Los panistas, más allá del bailongo

15/08/2014 - 12:02 am

No deja de sorprenderme la hipocresía y la mochería del PAN… y de los medios. Hubo un linchamiento moral a los panistas que bailaban alegremente con las chicas vallartenses, sin que se hubiera probado jamás que la casa y las chicas hayan sido pagadas con dinero público, que es lo que sí constituye un delito. Si tienen novia, amante o hacen fiestas, es un asunto estrictamente privado en el que los medios no nos deberíamos de meter. El tema importante no es lo que hicieron en Puerto Vallarta sino en la reforma energética. Si la reunión en la playa tenía como objetivo preparar sus posturas ante las reformas de Peña, me queda claro que sí pusieron en práctica los acuerdos: también en la Cámara se dedicaron a cachondear.

La pregunta de fondo es qué le pasó al PAN que, en apenas doce años en la presidencia, pudrió a una generación completa de políticos que sucumbieron ante el poder y la corrupción. El ideólogo panista Carlos Castillo Peraza dijo, a propósito de los primeros jóvenes que llegaban a poder bajo las siglas de su partido, que el problema de esa generación era que se subían a un ladrillo y les daba mal de altura. Los panistas no son, hay que dejarlo bien claro, ni más ni menos corruptos que los priistas o los perredistas pero son, en general, más descuidados con las formas.

¿Cómo se explica esta especie de ethos panista que se repite en todo el país? Me parece que hay dos factores que, a manera de hipótesis, valdría la pena explorar. La primera es que los priistas, y por lo mismo muchos de los perredistas, crecieron políticamente en las filas del partidazo y sus famosas reglas no escritas que, para fines prácticos, eran máximas que transmitían oralmente el conocimiento de la política. Todo político tenía un mentor que a su vez había tenido una mentor que les transmitía todas la mañas, las consejas, el manejo de los tiempos e incluso las formas de corrección política: todos son manerosos, sonrientes y sobreactuados. Eran (son) profundamente corruptos, pero aún en eso existen reglas no escritas que limitan qué le toca a cada quién. Cuando los panistas llegaron al poder no solo no tenían referentes de poder, tampoco había quién marcara los límites a estos jóvenes.

El segundo factor, me parece, tiene que ver con la formación. La mayoría de los cuadros panistas son egresados de universidades privadas en las que los valores de referencia son estrictamente económicos. Fueron educados para hacer negocios, y llegan al gobierno a hacer negocios; fueron aleccionados  como “élites”, y se sienten  superiores a la mayoría de los mexicanos. El tipos de escándalos en los que se ven involucrados los cuadros panistas tiene que ver fundamentalmente con negocios realizados desde el poder y con prepotencia (un perfil, por cierto, que comparten con los del Partido Verde).

El problema del video de los panistas no es, pues, lo que muestra, sino lo que significa.

en Sinembargo al Aire

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