso a alimentos por estar en condiciones de pobreza extrema, no tienen asegurado el alimento del siguiente día, por eso se dice que estas personas están en inseguridad alimentaria. Si pudiéramos rescatar o disminuir esas pérdidas de alimentos y tratar de orientarlo al consumo humano, se podría mejorar la seguridad alimentaria.
Nosotros nos enfocamos en un problema que no está en la agenda pública que es cuánto se pierde, qué estrategias estamos siguiendo o si el Gobierno tienen una oficina que se encargue de abordar este problema. Lo que nos preocupa es que mientras que en muchos países hay programas del gobierno, en México no existe, incluso no se cuenta con un comité nacional para la reducción», dice.
Cita a la FAO para hacer una diferencia entre los conceptos de pérdidas y desperdicios:
- Pérdidas: se refiere al alimento que se pierde desde que se produce, saliendo de las granjas o ranchos, que se produce y que va a la cadena de transporte, distribución y llega a los supermercados. En todo ese trayecto antes de que llegue al consumidor, el alimento que es descartado o que se hecha a perder.
- Desperdicio: Cuando el consumidor lo adquiere, lleva a su casa y por diferentes razones no lo consume, lo tira. O en los restaurantes, los hoteles, la comida que se va a la basura o al relleno sanitario.
«La pérdida se da en las primeras etapas de la cadena de suministro de alimentos: después de la producción, el transporte, la distribución y la comercialización. Y el desperdicio se da en los hogares, hoteles, restaurantes», explica.
¿POR QUÉ TANTO DESPERDICIO?
La especialista dice que mientras que en países desarrollados los desperdicios son mayores, en países como México es mayor la cantidad de pérdidas. Las causas son muy diversas, desde una falta de capacidad de almacenamiento, transporte inadecuado, sobreproducción en la que veces hay alimentos que no tiene la suficiente demanda. Y claro, los consumidores que no llevan un control de lo que compran y muchas veces lo hacen en demasía.
«Ninguna intervención será efectiva si no se involucra al consumidor. Por eso la red tratará de establecer estrategias de solución basadas en tecnologías que permitan conservar mejor los alimentos durante el transporte del campo a los mercados de abastos como tener planta de procesamiento pequeña cerca, porque hasta ahora los bancos de alimentos recogen una parte de la comida descartada y los encaminan a personas en necesidad, sin embargo recoge solo el dos por ciento de lo que se desperdicia», dice Morales.
«El consumidor es clave también, estamos desarrollando estrategias de sensibilización como lo que se conoce como Disco Sopa, que se recauda la comida de los supermercados o centrales de abasto que va a ser desperdiciada y con eso se prepara comida y se trata de alimentar al mayor número de personas haciéndoles ver que ese alimento es nutritivo pero que si no hubiera sido recolectado se hubiera perdido».
Otro aspecto que impacta en el volumen de pérdidas son los estándares estéticos que exigen los supermercados para frutas y vegetales, hay unos que no cumplen con el tamaño, color o forma y es alimento que no llega.
«En México lamentablemente no hay datos, pero es otra forma de trabajar en conjunto con los súper y tratar de llegar a acuerdo en que se flexibilicen esos criterios que producen pérdidas. Y al consumidor también, no por el hecho que una zanahoria o un tomate no tengan el tamaño adecuado no quiere decir que sea menos nutritivo», continúa.
La red que es apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en el primer año, también busca un beneficio al medio ambiente pues ese alimento que se desperdicia en casa generalmente se va a los rellenos sanitarios, y cuando se desconfina produce gases metano que contribuyen al cambio climático, tiene entonces un doble impacto ambiental por todos los recursos que se invirtieron para producirlo: agua, tierra, químicos, plaguicidas, fertilizantes, mano de obra.
Para evitarlo a conseja mantener las frutas y vegetales en refrigeración y tanto en comidas caseras como si se come afuera, tratar de aprovechar estos alimentos repartiéndolos entre los presentes.
“Hay que tratar de llevar un registro de la comida que tenemos en el refrigerador, de los que se va a caducar, un porcentaje importante de desperdicios son los productos lácteos porque no nos percatamos de las fecha de caducidad y si es el día de hoy creemos que ya no se puede consumir, las compañías siempre tienen un margen de seguridad de dos o tres días, a lo mejor el yogurt se separa un poco del suero, pero el aspecto no limita la parte nutricional del alimento”, finaliza.