Ethan Hawke es Chet Baker y Don Cheadle es Miles Davis: Locos por el jazz

08/08/2016 - 12:02 am
Dos actores entregados al jazz y a su oficio. Foto: Especial
Dos actores entregados al jazz y a su oficio. Foto: Especial

El jazz, ese género que se niega a morir, tiene figuras que han traspasado las barreras del tiempo con una voluntad de eternidad estremecedora. Los trompetistas Miles Davis y Chet Baker pertenecen a ese Olimpo donde reinan unos pocos y son rescatados por el cine, mediante la labor de dos actores extraordinarios

Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo).- El jazz es el género musical por antonomasia en los Estados Unidos, algo de lo que pueden enorgullecerse con todo derecho los habitantes del país vecino.

El cine no ha hecho la vista gorda con este estilo que ha dado al mundo figuras que han traspasado las barreras del tiempo con una voluntad de eternidad estremecedora. Los trompetistas Miles Davis y Chet Baker pertenecen a ese Olimpo donde reinan unos pocos y ahora son rescatados por el cine, mediante la labor de dos actores extraordinarios.

MILES AHEAD, EL SUEÑO DE DON CHEADLE

Un Miles Davis enceguecido por las drogas, con esa voz apagada y esa trompeta que marcó historia en el jazz, borda con hilos de oro Don Cheadle, el famoso actor nacido en Kansas hace 51 años y que entre otros reconocimientos obtuviera una postulación al Oscar por su protagónico en la inolvidable Hotel Rwuanda.

Miles Ahead es el proyecto personal de Cheadle, al punto de que no sólo la protagonizó, sino que también escribió el guión y la dirigió. Se trata de un “biopic” que rescata un momento en la vida de Miles Davis (1926-1991), el hombre que supo cambiar todas las veces que quiso el género del jazz y cuya existencia, entre la tragedia y la gloria, lo convirtió en leyenda.

Con discos seminales como Kind of Blue, Sketches of Spain, In a Silent Way, sólo por nombrar algunos, Davis legó una obra exquisita a la que Don rinde homenaje con un sonido esencial que es el corazón de su película. En este ítem no olvidemos mencionar la presencia del baterista mexicano Antonio Sánchez, quien participa en la escena final, integrando la banda que acompaña al protagonista.

El filme no es una biografía en el sentido clásico y al terminar de verla uno se queda con cierta sensación de vacío, de azoramiento, como si quisiera traspasar la pantalla y seguir el rumbo que transitó Miles para entender algo de esa genialidad endemoniada o llegar a tocar alguna de esas células que conformaban el todo extraordinario llamado Davis.

Pero al no intentar un afán de totalidad, el filme tiene momentos gloriosos, como las persecuciones de que son objeto y las que ellos también realizan, con arma en mano y drogas en la guantera, Cheadle y su co-protagonista Ewan McGregor, en el rol de un aspirante a periodista que no sabe dónde se mete cuando mete su nariz fisgona en el infierno de Miles.

Muestra además cómo era la industria hace unas cuantas décadas, cuando se negociaba con pistola sobre el escritorio y cuando el negocio de la música también era nido de los mafiosos y cazadores de fortunas.

Es una película con Herbie Hancok y Esperanza Spalding, es un filme donde Don Cheadle a veces parece Miles y otra no puede ser más distinto que el objeto de su investigación. Imperfecto y a la vez luminoso, a Davis le hubiera gustado, por supuesto.

YA SABÍAMOS QUE ETHAN HAWKE ERA ETHAN HAWKE, PERO…

Born to be Blue, para ser justos, tal vez no sea una película alrededor de Chet Baker, sino alrededor de Ethan Hawke, tan magistral es el trabajo que realiza el actor texano para honrar la vida  y la obra de uno de los mejores trompetistas de jazz de todos los tiempos.

Escrita y dirigida por Robert Budreau, quien en el 2009 había dirigido el cortometraje Deaths of Chet Baker, la historia se centra en los ’60, cuando Chet Baker (1929-1988), tratando de recuperar su carrera, se pone a las órdenes de un director de cine para protagonizar una película sobre su vida, en cuyo contexto se enamora de una mujer –Carmen Ejogo-, a quien seduce a pesar de la droga, de su narcisismo, de su inseguridad y de la tensión constante que padecía frente a los músicos que admiraba y al mismo tiempo quería superar, Dizzye Gillespie y Miles Davis.

Hawke, que desde La sociedad de los poetas muertos, pasando por Antes del amanecer, ha entregado muy buenos trabajos al cine contemporáneo, en Born to be Blue enfrenta el papel de su vida y aunque es muy pronto no sería descabellado pensar que con este rol ganará una candidatura al Oscar.

La vida trágica de Baker, que perdió todos los dientes cuando los dealers a quienes les debía dinero le partieron la mandíbula a golpes, hizo que cambiara la técnica de la trompeta y supiera también imprimir un estilo sensual y susurrante como cantante de baladas de jazz.

Hawke, en la interpretación de un genio perdedor como pocos, habita en ese universo de Chet, donde todo es triste y tremendamente hermoso en forma simultánea, con el que aprendimos que la música a veces no puede salvar a quienes la crean, pero sí pueden nutrir de manera esencial a quienes la escuchamos.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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