Ciudad de México, 10 de febrero (SinEmbargo).- Con el sobrepeso y la obesidad como un problema de salud pública que el año pasado afectó a mil 900 millones de adultos alrededor del mundo, y que causa también grandes pérdidas a los gobiernos y sociedad por atender las afecciones relacionadas con el peso, un grupo de investigadores de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos se dio a la tarea de buscar el efecto contrario, es decir, qué factores económicos intervienen en el aumento de masa corporal y concluyeron que dos de las grandes explicaciones están en la proliferación de los restaurantes y de los clubes de precios.
Con múltiples teorías que a lo largo del tiempo han tratado de explicar las causas del aumento en las tasas de obesidad, el equipo comandado por Charles Courtemanche, un profesor de economía en la Universidad Estatal de Georgia tomó 27 de los factores que podrían estar contribuyendo, desde las horas de trabajo, los ejercicios de moda o el precio de la gasolina y con el resto de los factores como los cambios demográficos constantes, los puso en lo que llamó una «carrera de caballos estadística».
Sus conclusiones arrojaron que dos factores significativos para el aumento en la obesidad de los ciudadanos estadounidenses está en la alza en los clubes mayoristas y en los restaurantes, los cuales tuvieron una proliferación constante desde 1990 a la fecha y derivaron en una manera fácil, rápida y barata de obtener alimento.
Courtemanche explicó al diario The Altlantic que los súpermercados regulares no impactan tan negativamente las tasa de sobrepeso y obesidad, sin embargo, los conocidos como clubes de precios, como Costco y Sam’s Club, han convertido la comida en algo cada vez más barato, al ofrecer por ejemplo kilos y kilos de mantequilla de maní o helado a la vez.
Por su parte los restaurantes, que se pueden encontrar prácticamente en cada esquina en las zonas urbanas, dan a los consumidores el beneficio de ahorrarse tiempo. «Estamos hablando de cambiar entre ver un restaurante como una ocasión, a un ambiente en donde están en todos lados, y siempre estás dirigiéndote hacia uno, no hay gasto de tiempo ya. Es muy fácil obtener comida de un restaurante», dijo al diario.
Esto, explica el experto, no significa que la comida se tiene que encarecer, pero las autoridades podrían sacar ventaja del he cho de que las personas exhiban una tendencia a la comida barata y fácil de obtener, para regular los menús y la contabilización de calorías, o que la comida saludable se subsidie y la chatarra se grave.
«La gente está comiendo mucho, pero como economistas, sabemos que las personas no cambian de la noche a la mañana, así que el aumento constantes desde 1980 debe involucrar sus incentivos para comer», dijo el investigador a EurekAlert, el sitio de divulgación de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
El estudio titulado «¿Pueden los factores económicos cambiantes explicar el aumento en la obesidad?» revisó los factores monetarios y de tiempo relacionados con el consumo de calorías o la actividad física, tales como los precios de la comida, de la gasolina, y el crecimiento en los centros de ejercicio.
«Los cambios en las variables relacionadas con el consumo de calorías explican en conjunto el 37 por ciento del aumento en el índice de masa corporal (IMC) y las tasas de 43 por ciento del aumento de la obesidad. Y nuestros datos muestran que la presencia omnipresente de supercentros, clubes de almacenes y restaurantes son responsables de la mayor parte de estas ganancias», dijo al mismo medio.
El autor aclara que estas conclusiones no aplican igual para todos, pues el mayor aumento de peso se concentra en las personas que ya estaban en riesgo de obesidad.