Estuvo deportada en México 11 años, pero hoy la administración de Biden le permite reingresar con un permiso de un año, tiempo en el cual espera arreglar su estatus.
Por Araceli Martínez Ortega
Los Ángeles, 4 de junio (LaOpinión).- Yolanda Varona, quien fue deportada a México el 1 de enero de 2011, y a partir de su deportación, creó el grupo Dreamers Moms USA/Tijuana para dar apoyo a las madres deportadas como ella, logró lo que parecía imposible, regresar a Estados Unidos con una visa humanitaria por un año.
“Espero que durante este año pueda obtener mi visa U (una visa que se entrega a las víctimas de crímenes), la cual solicité y que está en proceso”, dice más que emocionada. “Me siento entre las nubes; y agradecida con Dios y todos los que me han ayudado para hacer realidad mi regreso”.
Yolanda también le apuesta a obtener la residencia por medio de su esposo, Héctor Barajas, un veterano del ejército de Estados Unidos, quien al ser deportado a México, se convirtió en líder de los veteranos deportados.
Yolanda y Héctor se casaron en las playas de Tijuana, hace casi dos años, a pocos metros del lugar donde se conocieron años atrás cuando ambos estaban deportados. “Al cruzar la frontera esta mañana, ya me esperaban mis hijos y mis seis nietos con globos, música y baile”.
Originaria de Guerrero, México, Yolanda tenía 18 años de vivir como migrante en Estados Unidos, en la ciudad de El Cajón en el condado de San Diego, cuando se le ocurrió salir a México en diciembre de 2010.
“Yo crucé la frontera porque quise hacerle el favor a una viejecita de 82 años que quería venir a ver a su familia a México y nadie quería traerla a Tecate [Baja California]. Me vine hasta con las llaves del negocio de comida rápida donde trabajaba. Ni siquiera les di un beso a mis hijos”, recuerda.
Pero el mundo se le vino encima, cuando el 31 de diciembre de 2010 fue arrestada al intentar regresar al país; y el 1 de enero de 2011, la deportaron. “En un abrir y cerrar de ojos cambió mi vida. En El Cajón se quedaron mi hija de 16 años y mi hijo de 22 años”.
De la misma manera, dice que esta vez su vida dio un giro inesperado, ya que apenas el jueves 2 de junio, le avisaron que le concedieron una visa humanitaria, bajo un nuevo programa de la administración Biden, que autoriza este documento a los familiares de los veteranos deportados.
“En estos 11 años que he vivido en Tijuana, sólo mi hijo que es ciudadano podía visitarme. Hasta ahora mi hija está arreglando su residencia”. Verónica no oculta su emoción. “Siento que resucite. Aún no puedo creer que esté acá de vuelta”.
Dice que sus planes son disfrutar al máximo a su familia: “Por primera vez pude ir a recoger a mi nieta a la escuela como se lo había prometido”.