Guerrero: el Estado, ¿no puede… o no quiere?

El priista Héctor Astudillo, Gobernador de Guerrero. Foto: Cuartoscuro

El priista Héctor Astudillo Flores, Gobernador de Guerrero. Foto: Cuartoscuro

La violencia y el olor a sangre se han recrudecido en las últimas semanas en Guerrero, lo mismo que la histórica impunidad que ha hecho de ese estado uno de los más pobres y con mayores rezagos del país.

A las cifras negras, donde destaca entre las entidades de mayor pobreza, desempleo y educación, hay que agregarle las de inseguridad, donde se sitúa en los primeros lugares, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y diversas organizaciones civiles.

Los gobernadores que han estado al frente de la entidad han sido acusados de corrupción, de ligas con el crimen organizado, de peculado, de enriquecimiento ilícito, etcétera, pero nadie desde la Federación los ha puesto en orden y las instituciones de procuración de justicia no les han tocado el pelo… Y esto no es de hoy, es una cadena de impunidad que suma ya décadas.

A poco más de un mes de asumir la gubernatura en Guerrero, el priista Héctor Astudillo Flores va por el mismo camino de sus antecesores y, el lunes pasado, por ejemplo, cuando la prioridad en su estado es frenar la violencia que generan los grupos del crimen organizado, que incluye también la participación de policías y funcionarios públicos en los niveles estatal y municipal, llegó a la Ciudad de México para dar una conferencia en la Secretaría de Gobernación (Segob), donde le dio más peso a los logros de la entidad en materia de “turismo de romance” que a la pérdida de cientos de vidas en apenas los primeros días de su sexenio.

Astudillo Flores tiene que afrontar, cuanto antes, los compromisos pendientes con los

Normalistas de Ayotzinapa y sus familias, con campesinos, con maestros, con familiares de desaparecidos por todo el estado, con empresarios y con los ciudadanos en general que le reclaman justicia y seguridad en la entidad.

Pero también el Estado debe dejarse de triunfalismo y dar la cara por su estrategia que ha sido rebasada en ese estado, pese a los millones de pesos y recursos humanos invertidos. El Gobierno federal simplemente no ha podido reducir un ápice la situación criminal en Guerrero y, al contrario, su presencia ha agudizado la crisis, a pesar de que recientemente Miguel Ángel Osorio Chong visitó Acapulco y presumió grandes avances.

En esta ola violenta se han registrado matanzas masivas en las que han muerto incluso menores de edad, extorsiones, balaceras y cierre de empresas y escuelas.

La semana pasada, maestros de al menos 800 escuelas de las mil 200 que se encuentran en la Región Acapulco-Coyuca de Benítez adelantaron vacaciones por la inseguridad, la extorsión y el miedo a que les roben hasta el aguinaldo, afirmó el secretario de Organización de la sección 14 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Martín Radilla Mendiola.

Y ayer, luego de que el Gobernador presumió que el “turismo de romance” va viento en popa, un grupo multidisciplinario de la Fiscalía de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la Procuraduría General de la República (PGR) recuperó al menos 19 cuerpos, ocho de ellos semicalcinados y más restos óseos en una barranca de 500 metros de profundidad de la comunidad de Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo.

Fuentes de la Fiscalía informaron que del 8 al 11 de diciembre, a partir de una diligencia anónima, la Fiscalía de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la Subprocuraduría de Derechos Humanos inició el rescate de restos en Chichihualco.

En el fondo de una barranca de 500 metros, fueron rescatados nueve cuerpos completos, ocho semicalcinados y restos óseos diversos, confirmando que, en una primera evaluación son al menos 19 personas, “pero pueden ser más”, expuso la fuente.

La situación es cada vez más complicada para los habitantes de la entidad, quienes están cercados por la delincuencia de todo tipo, pero a los que ni los gobiernos local ni el federal escuchan. Esa falta de interés por los problemas de la sociedad agobiada da qué pensar, pues es increíble que con tanto dinero, policías locales y de la Gendarmería, soldados y marinos, la Federación no entregue resultados contundentes. No se sabe entonces si en realidad no pueden o simplemente no quieren, vaya usted a saber por qué, atacar a los grandes criminales.

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