México, 14 Jul. (Notimex).- Como una novela de huidas, notable, trágica en la que la autora aborda la historia del país, pero sobre todo un texto excepcional y clásico que perdurará por los siglos, así calificaron hoy amigos y colegas de Elena Garro su novela «Los recuerdos del porvenir», a 50 años de su publicación.
Durante una sesión celebrada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en esta ciudad, los escritores Patricia Rosas Lopátegui, Silvia Molina, Hernán Lara Zavala, Ana García Bergua, Joaquín Díez-Canedo y Héctor Orestes Aguilar celebraron medio siglo de la que es considerada la obra pionera del realismo mágico y una de las mejores novelas escritas por mujeres en el siglo XX.
Al tomar la palabra, Patricia Rosas Lopátegui, biógrafa de Garro, recordó que esta novela la escribió su autora estando enferma en las ciudades de París (Francia) y Berna (Suiza) entre 1951 y 1953, y la consideró «una especie de Ulises», toda vez que atravesó mares y continentes y estuvo guardada en los baules de su autora.
Refirió que Garro no pensaba publicarla, porque la había escrito «aparentemente» instigada por la añoranza de su familia, de sus antecedentes indígenas y por el México de su infancia.
Sin embargo, continuó, no fue sino hasta noviembre de 1963 cuando tal obra salió a la luz gracias al editor Joaquín Mortiz, en su colección Novelistas Contemporáneos.
«Los recuerdos del porvenir» destaca en la literatura universal porque, según Lopátegui, «inicia el realismo mágico en las letras hispanoamericanas, por la lectura desmitificadora que realiza sobre la Revolución Mexicana, así como por la estructura cíclica, el manejo mítico del tiempo y del espacio, y por lo insólito del lenguaje poético plasmados en la novela».
Los indígenas son el eje de «Los recuerdos del porvenir» y, gracias a ello, la autora logra reflejar la diversidad multicultural uniendo las dos caras de México, la tradición occidental y el pensamiento indígena en una novela calificada por Octavio Paz como «una de las creaciones más perfectas de la literatura hispanoamericana contemporánea».
Afirmó que en «Los recuerdos del porvenir», Elena Garro habla de la traición que se hace a los ideales de la Revolución Mexicana, hace una deconstrucción de la Guerra Cristera», es decir va en contra del discurso de la historia oficial del país.
En ese sentido, detalló Rosas Lopátegui, la novela es un análisis sobre cómo la Revolución se traiciona y cómo la Guerra Cristera es un movimiento artificial creado por los hombres fuertes que se quedaron en el poder.
Es decir, de crear este movimiento para tener el pretexto de ir contra los campesinos, agraristas y zapatistas que estaban reclamando la tierra.
A su vez, la escritora Silvia Molina recordó cómo conoció a Elena Garro en París, en 1961, y se dijo sorprendida por la novela, misma que ganó el Premio Xavier Villaurritia de 1963, pues «se trató de una publicación que años más tarde definiría mi afición por la literatura y por su obra».
Expuso que Garro era una mujer que la atraía como las «rosas a los colibríes», y añadió que le pareció extraordinario que Garro se fijara el ella, «pues me llevaba muchos años y eso me hacía sentir importante».
Tras evocar la relación que tuvo con Garro siendo adolescente, Molina dijo haber leído «Los recuerdos del porvenir» en la década de los 70 del siglo XX, y subrayó que en dicha obra la atrapo la voz del pueblo y la forma en cómo Garro cuenta la historia.
«Era como un prisma que descomponía la luz, pero en lugar de colores en tiempos, y que al girar formaba un discurso colectivo lleno de tenues luminosos y sombríos y otro mágico y personal lleno de poesía», señaló.
Destacó que «Los recuerdos del porvenir» es el título de una pulquería cuyos murales fueron pintados por Diego Rivera, y la calificó como la mejor novela escrita por una mujer en el siglo XX.
Por su parte, el escritor Hernán Lara Zavala habló de la relación con Ixtepec, pueblo mítico en donde se desarrollan los acontecimientos trágicos del México sacudido por la Guerra Cristera y que se aborda en dicha publicación.
Se dijo sorprendido por esta obra por muchos motivos, pero más por el punto de vista narrativo y la fecunda imaginación de Elena Garro.
«El distintivo más importante de la novela lo constituye la voz narrativa, no se si sea una novela de realismo, pero lo que es extraordinario es el punto de vista narrativo donde Ixtepec se convierte en el personaje principal. Era un pueblo que hervía de dolores», comentó.
Insistió en que la toma de Ixtepec por varios grupos es la trama de este libro, pues anotó que «comienza con los zapatistas, callistas, obregonistas» y hasta «por la propia guerra cristera».
Lara Zavala no dudo en señalar a Garro como una de «nuestras grandes escritoras y cuya obra merece un estudio más profundo y un reconocimiento mucho más amplio».
La escritora Ana García Bergua dijo que el primer acercamiento que tuvo con Elena Garro fue a través de los cuentos compilados en el libro «La semana de colores», y refirió que después llegó a «Los recuerdos del porvenir», la cual reveló haberla dejada impresionada por la altura lírica del texto.
La calificó como una de las grandes novelas mexicanas del siglo XX y como hazaña en la literatura mexicana, pues «consigue pensar el tiempo con el espacio al concretar la existencia de sus entes de ficción».