En un día, dos informes terminaron de enterrar a dos personajes que se veían a sí mismos como posibles candidatos de sus partidos a la presidencia de la república: A Marcelo Ebrard lo arrolló el informe de la Línea 12, y al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, se le atravesó el de la Comisión Nacional de Derechos Humanos que señala que, efectivamente, el niño que murió en una manifestación, fue asesinado por una bala de la policía. Es cierto que ambos estaban ya boqueando, pero con la esperanza de que los respectivos informes los exoneraran.
Se puede argumentar que es demasiado temprano para que los partidos tengan candidatos a la presidencia de la república, y por supuesto que sí, pero para que el niño nazca hay que trabajarle desde antes. Ni PAN ni PRD tienen un baraja demasiado amplia, al contrario, son pocos los posibles y descontando. Pero sobre todo, no es lo mismo generar un candidato desde el gobierno, como lo fue Felipe Calderón, que desde la oposición, como en los casos de Vicente Fox, Enrique Peña Nieto o el mismo Andrés Manuel López Obrador; los tres comenzaron a construir sus respectivas candidaturas más o menos en el segundo año de gobierno del presidente que los antecedió, y los tres lo hicieron desde una gubernatura o la jefatura de gobierno del Distrito Federal.
Tanto el PAN como el PRD tienen muy complicada la construcción de un candidato. El PAN se quedó solo la esquina del norte: Sinaloa, Sonora, Baja California y Baja California Sur, y en el centro con Guanajuato y Puebla. Ninguno parece de sus gobernadores, salvo el de hoy descartado de Puebla, parece levantar cabeza. El PRD tiene gobernadores en Morelos, Tabasco, Guerrero y el Distrito Federal. Mancera en el D.F. va de bajada y en patines y el único que en este momento de ve que podría dar la batalla en este partido es Graco Ramírez desde Morelos. Además, no se ve que puedan dar la batalla en ninguno de los estados que cambian gobernador en 2015 salvo donde ya gobiernan y con riesgo de perderlas si no van en alianza (Guerrero para el PRD, y Baja California Sur y Sonora en el caso del PAN).
La otra opción que tiene los partidos de oposición es construir una candidatura desde el Senado o la Cámara de Diputados, que es lo que intentará, entre otros, el líder panista Gustavo Madero, pero es francamente difícil, por no decir imposible, sacar un candidato competitivo desde las Cámaras. No solo por la mala imagen que arrastra los legisladores en general, sino por las amarras que impone el cargo. Por la misma razón, Morena difícilmente podrá (en el remoto caso de desearlo) tener un candidato distinto a Andrés Manuel López Obrador.
Es muy temprano para decirlo, pero los partidos de oposición ya van tarde en la carrera al 2018.