Especialistas, Organizaciones No Gubernamentales y habitantes de comunidades indígenas de Campeche acusaron que la consulta del Gobierno a los pueblos para saber si están de acuerdo o no con la siembra de soya transgénica es sólo una simulación: las autoridades no ven la destrucción que causa y apoya a las empresas transnacionales que la producen.
Ciudad de México, 29 de junio (SinEmbargo).– El cultivo de soya transgénica está impactando de manera negativa la identidad cultural, la economía, la salud y otros aspectos importantes de las comunidades indígenas en diversas zonas del país, principalmente de la Península de Yucatán, sin que las autoridades actúen para evitarlo; al contrario, apoyan a las empresas transnacionales para que logren sus cometidos, denunciaron expertos, organizaciones de la sociedad civil y representantes de los pueblos afectados.
Gustavo Huchín, del Colectivo Apícola de los Chenes, Campeche, acusó durante un foro de discusión sobre el tema de la soya transgénica, llevado a cabo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que desde que la empresa Monsanto comenzó a sembrar la soya genéticamente modificada en la región, observó una baja en la producción de miel y excesiva mortandad de las abejas.
Irma Gómez González, del Colectivo Sin Transgénicos Ma OGM, recordó que en el año 2001 comenzó la siembra experimental de soya transgénica en Campeche y nadie lo sabía; para el 2011 se aprobó el programa piloto y se destinaron 30 mil hectáreas para la península; finalmente, en 2012 se autorizó el permiso comercial por 253 mil hectáreas para todo el país.
En el mismo año se interpusieron dos amparos y se dio la primera suspensión del permiso para la siembra de soya genéticamente modificada, no obstante, se continuó llevando a cabo. El año pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió una sentencia para prohibir dicha siembra hasta realizar la consulta.
Ante ello, Huchín reconoció: «es un hecho histórico porque en realidad nunca se nos había hecho caso a nosotros los indígenas, nuestros derechos son pisoteados sistemáticamente y nosotros los mayas de la Península de Yucatán amamos la naturaleza».
No obstante, cuestionó el actuar de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), «¿cómo van a utilizar esta consulta? ¿Va a ser simplemente un requisito? ¿Va a ser simplemente una consulta? ¿Cuando termine la consulta ahora sí que se siembre la soya transgénica?»
«Nosotros no queremos eso, queremos que se respete nuestra decisión, no queremos que se siembren transgénicos en nuestro territorio», puntualizó.
Hoy por hoy se realiza el proceso de consulta, sin embargo, organizaciones y ciudadanos que conforman la Misión de Observación de la Consulta al Pueblo Maya sobre la siembra de soya genéticamente modificada denunciaron recientemente que han habido diversas irregularidades, entre ellas, falta de información clara y precisa, escasez de imparcialidad por parte de las autoridades, presión para obligarlos a apegarse a procedimientos previamente planificados y deficiencias en la traducción para su lengua materna.
Jorge Fernández, de la organización Indignación A.C., señaló que efectivamente la consulta es un requisito, «es una consulta, no un consentimiento», lamentó.
De acuerdo con Humberto Guerrero, del Centro de Análisis e Investigación Fundar, «algunos poderes han privilegiado la protección de intereses privados, el Poder Judicial se convierte básicamente en la última línea de defensa que tienen los pueblos y las comunidades en un contexto donde los megaproyectos de distinta índole nos están avasallando».
DAÑOS POR DOQUIER
La muerte de las abejas provoca que las comunidades indígenas que se dedican a la apicultura, tengan problemas para mantener a sus familias.
«La soya transgénica está acabando con nuestras abejas […] Si de por sí nuestra situación económica en el medio rural es precaria, con la desaparición de la producción de miel va a ser tantito peor, ¿qué va a suceder, cómo le vamos a hacer? Esa es nuestra preocupación como apicultores y de todo el pueblo maya, ¿por qué el Gobierno no nos respeta nuestros derechos? Cuando se sembró la soya nunca nos consultaron, nunca nos preguntaron», acusó Huchín.
Otra de las implicaciones negativas causadas por este tipo de siembras es el daño al medio ambiente, provocado por la deforestación, el uso de agroquímicos y la propia muerte de las abejas.
Gómez González señaló que entre 2005 y 2015 se perdieron casi 60 mil hectáreas de selva en Hopelchén, municipio que presenta la taza más alta de deforestación a nivel nacional. En dicha zona se siembra también sorgo y maíz.
«Es un proceso continúo la deforestación, cada que uno sale a recorrer las zonas, ve más y más áreas deforestadas en todas las etapas, te puedes encontrar zonas pelonas, otras con árboles caídos, quemados. Se puede ver todo el proceso de deforestación. Se han encontrado áreas de mil hectáreas que se deforestan de golpe. Cosas como las que pasaron en Tajamar son bastante comunes en Hopelchén», aseguró.
Los cerros son deforestados para dar paso a la ganadería y pequeñas lagunas son destruidas. Además, el uso excesivo de plaguicidas, entre ellos, el glifosato, provocan daños a la salud pública. En un video proyectado durante el foro, Monsanto, Bayer, DuPont, entre otros, fueron acusados de ser «los laboratorios dedicados a envenenar al mundo».
MÉXICO, IMPORTANTE EXPORTADOR DE MIEL
Rémy Vandame, del Colegio de la Frontera Sur, Ecosur, destacó que México es el tercer mayor exportador de miel a nivel mundial y el 85 por ciento del total de la miel nacional es exportada principalmente a Europa.
Asimismo, el también miembro de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), reveló que a nivel internacional, el 90 por ciento de las plantas silvestres dependen de las abejas para su polinización y el 33 por ciento de los cultivos también necesita de dichos insectos.
«Las abejas son riqueza biológica, cultural, pero también económica. Estamos poniendo a las abejas en una telaraña que tejimos nosotros como especie humana, con el cambio de uso de suelo, agricultura intensiva, plaguicidas, transgénicos, patógenos, cambio climático, etcétera», puntualizó.
Por ello reconoció la importancia de consultar a los campesinos en todo proyecto agrícola que se pretenda desarrollar.