¡Adelante profesores!

07/05/2013 - 12:00 am

El rasgado de vestiduras ha llegado a su máxima expresión: es intolerable que los maestros hayan apedreado y quemado los locales de los partidos políticos en Guerrero.

La ira anti-profes ha sido tanta, que sólo fue superada por la furia judía cuando Jesús llego al templo, y látigo en mano expulso a los mercaderes, o cuando la plebe francesa rodeó el Palacio Real exigiendo pan a Luis Catorce, cuando asombrada, María Antonieta propuso ofrecerles pasteles al no haber suficiente pan. O cuando las buenas conciencias de la Colonia estallaron contra los miserables que acompañaban a Hidalgo, tomaron el Granero de Granaditas y se repartieron los alimentos que ahí se almacenaban.

Todas las buenas familias de Judea, Francia y la Nueva España estallaron en voces pidiendo que se crucificara a Jesús, se dispararan los cañones contra la turba, y se lanzara al Ejército contra los harapientos; y ahora por el magnavox televisivo exigen, desde su confort, que se aplique la ley sin misericordia contra los maestros. «Hay que recuperar el Estado de Derecho», exclaman con voz histérica la gran mayoría de los conductores y locutores de radio y televisión.

Para que no vayan a considerar que hago la apología de un delito sólo por razones didácticas, haré algunas comparaciones, anteponiendo las inefable frase de que » todas las comparaciones son odiosas»:

En pascua de 00 N/E, Cristo arrojó a los mercaderes del templo porque estos habían convertido el lugar sagrado en un sitio de transacciones terrenales, donde se vendían mercancías a precios de «judíos», y hacer eso era totalmente inmoral. Por eso Cristo estalló en cólera y fue crucificado. Sin embargo la enseñanza de aquel atrevimiento se recuerda y justifica como valioso aún dos mil años después.

En 2013. ¿Que acaso los locales de los partidos no fueron construidos con dinero del pueblo para ser templos levantados en honor a la democracia?, así como los templos de Afrodita, Zeus, o Atenea, que alababan a diferente Dios pero todos honraban lo sagrado? ¿Que no han sido convertidos esos templos en mercados donde se vende la dignidad del hombre, manipulando entre los sacerdotes del lugar a sus seguidores como si fueran mercancías al mejor postor? ¿Que acaso no es en esos «templos a la democracia», donde se usurpa mata, roba y prostituye con maldad prolija al ser que lleva su misma sangre, al padre, a la madre, a la hija? Como diría un jacobino revolucionario en la palestra del constituyente, yo más que indignarme creo que a los profes se les están escapando muchas sedes partidarias a lo largo de todo el país. Por lo menos tres edificios por capital de cada estado.

En 1789, los franceses hartos de hambre y miseria se arrojaron al Palacio de Versalles a las afueras de París para gritar el odio que sentían contra la aristocracia que los había explotado durante cientos de años, y contra estos reyes que habían llevado a la quiebra al país. María Antonieta era conocida como «Madame Déficit» por el gasto generado para sostener su patética vida de lujos, alajas, ropajes sofisticados y una corte de amigos corruptos y simuladores que vivían a expensas de las arcas públicas.

La ira popular no bajó por los siguientes cinco años y en ese lapso destruyeron la estructura parasitaria de la nobleza francesa. Finalmente, después de haber cortado la cabeza a los reyes y a los mismos fundamentalistas, la plebe parisina fue dispersada a cañonazos por un joven general que se convirtió en el emperador Napoleón.

En 2013, ¿acaso no fue una vida de lujos inaceptables de la principesca Gordillo, lo que indignó a los maestros inicialmente?, ¿no fueron miles de voces las que se alzaron contra ella? Pero fue sostenida contra viento y marea por el poder político como «la reina laica de la educación»… Entonces no debieran asombrarse de que la furia de los profesores persista aún después de que cayó en las mazmorras de Santa Martha, porque nunca será suficiente para la plebe la caída de los símbolos de su esclavitud, esto sólo será el impulso inicial para cambiar sus condiciones de vida. Hasta que llegue un valiente general y los disuelva a cañonazos, pero ojalá y en el camino desarticulen la maquinaria corrupta sindical que los ha ahogado durante su vida laboral. Así los celebraran nuestros nietos como nosotros festejamos la toma de la Bastilla cada 14 de julio.

En 1810, los indígenas y mestizos se lanzaron sobre Guanajuato, símbolo de la riqueza novohispanica, y especialmente sobre la Alhondiga de Granaditas porque ahí se guardaban maíz, frijol y armas de los potentados españoles. De Guanajuato salieron a la Ciudad de México, pero les temblaron las rodillas y después fueron perseguidos por el Ejército realista hasta la Acatita de Baján en Coahuila y llevados a Chihuahua donde fusilaron a sus líderes originarios.

En 2013, ¿acaso no son los dirigentes de los partidos políticos los que simbolizan para los maestros la conspiración, legislación y la destrucción del único patrimonio real de los asalariados del gis, «la estabilidad en su trabajo»; mientras que ellos, los políticos de la élite, mantienen sus prerrogativas millonarias, sus sueldos y modo de vida casi tan ostentoso como el de la Reina Esther. Esa riqueza abusiva representa las ausencias en la mesa del profe rural y semi urbano con riesgo de perder la chamba por obra y gracia de los almidonados.

Ahora se encuentran sorprendidos de la furia magisterial, como los comerciantes de Guanajuato que gritaban a la chusma, «¿Por qué destruyen la Alhondiga si es de todos? Todos podemos guardar ahí nuestro grano». Pero no advertían que los campesinos de Hidalgo no tenían grano que guardar.

Así, los políticos y editorialistas actuales reclaman a los maestros «¿Por qué bloquean la carretera si es de todos? Todos podemos ir de vacaciones a Acapulco o a Cancún», pero no advierten que los profesores temen no volver a salir de vacaciones si pierden su empleo. O al menos esa percepción tienen y fue una percepción que la Reina Esther hizo crecer, con el coro de sus cortesanos que cinco horas después la traicionaron. Los profesores civilizados que ayer se cortaban las venas por su reina hoy la olvidan en sus paseos de la cárcel al hospital diciendo: «ella se lo buscó».

Con esos antecedentes, ¿quién les va a confiar el futuro de los nietos? ¿Qué les van a enseñar?, «traición uno» y «puñalada trapera dos». Ciertamente que los políticos esperan que las fuerzas armadas persigan a los líderes magisteriales por todo el país hasta destruir pronto el movimiento. Porque a los diputados les preocupa que se les exija un examen de Historia de México, Aritmética y Ortografía para poder postularse a cargos de elección, por eso gritan ellos y las televisoras: “Examen sí pero sólo a los maestros”, porque Diputado y presentador de noticias cualquiera lo es.

A nosotros sí nos preocupa el futuro de los profesores. Advertimos la fuerza de su razón y de sus causas, pero hacer historia exige sacrificios, y quisiéramos que se limpiara el mundo de la educación: que sólo fueran maestros los que van al salón de clases, que se les pagara bien y se les respetara su autonomía sindical. Nos preocupa su futuro porque es el futuro de nuestros hijos y sus hijos. Un edificio se reconstruye y con mejoras, pero la educación ¿cómo? Son mucho más valiosas las percepciones de seguridad laboral y de justicia de quienes están con los niños del país todos los días que las oficinas partidarias y con mucho. Pero quién sabe qué pasará mañana si no logran la solidaridad general de sus compañeros.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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