Esta es la noticia:
Distrito Federal.– Los índices de pobreza y pobreza extrema en Chihuahua en 2012 se redujeron de manera significativa con relación a los niveles reportados en 2010, según lo dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). La pobreza en Chihuahua presentó una disminución de 3.5% al pasar de 38.8% en 2010 a 35.8 en 2012.
Con referencia a la pobreza extrema, de 6.6% en 2010 paso a 3.8% en 2012, es decir, de 231 mil 900 reportados en 2010 a 136 mil 300 personas en 2012, 95 mil 600 chihuahuenses menos en pobreza extrema. Poco menos de la mitad. En términos puntuales, en dos años cien mil chihuahuenses dejaron la pobreza extrama para pasar a ser simplemente pobres.
Esta es una buena noticia pues el estado de Chihuahua es fundamentalmente industrial, produce riqueza enorme para los grandes potentados de las finanzas mundiales, y realmente no deberían existir pobres en esta frontera. Además, en Ciudad Juárez, donde vivimos el 40% de los habitantes del estado, el impacto de «Todos somos Juárez» debe haber influido pues en dos años se añadieron recursos que equivalen al importe de tres presupuestos anuales del gasto total del municipio, de donde se ve y se aprende que la federación debiera programar esfuerzos de apoyo extraordinario en todos los rubros para cada una de las cien grandes ciudades.
Además, el impacto de la guerra sufrida por este estado y la expulsión de miles de familias, y los altos niveles de homicidios que afectaron directamente a los sectores más depauperados pudiera indicarnos que los pobres se fueron de Chihuahua, a otros estados o a la tumba.
Pero veamos cuáles son los rubros de disminución de la pobreza extrema. Mejoró el ingreso familiar referido a quienes tenían una captación de recursos inferior a la línea de bienestar mínimo, es decir, menos de 350 pesos por semana, ahora tienen ingresos por unos 450 pesos semanales.
También mejoraron las familias que sin estar en la pobreza extrema superan la llamada «línea mínima de bienestar», es decir, las familias con un ingreso de más de 400 pesos y menos de 500 pesos por semana. Esta sí es buena noticia, pues en la frontera es imposible vivir con menos de un salario mínimo por familia. El simple costo del transporte público por una persona consume el 40% de la línea de bienestar básico. Pero siempre la mejora del ingreso familiar será un buena noticia, y debe ponderarse, porque no es resultado de las políticas públicas estatales, sino se trata fundamentalmente de las acciones de inversión de la sociedad, e invertir en estas condiciones de guerra es verdaderamente aventurero, así que debemos subrayar: este mérito de los chihuahuenses.
Mejoró el acceso a las oportunidades educativas: efectivamente fue notable la apertura de escuelas y la prolongación de la jornada educativa, merced a la alianza que se dio entre estado y federación, pero también se advierte una disminución en la demanda educativa en los niveles de primaria. Disminuyeron las carencias por calidad y espacios de vivienda: obviamente, pues el problema grave de Ciudad Juárez no es la falta de viviendas sino las viviendas abandonadas, por lo menos unas 100 mil casas quedaron deshabitadas, así que viviendas no faltan, ¡sobran! Aumentaron los hogares con servicios básicos en la vivienda: exactamente al salir de la ciudad miles de personas, la oferta de servicios básicos sube proporcionalmente, la misma oferta con menos demanda.
A contrapelo, son mayores las carencias por acceso a la alimentación. Es contradictorio que los pobres ganen más pero coman menos, y eso se debe a que los costos urbanos de la vida en Chihuahua son altísimos. Aquí todo se tiene que comprar con dinero, y con sueldos muy bajos en lo general con un techo de 700 pesos. Por semana, los juarenses distribuyen su ingreso de manera diferente a como lo hacen en otras regiones donde tienen acceso a complementos adicionales al salario.
También las carencias de accesos a seguridad social se mantuvieron igual. Esta es una explicación complementaria de la anterior, ganamos un poco más en efectivo, pero se gasta mucho para vivir en estas tierra, antes de pensar en comprar la comida, finalmente los jóvenes no tienen que comer tanto, pues tienen como modelos de belleza a huesos forrados.
Pero «haiga sido como haiga sido» son buenas noticias, aunque sólo sean percepciones en un mar de soledades. Y sin reservas gritamos ¡viva Chihuahua!