México, 30 Oct. (Notimex).- Con motivo de las celebraciones del Día de Muertos, se exhibirá una ofrenda «Wirhímutakwa» (Monumento para el ánima nueva) en el jardín de la Sala Preclásico del Museo Nacional de Antropología (MNA).
El altar, que podrá visitarse hasta el 10 de noviembre, se colocó dentro de un troje (vivienda típica), al lado de la recreación de un panteón, y está consagrado a una mujer y un hombre adultos, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Instalada con la participación de pobladores de Angahuan, ubicado en Uruapan, Michoacán, la «Wirhímutakwa» es una tradición purépecha que sigue celebrándose en este poblado, indicó Catalina Rodríguez Lazcano, investigadora del INAH.
En esta cultura, la ofrenda tiene el objetivo de recibir a las ánimas que regresan por primera vez a visitar a sus deudos, constituyéndose como un enlace o puerta de comunicación entre los vivos y los difuntos, explicó la coordinadora de la exposición.
El altar se monta en una mesa, colocando velas, una cruz de madera, imágenes religiosas, maíz azul, un vaso con agua, un incensario y las fotografías de los difuntos; además, se instala un arco de varas de tejocote adornado con flores de terciopelo y cempasúchil.
Al lado de la ofrenda se colocan dos petates: uno con ropa y zapatos nuevos, con los objetos favoritos que utilizaba el difunto y con juegos en el caso de los niños o herramientas de trabajo para los adultos; el otro, con las cosas que los vecinos, amigos o familiares regalan para recordar al fallecido.
Antes del Día de los Fieles Difuntos se realiza un novenario con los familiares del difunto. El 1 de noviembre se coloca la ofrenda en la casa del fallecido, amigos y vecinos asisten para regalar cosas para la ofrenda, e inclusive dinero para la familia, recibiendo en agradecimiento «nakatamales».
Al día siguiente, el padrino, o uno de sus descendientes, traslada el altar al panteón, donde se celebra una misa y se reparte la ofrenda entre los presentes, señaló la especialista.
En esta localidad, la celebración del «Día de Muertos» no es una fiesta, como en otras regiones de México, es una «ceremonia de dolor en la que se recuerda al ser querido que se ha ido para siempre», remarcó la también curadora de la sala de Etnografía de la sección Puréecherio.
Asimismo, el MNA expondrá la ofrenda «Siempre mujeres» hasta el 3 de noviembre, ubicada en el área de Servicios Educativos, en la cual destacan dos figuras de cartonería que representan a la Catrina, de José Guadalupe Posada, y a una mujer de pueblo, mencionó Mario Stalin Rodríguez, coordinador del altar y asesor educativo del MNA.
El altar, dedicado a las mujeres, está conformado por tres niveles: el primero guía simbólicamente a los difuntos al altar, con un camino de cempasúchitl; el segundo representa lo terrenal, con alimentos y bebidas que gustaban a los fallecidos; en el tercero se cuelgan guirnaldas de cempasúchil, que simbolizan el abandono de la vida para unirse a un nivel superior.
En la ofrenda destaca el uso de la flor de cempasúchil (del nahua «cempaxóchitl», flor de 20 pétalos), flor femenina que en tiempos precolombinos se asociaba a la diosa Xochiquétzal (pájaro de flores), al mito de muerte y a la resurrección solar, mencionó Stalin Rodríguez.