Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).- Cuando el ligamento anterior cruzado se pronuncia en algún deporte, la cara de angustia sale a relucir en todos los afectados. Una sería lesión condiciona la vida de cualquier atleta. Terrell Thomas es un un jugador de futbol americano que sabe muy bien lo que hay que sufrir tras sientir el dolor proveniente de una de sus rodillas. Seleccionado por los Gigantes de Nueva York en el draft de 2008, solo jugó dos temporadas completas antes del fatídico incidente previo al 2011.
Un año después, regresó a los entrenamientos donde volvió el mismo dolor angustioso. Un hombre de facciones muy marcadas y de palabras muy bien pronunciadas volvía a sufrir todo un proceso de curación alejado de su lugar favorito en el mundo. Los Gigantes, institución seria, lo ha acompañado durante los 908 días que estuvo lesionado hasta el pasado 8 de septiembre cuando volvió a sentir la adrenalina que rodea a un partido de la NFL. Con toda la grada pendiente del regreso de Terrel.
Después de dos reconstrucciones de rodilla regresó para jugar un partido clásico frente a los Jets de Nueva York. Los Gigantes perdieron 24-21 en tiempo extra. Mientras todo el roster del equipo azul sufría la angustia que provoca competir bajo un partido distinto, Terrel no paró de sonreír. En el MetLife de la Gran Manzana, un hombre salía del abismo físico para volver a ser lo que siempre quiso ser desde niño. El apasionado centro defensivo acaparó las miradas de los reporteros que esperaban sus primeras palabras como jugador profesional.Terrel, con el semblante acaparado por la sonrisa, disfrutó el momento.
«Han sido dos años largos. Estoy muy agradecido de haber regresado con mi familia viéndome en el estadio. Fue algo muy duro para todos nosotros», declaró un jugador profesional de la NFL. Con el pelo corto y los ojos bien abiertos habla sobre lo bien que está su rodilla. «Estoy completamente sano, no tengo problemas. Ahora solo tengo que revisarla en los entrenamientos». El júbilo de un hombre se desbordó sin importar la derrota consumada frente al clásico rival de la ciudad. Terrel nunca antes había disfrutado tanto de un inicio de temporada.
«El 14 de enero de 2013, me desperté con la vista hermosa del agua que veía desde mi balcón en Pensacola, Florida. La decisión de mudarme lejos de mi pequeña hija y de todos mis amigos fue para que mi lesión pudiera sanar bajo las órdenes de todo el staff y del doctor James Andrew», escribió Terrel Thomas en un blog de The Huffington Post donde explicó todo el martirio que tuvo que pasar durante dos años. El jugador de los Gigantes explicó detalladamente todo lo que sintió durante y después del proceso que conlleva sanar de dos lesiones de rodilla.
«Previo a los inicios de la temporada, fui dado de alta para practicar en el equipo. Fue un momento muy excitante en mi vida saber que volvería a jugar Football otra vez. Estaba ansioso, pero me dije a mi mismo que iba a mejorar día con día», relató Thomas. Aquella noche neoyorquina, la vida de un hombre volvía a la normalidad. Fuerte en lo mental, el físico sanó para beneplácito del deporte. A sus 28 años, Terrel sintió otra vez la pasión de volver a ponerse el uniforme oficial con algo importante en juego. «Al final del día, este no es mi plan; es el plan de Dios», terminó de escribir el creyente atleta.