A pesar de que el Gobierno panameño anunció un congelamiento al precio de la gasolina y a otros 10 productos, entre ellos alimentos y artículos básicos, las masivas protestas sociales continuaron este martes en el país centroamericano.
PANAMÁ, 12 de julio (AP) — El anuncio de un congelamiento del precio de la gasolina y el control de una decena de productos de la canasta básica no apaciguó el martes las mayores protestas sociales que se registran contra el gobierno del Presidente Laurentino Cortizo en Panamá, las cuales mantienen cortes en diversos tramos de la carretera Panamericana y marchas masivas en el país centroamericano.
Cortizo, quien acaba de cumplir tres de sus cinco años de administración, anunció la víspera que extendía temporalmente el congelamiento del galón (3.7 litros) de gasolina a toda la población, una medida que desde fines de mayo sólo beneficiaba al transporte público de pasajeros.
El martes decretó un control de precios a 10 productos —incluidos algunos tipos de carnes de res, pan y aceite vegetal— en un intento por paliar el creciente costo de los alimentos de primera necesidad y tomar acciones de «austeridad» ante los cuestionamientos por el manejo del gasto público.
El líder panameño dijo que comprendía la «insatisfacción» de los ciudadanos y atribuyó la escalada de precios a la pandemia y a la guerra entre Rusia y Ucrania, pero sus medidas no calmaron el descontento en las calles, que según algunos analistas también tiene que ver con el añejo problema de la corrupción en el Gobierno y un hartazgo por los escándalos, que también incluyen a la Asamblea Nacional.
«El vaso de la tolerancia y la paciencia que el pueblo panameño mostró a lo largo de varios lustros lo desbordó el precio del combustible, que es abusivo», señaló a The Associated Press el analista Miguel Antonio Bernal, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Panamá (pública).
Mencionó la indignación que causó en la población la divulgación de un vídeo en las redes sociales de un brindis con whisky de legisladores oficialistas después de inaugurarse el 1 de julio un nuevo periodo parlamentario, que supuestamente se pagó con dineros públicos.
«Además, tenemos la gran corrupción que se ha desatado», señaló Bernal.
Mientras el Gobierno anunciaba las medidas de control de precios, varios miles de personas —incluyendo a los maestros en huelga indefinida— marcharon nuevamente el martes por la tarde hasta una plaza aledaña a la Asamblea Nacional en una señal de que no estaban conformes con las acciones gubernamentales. No se reportaron incidentes.
Al mismo tiempo, continuaban bloqueos en diversos tramos a lo largo de la carretera Panamericana, afectando el transporte de carga desde las vecinas naciones centroamericanas hacia Panamá y viceversa, y dificultando el traslado diario de cientos de migrantes desde la provincia de Darién, en la frontera con Colombia, hasta una estación en una zona limítrofe con Costa Rica.
Las protestas las comenzaron los gremios magisteriales la semana pasada, con marchas y una huelga, y se fueron sumando trabajadores del poderoso sindicato de la construcción, que anunció el fin de semana una huelga de 24 horas el miércoles, e indígenas del occidente del país, que mantienen cierres en la Panamericana.
«El precio de la gasolina nos está agobiando a los que tenemos que viajar [en automóvil] a dar clases a nuestras escuelas», afirmó por teléfono a la AP Ilbis Rujano, una maestra de una escuela pública en la provincia central de Veraguas, que participa en las marchas. «Aparte subió el costo de la comida, que es un golpe a las familias más pobres que deben enviar a sus niños a clases».
«¡Esto no se aguanta!», reclamó.
A diferencia de otros países, la inflación no ha sido un problema para Panamá, con una economía de servicios y con el dólar estadounidense como moneda de curso legal. Sin embargo, esto cambió en la nación de más de cuatro millones de habitantes y del canal interoceánico, que en los últimos tiempos vio acelerarse el alza de precios y que ahora alcanza el 4.0 por ciento o más anual, según economistas.
El aumento de casi el doble en el precio del galón de gasolina —a casi seis dólares en la actualidad— también impacta a su vez en el costo de los alimentos de primera necesidad debido al encarecimiento del transporte de carga, agregan los expertos.