Con menos de 24 horas de diferencia los dos grandes operadores de Peña Nieto, Videgaray y Osorio Chong, reconocieron que las cosas no están saliendo como las planearon. El Secretario de Hacienda dijo que el crecimiento “mediocre” de la economía mexicana debería ser un “llamado de atención” para hacer las reformas, mientras que el de Gobernación, dice que en Michoacán están “estancadas”. Los dos son eufemismos: el crecimiento de la economía no es mediocre, es pésimo, sobre todo porque la expectativa era el doble; en Michoacán las cosas no está estancadas, por el contrario, empeoran día a día.
Algo está pasando en el gobierno que las cosas no están saliendo como esperaban y, peor, como esperábamos. El mal resultado económico tiene mucho que ver con lecturas mal hechas sobre la economía estadounidense, pero sobre todo con una problema operativo de la Secretaría de Hacienda. El afán de control de los nuevos funcionarios, que tiene su parte plausible sobre todo en lo referente a meter en cintura a ayuntamientos y a los gobiernos de los estados, ha provocado que el dinero no fluya. A lo largo y ancho del país las obras están paradas y la economía sofocada.
En Michoacán las cosas no están funcionando porque nunca hubo claridad de qué se quería. Dicho de otra manera: no se puede decir que se estancó algo que nunca arrancó. La política fue dejar pasar y cuando el calor de las llamas comenzó a llegarle al gobierno federal mandaron un escuadrón de bomberos que tuvo que tumbar muros para apagar el fuego. Fue, en el mejor de los casos, un ejemplo de política reactiva, esa que se supone, no querían hacer.
Peña Nieto está a seis días de rendir su primer informe. En estos nueve meses su gobierno ha sido incapaz de articular algo que se parezca a una esbozo de política de seguridad. Tienen muy claro el discurso, sus anuncios en radio y televisión son impecables, pero no tienen claro cómo quieren operar. Algo similar sucede en el ámbito económico. La lógica de control de la Secretaría de Hacienda va a contrapelo de la necesaria activación de la economía. Es cierto que las taras de nuestro sistema impiden que aspiremos a crecimiento más allá de 3.5 por ciento y que para ello hay que hacer las reformas, pero las reformas no se van a traducir en eficiencia gubernamental.
En política los eufemismos tienen una función nada despreciable y es que no nos de un infarto cada que un funcionario salga a cuadro. Si el Secretario de Hacienda nos dice prepárense que ya nos cargó el payaso o el de Gobernación que Michoacán es ingobernable, arde Troya. Pero todos sabemos que en política cuando se dice que las cosas están más o menos es porque están mal y si dicen que están mal es porque está pésimo.
El Informe debe ser una oportunidad para reconducción la política, para aterrizar el discurso en temas muy concretos en seguridad y desarrollo económico. De poco sirven los grandes golpes mediáticos y los grandes acuerdos si la seguridad y el empleo no llegan.