Ciudad de México, 6 de febrero (SinEmbargo).- El daño que las bebidas azucaradas, especialmente los refrescos, hacen en el organismo de los niños y adultos, así como la alza en las tasas de diabetes y obesidad, ha obligado a que las grandes cadenas de comida rápida se sometan a regulaciones para hacer de sus menús más saludables, así, la compañía de hamburguesas estadounidense Wendy’s retiró de sus paquetes infantiles estos líquidos, sin embargo, quedaron los postres llamados «Frosty», que según su sitio web, aportan 200 calorías y 27 gramos de azúcar.
En respuesta a la preocupación por la obesidad que ataca al 17 por ciento de los niños mayores de cinco años en la Unión Americana y que se ha incrementado en más del doble en las últimas tres décadas, de acuerdo con los Centros de control de Enfermedades de ese país, las estrategias implementadas para mejorar las condiciones en las que se desenvuelve la población infantil incluyen la salida de bebidas azucaradas y comida chatarra de sus entornos.
Con el programa «Let’s Move», iniciativa de la Primera Dama, Michelle Obama, que incluye incentivar la actividad física, proveer de comidas sanas las escuelas, así como facilitar el acceso a este tipo de platillos a buen precio se busca erradicar los números que atacan a su población al grado que uno de cada tres niños tiene sobrepeso u obesidad, debido a su vida sedentaria, porciones grandes y la alimentación fuera de casa.
Sin embargo, Estados Unidos no es el campeón en estadísticas, el año pasado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) coronó a México con el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil, con 4.1 millones de niños en edad escolar padeciendo de este mal.
Frente a ello, en México algunas compañías transnacionales como McDonald’s también realizaron cambios en sus menús infantiles, como la «cajita feliz», la cual actualmente aporta en su combinación máxima (hamburguesa con queso, papas, jugo y yogurth) un total de 607 kilocalorías, según su página web.
El refresco lo cambiaron por jugo que aporta 170 kcal, aunque en cuestión de azúcar los datos no se dan claramente.
México es además, el país con el mayor número de prevalencia de muertes atribuibles al consumo de bebidas azucaradas, con 24 mil 100 muertes anuales, es decir, las relacionadas con la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y cánceres, de acuerdo con datos difundidos el año pasado, del estudio sobre la Carga Global de Enfermedades (NutriCoDE, por sus siglas en inglés), investigación a nivel global sobre el consumo de bebidas azucaradas e incidencia de muertes en 54 países, encabezada por el rector de la Escuela Friedman de Políticas y Ciencias de la Nutrición, de la Universidad de Tufts.
En el caso de los Estados Unidos, Burger King es ya la única de las tres principales cadenas de este tipo en no unirse a estas acciones, pues también Subway, Chipotle, Arby’s y Panera dejaron de ofrecer los refrescos como la primera opción en sus comidas infantiles.
«El retiro por parte de la cadena de comida rápida Wendy’s del refresco como opción de bebida en sus paquetes para niños representa un importante hito en la recuperación de la alimentación saludable basada en los valores culturales, la racionalidad nutriológica y la sustentabilidad ambiental», dijo Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán (INNSZ), en un comunicado de la asociación civil El Poder del Consumidor, en donde además agregó que espera que esta medida también se retome en México por lo que habrá que redoblar esfuerzos en la difusión de la abundante evidencia científica del gravísimo daño a la salud que el patrón de consumo actual de alimentos chatarra ocasiona en la población del país.
Dicha evidencia se ha recuperado en distintos estudios, como uno publicado en The Lancet y recuperado por el documento, que concluyó que cuando un niño consume una porción de bebida azucarada adicional incrementa la probabilidad de desarrollar obesidad en un 60 por ciento, además de estar relacionada con el desarrollo de diabetes, enfermedades del corazón, obesidad, caries y otros problemas de salud en la infancia y la adultez.
De acuerdo con la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), los infantes de tres a cinco años no deberían de ingerir el equivalente a cuatro cucharadas de azúcar añadida al día. En el caso de los niños de mayores de cuatro años y hasta los ocho, su tolerancia recomendada se reduce para dar cabida a otras necesidades nutrimentales adicionales necesarias en esta etapa, por lo que se limita a tres cucharadas o 48 colorías de azúcares.
Después de esa edad, incluidos pre adolescentes y adolescentes, su consumo de azúcar puede llegar hasta las ocho cucharadas, idealmente reduciendo la ingesta a cinco u 80 calorías.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio realizado por la AHA en 2009, el consumo real rebasa hasta por siete veces al recomendado, como es el caso de los niños de cuatro a ocho años, quienes entre alimentos, bebidas y golosinas, ingieren diariamente unas 21 cucharadas de azúcar, es decir, 336 calorías.
Kristin Rowe-Finkbeiner, directora ejecutiva de la asociación MomsRising declaró: “Asegurar que nuestros hijos pueden tomar decisiones saludables es una parte esencial cuando los educamos. cuando los restaurantes ofrecen las bebidas azucaradas como la opción por default, se debilitan dichos esfuerzos. MomsRising y sus miembros están encantados de que Wendy’s esté apoyando a los padres de familia a que animen a sus hijos a elegir alimentos saludables», citó El Poder del Consumidor, organización que semana a semana se dedica a realizar radiografías de los principales productos de consumo para revelar su contenido nutrimental.
Además de retirar el refresco de los menús infantiles y de la publicidad, Wendy’s podría mejorar sus comidas dirigidas a niños y adultos sirviendo panecillos elaborados con granos enteros, ofreciendo más opciones de frutas y verduras, reduciendo la cantidad de sodio total y eliminando los Frostys (postre helado) del menú infantil, menciona el grupo.
Por último Fiorella Espinosa, coordinadora de investigación en salud alimentaria en El Poder del Consumidor señaló en el pronunciamiento: «esperamos que está política sea aplicada a escala internacional y que los refrescos no sean sustituidos por otras bebidas azucaradas. Lo que es un hecho es que está es una medida más para sacar el refresco de nuestro entornó y, especialmente, de los niños».