Nombre: Alberto Herrera Aragón.
Originario: Guadalajara, Jalisco.
Profesión: Licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Puesto: Director en México de Change.org
Hoy en día, Change.org es quizás la plataforma de peticiones más famosa de toda el mundo. Con apenas cinco años de existencia, ya cuenta con oficinas en los principales países del mundo y México no es la excepción.
Hace año y medio, la cabeza de esta plataforma que ya lleva tres años en nuestro país es Alberto Herrera Aragón quien define a esta experiencia como “muy interesante” por muchas razones.
«Change.org es un startup sumamente dinámico, ágil, que forma parte de estos emprendimientos de la industria de la tecnología, que ayuda a poner herramientas en manos de la gente para que pueda generar cambios y pueda transformar su entorno».
El crecimiento de la plataforma ha sido exponencial en los últimos meses y en sólo dos años el número de sus usuarios se ha elevado de 600 mil a 2 millones, de los cuales 26 mil firman peticiones todos los días, dando lugar a más de 180 peticiones que han logrado su objetivo: desde cosas tan complejas como la elaboración de leyes hasta asuntos más locales e inmediatos como la reparación de una banqueta.
“Creo muy firmemente que el asunto del uso de los medios digitales y de la tecnología es el futuro de muchas cosas. Es el futuro del diálogo democrático en una sociedad, es el futuro de las herramientas de movilización social, es el futuro de la regulación del diálogo entre actores políticos, sociales, etcétera. En este sentido, Change se ubica en una vanguardia muy interesante de algo que puede generar muchísimas más cosas de las que incluso ya hemos visto que ocurren dentro de la plataforma”, agrega
–¿Se menosprecia mucho el papel de las plataformas digitales?
–Creo que menospreciar el papel de las plataformas digitales es menospreciar el papel de la comunicación. Y al final, las batallas políticas se dan fundamentalmente en el ámbito de la comunicación… Al final, es la producción de mensajes comunicativos.
Esos mensajes comunicativos se pueden generar a partir de diferentes espacios, de diferentes plataformas, de diferentes medios y definitivamente la Internet permite un nivel de dinamismo en la emisión de esos mensajes y en el flujo, sumamente amplio.
Menospreciar el internet porque es algo que sucede en el ámbito de lo digital no tiene ningún sentido. Me parece que es no comprender la relevancia de la comunicación y la construcción de las relaciones políticas.
–Hay comunidades que no tienen acceso a la tecnología.
–El acceso a Internet, al igual que el acceso a cualquier otro medio de comunicación.. a cualquier otra herramienta presenta retos muy importantes. La falta de alcance de ciertos sectores de la población al internet no es lago privativo de la internet, es como la falta de acceso a libros o la falta de acceso a periódicos o la falta de acceso a cualquier otro medio de comunicación.
Ahora: ¿Se debe de incrementar la posibilidad de que la gente acceda a Internet? Por supuesto. Porque es una herramienta fundamental de comunicación, porque es una herramienta fundamental de vínculo de la sociedad para que dialogue, entre a la propia sociedad y con las autoridades y los tomadores de decisiones.
Estoy absolutamente seguro de que es algo que va a suceder en muy corto tiempo… En la medida en la que se amplíe, pues se ampliarán también las posibilidades que la sociedad tenga para expresarse, para hacerse escuchar, para poder utilizar herramientas como Change.org, que al final no son más que eso: herramientas, medios, instrumentos que la sociedad tiene para hacerse escuchar y para hacer sus planteamientos. Para no permanecer ajeno a ciertos temas o aspectos que puedan suceder en el ámbito de lo público.
–¿Qué tan bien posicionado está Change entre la gente?
–Somos una plataforma que fundamentalmente busca que la gente se pronuncie sobre determinados temas. Y nos interesa también algo que hemos ido logrando, que es asumir que iniciar una petición, circularla en internet, recuperar firmas y organizar a la gente en torno a esa petición es algo que no debería de ser una acción extraordinaria. Debería ser en realidad una acción cotidiana, una acción de la vida diaria de la gente… porque al final la cantidad de cosas que la gente quiere cambiar son muchísimas y lo que nos interesa es que la gente sea consciente de que es posible que inicie esas campañas para cambiar las cosas que quiere cambiar.