«[El Gobierno de México] ha fallado en implementar verdaderas medidas de conservación y protección dirigidas especialmente a las especies endémicas», acusó Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).– Hace tres días, la agencia internacional Associated Press (AP) informó que el panda gigante, animal endémico de China, salió de la lista de especies en peligro de extinción «gracias a agresivos esfuerzos de conservación», lo que sin duda es una noticia alentadora no sólo para ese país sino para el mundo. Pero, en México, ¿qué ocurre con las especies endémicas? ¿Se invierten esfuerzos para salvar ejemplares como la vaquita marina que se encuentra hoy al borde de la extinción?
Las opiniones se dividen. Por un lado, Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, aseguró que, en general, la pérdida de biodiversidad en el país se debe a que las políticas públicas del Gobierno federal «han ido encaminadas hacia el quebranto de los hábitats de las especies y a la falta de control de animales exóticos».
En el país, de acuerdo con el especialista, existen alrededor de 2 mil 700 especies enlistadas en alguna categoría de riesgo bajo la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, y «año con año se siguen perdiendo ejemplares de dichas poblaciones».
«La vaquita marina, el lobo mexicano, el ajolote… son ejemplos de especies endémicas que se encuentran en peligro de extinción debidoa las políticas equivocadas de las autoridades mexicanas, que permiten la deforestación de bosques y selvas; la destrucción de manglares; la sobreexplotación de productos pesqueros y la falta de control de la tala ilegal», acusó.
Asimismo, dijo, las políticas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) han incentivado la producción de monocultivos, ya que es necesario hacer el cambio de uso de suelo y deforestar para desarrollar los cultivos comerciales.
En el mismo sentido destacó que las políticas de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) han permitido “el uso de artes de pesca no selectivas y bastante destructivas, como en el caso de la vaquita marina y las tortugas”.
Otro de los problemas que evidenció es la falta de inversión en las plantas de tratamiento de aguas residuales que contaminan mares y ríos, ya que provoca que «también se vaya perdiendo ese hábitat de las especies», tal es el caso del ajolote.
«[El Gobierno de México] ha fallado en implementar verdaderas medidas de conservación y protección dirigidas especialmente a las especies endémicas», acusó.
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), México es el cuarto país en el mundo con mayor diversidad biológica y el segundo más rico en diversidad de ecosistemas. Asimismo, la ONG internacional estima que entre el 8 y el 10 por ciento de las especies de plantas y animales terrestres del planeta se encuentran en el territorio nacional y el 1 por ciento son endémicas.
Por otro lado, en este concierto de opiniones, el biólogo Iván Trujano, cofundador del Centro Regional para la Conservación Biológica “Lauro Arteaga”, aseguró que aunque con bajo presupuesto la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) –con el apoyo de universidades públicas– han logrado rescatar del borde de la extinción a especies endémicas del país, entre ellas, al lobo mexicano, el borrego cimarrón, el cóndor de California, el ajolote y el manatí.
«Sin ninguna posición gubernamental –porque yo no soy fiestero del Gobierno, no trabajo para él–, digo que tengo la certeza de que México está pudiendo recuperar a sus especies endémicas, de hecho hay un buen número de ejemplos de especies que se ha logrado traer del borde de la extinción, y otras que no han llegado a ese borde gracias a los esfuerzos que se han hecho por conservarlos», dijo.
Aunado a ello, señaló, los grupos de ciudadanos plenamente capacitados que operan esquemas que la legislación mexicana como las
Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), sistema nacional creado en 1997, que realizan «enormes esfuerzos» para que las especies no lleguen extinguirse, sino por el contrario, recuperen sus poblaciones.
Y ejemplificó: «El borrego cimarrón estaba al borde de la extinción, y gracias a un programa de cría donde estuvo involucrado el Gobierno de Estados Unidos, no desapareció. Fue un programa binacional, que sobre todo incentivó una conveniencia con la gente para aprovechar sustentablemente a la especie».
Olivera reconoció que en casos como el del ajolote mexicano «se ha hecho bastante», sin embargo, en el Ajusco, la extensión de la mancha urbana ha contribuido para que los esfuerzos no sean tan fructíferos. Aunque también se ha trabajado por conservar y reintroducir al lobo mexicano a su hábitat natural, «sigue siendo asesinado por rancheros o gente que considera que son una amenaza para su ganado», lamentó.
PRESUPUESTO INSUFICIENTE
Recientemente, este medio digital entrevistó a la especialista Vanesa Pérez- Cirera, del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo Sostenible y la Equidad Social (IIDSES) de la Universidad Iberoamericana, quien expuso que “el sector ambiental ha sido uno de los más afectados en cuanto a los recortes presupuestales, a pesar de ser el que nos provee de todos los bienes y servicios que usamos como economía. No hay congruencia en la prioridad que se le da”, luego de la reducción del 27 por ciento del presupuesto a la Semarnat en la iniciativa para 2016.
Al respecto, Trujano afirmó que la falta de presupuesto para los programas de conservación es indicador de «una cosa profunda» y corresponde a «la enorme incapacidad que tienen los legisladores mexicanos que están trabajando en los temas ambientales».
«No hay recursos suficientes, ni siquiera necesarios; no hay recursos humanos abocados a este tema; no hay recursos logísticos que permitan a los especialistas hacer su trabajo. No tienen los presupuestos suficientes, no obstante, la capacidad de la gente que da vida a estas instituciones, quienes en su mayoría son científicos preparados, están sacando adelante estos programas. Más allá de que el recurso sea suficiente o no, el recurso humano que han tenido estas instituciones, es lo que ha sacado adelante estos programas», declaró.
En su oportunidad, Olivera lamentó que los programas de la Conanp para la protección no cuenten con los suficientes recursos porque «no hay una prioridad del Gobierno federal».
EL PANDA EN CHINA, UN CASO EXCEPCIONAL
Olivera aclaró que el hecho de que el panda gigante se haya apartado de la lista de especies en peligro, no significa que ya se salvó o que llegó a los niveles poblacionales que algún día tuvo. El panda se ha adaptado bien al cautiverio y por eso la facilidad de recuperarlo, aún así no alcanza los niveles poblacionales de antes».
Y puntualizó en que las características de una especie hacen la diferencia en cuanto a conservación se refiere, «el panda, por ejemplo, es dócil, ¿cómo recuperas a la vaquita marina si no se sabe siquiera si se puede tener en cautiverio?», cuestionó. Sin embargo, en diversas ocasiones, el activista denunció las deficiencias en el programa de conservación del cetáceo endémico, entre ellas, la insuficiente vigilancia en la zona y la falta de uso de artes de pesca alternativas.
Asimismo, recordó que el país asiático es de los principales compradores de especies en peligro de extinción, por ejemplo, la totoaba, que en el intento de los pescadores por atraparla, terminan por enredar y matar a vaquitas marinas.
«Debido justo a la demanda de China, también en México se comercian especies de las que no se conoce su biología. Se exporta el calamar, la medusa bola de cañón, el erizo, el pepino de mar, especies que ni siquiera se consumen en nuestro país y esta demanda de China provoca una sobreexplotación de los recursos marinos», sentenció.