Ciudad de México, 9 de abril (SinEmbargo).- Actualmente se recopilan datos de todo tipo como estadísticas deportivas, índices de contaminación ambiental y evaluaciones académicas, por ejemplo. Sin embargo, toda esta cantidad de información no sería aprovechada debidamente si no pudiera ser visualizada. De esta manera, desde hace siglos, la humanidad se las ha arreglado para hacer de estas representaciones gráficas lo más accesibles y sencillas de entender, incluso para personas no especializadas en el tema que se expone.
No obstante, más allá de gráficos y números existe otra manera de sintetizar datos. Para muchos se trata de algo verdaderamente novedoso, pero la verdad es que lleva miles de años empleándose: las visualizaciones tridimensionales.
El actual furor que viven las impresiones en 3D hace parecer que cualquier representación tridimensional de datos es algo bastante reciente. Sin embargo, nuestro deseo de crear visualizaciones 3D con efectos prácticos, artísticos o ambos data de hace algunos milenios. Basados en eso, Pierre Dragicevic e Yvonne Jansendos, expertos en la materia crearon un archivo impresionante en línea de este tipo de artefactos físicos que van desde los primeros registrados hace 7 mil 500 años, hasta los más actuales y otros más que se apuntan a futuro, publicó el sitio io9.
La lista que incluye casi 200 ejemplos de representaciones tridimensionales de datos cuenta con los ejemplos más antiguos como el de las fichas de barro hechas por los antiguos mesopotamicos alrededor del 5,500 a. C., que demuestran que las visualizaciones de datos más antiguas fueron muy probablemente físicas según la arqueóloga Denise Schmandt-Besserat.
En el caso de las fichas de arcilla, estas sugieren que se utilizaron objetos físicos para exteriorizar información, apoyar el pensamiento visual y mejorar la cognición antes de la invención del papel y la escritura.
«Mientras que las palabras se componen de sonidos inmateriales, las fichas eran artefactos tangibles, sólidos, concretos; los cuales podrían ser manejados, organizados y reorganizados a voluntad», dice Schmandt-Besserat. «Por ejemplo, las fichas podrían ser ordenadas en columnas especiales de acuerdo a los tipos de mercancías, las entradas y los gastos; donantes o receptores. Así, el sistema de fichas alentó la manipulación de datos mediante la abstracción de todas las variables posibles […] Sin patrón de duda, la presentación de los datos en una configuración particular fue desarrollada para destacar artículos especiales».
Los ejemplos se repiten a lo largo de la historia de la humanidad, desde los quipus incas que datan del 2,500 a. C. (usados para llevar la contabilidad, entre otras cosas), hasta las visualizaciones de proteínas creadas por el cristalógrafo John Kendrew en 1957, pasando por los mapas de madera usados en el siglo XIX por los inuits Ammassalik, Groenlandia. Cada uno de estos ejemplos demuestra el ingenio y la capacidad para hacer tangibles los inasibles datos.
Sin embargo, llegado el siglo actual los artistas han sabido hacer de las representaciones de datos en 3D un terreno más para su labor, ayudados en gran medida por las tecnologías de modelado que se han desarrollado en los últimos años.
MAPAS, DATOS Y ARTE
«Mount Fear», de la inglesa Abigail Reynolds, es un ejemplo de como los datos pueden servir a fines escultóricos. En el caso de esta pieza, se trata de un mapa en 3D del este de Londres, hecho con cartón corrugado, en el que las elevaciones representan la tasa de crímenes violentos entre 2002 y 2003.
«Enormes franjas de datos, incluyendo las utilizadas en ‘Mount Fear’ se despliegan dentro del dominio público para dar forma a nuestra percepción y al miedo al delito en la vida diaria. ‘Mount Fear’ podría ser interpretada como una metáfora de una sociedad ansiosa obsesionado con la justificación numérica y la rendición de cuentas», escribió Trade Gallery sobre la obra.
Otro caso similar es el del artista Luke Jerram, quien creó una increíble escultura impresa en 3D, a partir de un sismograma del terremoto de 9 grados en la escala de Richter que afectó la costa del Pacífico en la región de Tōhoku, Japón, el 11 de marzo de 2011, dio a conocer The Huffington Post.
Según el sitio web de Jerram, la obra es parte de una de una serie de esculturas de visualización de datos entre las que se incluye la explosión de la bomba nuclear de Hiroshima, basado en un archivo de sonido de 28 segundos.
Las representaciones de datos a veces pueden no parecer lo que son y a menudo son percibidas como meras instalaciones artísticas. La obra «Blood Swept Lands and Seas of Red», colocada el año pasado en la Torre de Londres para conmemorar el centenario de la participación de Gran Bretaña en la Primera Guerra Mundial es un ejemplo de ello.
En esta pieza, cada amapola representa una fatalidad del ejército británico ocurrida durante la guerra y, pese a que haya quien lo niegue, lo cierto es que en la instalación del escenógrafo Tom Piper –conformada por 888 mil 246 piezas de cerámica– hay datos de por medio, representados de manera espectacular.
Por otra parte, si los datos pueden dar pie a monumentales instalaciones, por qué no habrían de ayudar a crear accesorios. Así, Paul Heinicker, estudiante de maestría en diseño de interacción en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Potsdam, creó un collar de datos que representa los mensajes de «buenas noches» que él le envió a su novia durante dos años.
La visualización tridimensional en acero sintetiza los años de una relación a larga distancia y los datos correspondientes a las noches con y sin mensajes, así como los días que pasaron juntos y la longitud de cada uno de sus mensajes de texto por celular.
VUELO FUTURO
El futuro no está exento de estas representaciones y se espera que la tendencia de representar datos en 3D continúe. Mientras tanto, el investigador Wesley Willett publicó recientemente una presentación en la que imagina cómo, en el año 2033, enjambres de drones miniatura podrían utilizarse tanto para capturar y visualizar los datos directamente en el mundo real.
Willett destaca los 1.5 centímetros de diámetro de los escarabajos Cetonia (nanodrones) como una maravilla de la ingeniería de precisión, así como su diseño para el vuelos ágiles y una alta eficiencia en modo flotante de más de 15 minutos de tiempo. De acuerdo con el investigador, el caparazón de estos vehículos voladores es capaz de mostrar más de 22 millones de colores posibles y proporcionar información visual clara de día o de noche con visibilidades de hasta 1.5 kilómetros. De esta manera, las cámaras y sensores matrices integrados a estos drones permiten reconstrucciones de datos completas con composición de perfiles. «Desde tu muñeca o una estación de campo personal puedes desplegar rápidamente vuelos en formaciones automatizadas para inspeccionar, medir, registrar y manipular casi cualquier cosa», agrega.