Para este país, el turismo en una de las principales fuentes de ingreso, sin embargo, los mayores beneficiados no son siempre los habitantes de las comunidades asentadas cerca de estas áreas, pues pese a que las autoridades aseguran que el ecoturismo se hace bien en México, no se ha podido encontrar un punto medio entre desarrollo socioeconómico y sustentable.
Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).– El ecoturismo es, por definición, una herramienta para llegar al desarrollo sustentable a través de la búsqueda de la mejor calidad de vida de las poblaciones y la preservación del ambiente. En México, es desde hace por lo menos 20 años es una alternativa para impulsar ciertas comunidades rezagadas, pero ¿realmente da resultados positivos?
Para conocer el impacto que esta actividad genera en términos ecológicos y sociales, Miguel Ángel Pinkus Rendón, investigador del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (Cephcis UNAM), y Manuel Pinkus Rendón, investigador del Centro de Investigaciones Regionales «Dr. Hideyo Noguchi» de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), iniciaron un proyecto de investigación en la Reserva de la Biosfera Ría Celestún.
“Cuando se plantea el ecoturismo, en áreas naturales con belleza escénica o protegidas, se supone que es una herramienta para llegar al desarrollo sustentable, el uso de los recursos para dejarlo para las generaciones futuras. El problema que existe, es que desde su creación se habla de que es de bajo impacto, es decir, como se supone que es de bajo impacto hacia el ambiente, cuando se hacen los senderos o se trazan los caminos dentro de las áreas naturales protegidas se supone que se busca el menor daño hacia la naturaleza, pero también lo es porque de toda una comunidad que se encuentra dentro de estas áreas, no todos pueden estar haciendo ecoturismo, y ése es uno de los problemas que se ha visto en varias áreas en las que hemos trabajado», dice el doctor Miguel Ángel Pinkus a SinEmbargo.
Cuenta que en Celestún encontraron que las personas que entran como cooperativistas muchas veces se siguen dedicando a la pesca, pues les deja más dinero que dedicarse a dar viajes en lancha.
“De repente hay muchas cooperativas y hay una competencia entre ellos, son muy pocas las personas que pueden percibir un dinero que les alcance para vivir solamente del ecoturismo, hay gente que lo que hace es tomarlo como una alternativa», explica.
Y continúa: “El ecoturismo no puede ser una alternativa para toda la gente, porque si empiezas a involucrar a muchas personas sucede lo que ha pasado hasta ahorita, no salen los suficientes viajes y entonces no vas a poder recuperar el dinero. Lo opción es ofrecerlo a menos personas para que tengan mejores ingresos y no tengan que competir entre ellos».
Entonces, ¿es posible que México encuentre ese balance entre sustentabilidad ambiental y desarrollo económico?
«Híjole, ese es un debate muy grande, desde que se acuñó el término de ‘desarrollo sustentable’ entró en mucho conflicto, por un lado dices ‘si estás haciendo uso de recursos no puedes estar hablando de desarrollo’, es una polémica. Pero los que han podido entablar esto hablan de que son tres esferas las que se tienen que tocar cuando hablas de desarrollo sustentable: el aspecto ambiental, o sea, que no haya un impacto tal, pero a su vez también tienes que hablar de un desarrollo económico para mejorar la calidad de vida, y al mismo tiempo que sea socialmente viable, es decir, que mucho participen en este desarrollo. Eso es lo difícil».
«Realmente llegar a un desarrollo sustentable es complicado y más si partimos de que en lugares donde se oferta el ecoturismo ya son muy grandes y ya no puedes decirle sólo a pocas personas que participen», acepta Pinkus Rendón.
El experto cuenta en entrevista que algunos ejemplos exitosos de ecoturismo se pueden ver en países como Cuba y Costa Rica, y lo han logrado debido a que – al contrario de las políticas públicas – inician de abajo hacia arriba. «Donde las comunidades se encuentran involucradas, que toman como suya tanto las reservas como las actividades del ecoturismo, son los que más conocen del entorno en donde se asientan”, dice.
En México, sin embargo, los casos de éxito y beneficios son «muy pocos», en palabras del especialista, y los principales beneficiados, como siempre, son los turistas y las dependencias de gobierno:
«Los turistas sí se ven beneficiados, pues compran la belleza escénica, de los paisajes, la entrada a las áreas naturales protegidas y también las cooperativas, pero no puedes beneficiar a toda una comunidad”.
«Los administradores de las áreas naturales protegidas, las diferentes instancias gubernamentales son las que luego se paran el cuello para decir que en determinado lugar sí se está llevando el ecoturismo como debe de ser, a pesar de que tenga estas deficiencias”, finaliza.