En cada relato de Nudo Mixteco, Ángeles Cruz habla de los extensos silencios que muchas veces dicen más que la palabras. Habla de lo que muchas comunidades indígenas callan y se guardan. Habla del lugar en el que creció, del que fue testigo de lo que sucedía ahí. Su universo más cercano.
Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).– Tal y como se cruzan la Sierra Madre Oriental, el eje neovolcánico y la Sierra Madre del Sur al noroeste de Oaxaca, en el llamado Nudo Mixteco, las historias de tres mujeres indigenas invadidas por el machismo, la misoginia y el abuso sexual también convergen en esta historia. De ahí el nombre del primer largometraje de Ángeles Cruz que este 12 de mayo arriba a salas de cine.
«Cada que salía veía la montaña. No encontraba el nombre para mi película y siempre venía esta imagen de estas montañas superpuestas donde se unen unas y otras, entonces el resultado aquí lo tenemos, la historia de mujeres y hombres atravesados en la fiesta patronal, en la asamblea y en un entierro», explica Ángeles Cruz en entrevista para SinEmbargo.
En Nudo Mixteco, la directora sigue la vida de tres mujeres: La primera es María, que vuelve a su pueblo para el entierro de su madre, pero es rechazada por su padre a su llegada, la culpa de haberla “matado de un coraje” por su preferencias sexuales.
La segunda es Chabela, que tras años de no tener ni una noticia de su esposo que migró a Estados Unidos decide rehacer su vida con otro hombre, pero cuando apenas toma las riendas de su futuro, Esteban, su marido, regresa querido tener todo tal como lo dejó.
Y finalmente, Toña, a la que un recuerdo le llega como una puñalada cuando se entera que su hija es víctima de los mismos abusos que ella sufrió cuando estaba pequeña.
Cada historia escrita por Ángeles Cruz nació de un monólogo que fue escrito desde lo emocional:
«Realmente lo que me gana es la emoción. Siempre pienso que no planeo qué historia escribir sino que la historia me encuentra a mí. En ese sentido, no tenía ni idea, empecé a escribir un monólogo, luego otro, luego otro y al final eran tres monólogos el de María, el de Chabela y Toña, salieron ahí. Poco a poco fueron creciendo. Pensé en un principio que era sobre migración, sobre este regreso, este retorno, esta nostalgia, este limbo donde quedamos las gente que salimos de nuestras comunidades y no nos encontramos. Cuando terminé de escribir el guión me di cuenta que iba de otra cosa, que iba de las mujeres que están peleando este pequeño espacio para defender su primer territorio que es su cuerpo».
En cada relato, Cruz habla de los extensos silencios que muchas veces dicen más que la palabras. Habla de lo que muchas comunidades indígenas callan y se guardan. Habla del lugar en el que creció, del que fue testigo de lo que sucedía ahí. Su universo más cercano.
«Cuando conozco a la gente, cuando me acerco ella, a lo que le tomo más importancia es a lo que no dice, pocas veces me fijo en lo que dice. Le pongo más importancia a cómo se sienta, a cómo respira, a cómo nos mira o cómo se relaciona de manera corporal con las otras personas. Para mí es en esto en lo que radica mucho la importancia de lo que somos en realidad. Esto, mezclado con los eventos más importantes de mi comunidad para hablar de la intimidad de los personajes».
Y esto justo es plasmado en la cinta: personajes que interactúan con otros en público como cualquier día, pero que bajo sus palabras cuelga el peso de sus problemas más íntimos, eso de lo que sólo se habla a puerta cerrada en casa.
«Esa parte de la que no hablamos es la que me gusta diseccionar en Nudo Mixteco, esa rendija de luz que vemos a través de la puerta y no sabemos que existe del otro lado, en la intimidad. Fue para mí encontrarme con cosas que no pensaba que estaba pensando. No estaba pensando en hacer un discurso sobre mujeres que tomaran las riendas de su vida, y sin embargo, todas las mujeres de esta película llegan a un punto donde estaban decidiendo qué hacer con su vida».
NUEVOS REFERENTES
En medio de un mar de películas alejadas a las realidades de la mayoría de los mexicanos, Nudo Mixteco arriba para convertirse en un nuevo referente y acercarse a esas personas que pocas veces han sido representadas en la pantalla fuera de estereotipos.
«Creo que las narrativas que han llegado a nuestras comunidades a veces son un retrato que alguien hace de muy buena voluntad, otras veces son telenovelas que nos dicen que las mujeres somos tontas, que nos peleamos entre nosotras y que necesitamos un hombre que nos venga a salvar, en los retratos más simplistas. Otra donde la gente que es de nuestros color, que tiene nuestros rasgos, sólo va estar en la parte de servicios porque ‘no puede ser una persona profesionista’, porque ‘no puede hacerse de su vida’ y finalmente esos referentes entran en nuestros inconsciente y terminamos creyéndolos».
La cineasta reflexiona sobre el daño que han hecho estos estereotipos y sobre la urgencia de cambiarlos:
«Para mí era importantísimo confiar en personajes complejos, confiar en que la vida de estos personajes van a encontrar un reflejo en la realidad y nos van a llevar a otro lado, por piedad, a otro lado donde no estemos esperando a alguien que venga a resolvernos la vida, y donde dejemos estos estereotipos que nos han marcado muchísimo y que le han hecho mucho daño a este país y a este mundo, donde la gente de otro color que no es blanca está destinada a los trabajos más demandantes físicamente donde el trabajo intelectual no está considerado para nosotras o para nosotros. En fin, un montón de estereotipos que hay que ir cambiando y yo creo que la manera de cambiarlo es cada quien desde su trinchera. Yo elegí el cine para hacer esto y para mí cambiar las narrativas, es cambiar el discurso y es movernos en otro lado y es dar este tipo de personajes complejos y ser también autocráticos».
GRAN CAMINO RECORRIDO
La directora, que ha desarrollado su carrera en la actuación como lo hizo en la cinta Tamara y la catarina (2016) y en la dirección de los cortometrajes La tiricia o de comó curar la tristeza (2012), La carta (2014) y Arcángel (2018), ahora se estrena con la dirección de su ópera prima.
Nudo Mixteco arriba este 12 de mayo a salas de cines después de un recorrido exitoso en festivales que inició con su estreno internacional en el Miami Internacional Film Festival para después viajar al Festival de Cine de Las Palmas, en donde obtuvo el Premio del Público; seguir en el de San Francisco Films, ganando el Premio de la Crítica del Jurado; en el Moov Films, premiado con el Canvas Award; y en la 40° edición del Festival Internacional de Cine de Minneapolis St. Paul en el que recibió el Emerging Filmmaker Award.
En Festivales LGBT+, la cinta fue galardonada con el Premio Cuorum en Cuorum Morelia, en el Cleveland International Film Festival obtuvo el Premio a la Nueva Dirección, y recibió el Premio Lesbianismo y Género en el Zinegoak LGTB IFF.
Y en la reciente edición numero 19 del Festival Internacional de Cine de Morelia fue reconocida con el Premio a Mejor Guión y el Premio del Público. Finalmente cabe destacar que formó parte de la selección para FICUNAM y fue la cinta inaugural de la 71° Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
«Me siento muy emocionada, me siento como niña con juguete nuevo. Enamorada. Como yo siempre decía, como ese primer beso, el primer beso que te toca porque no sabes lo que viene y que te sorprende por las sensaciones que provoca en tu cuerpo».
Nudo Mixteco arriba a través del circuito independiente de 26 ciudades de la República Mexicana. En la Ciudad de México llegará a las salas de la Cineteca Nacional, Cine Tonalá, La casa del cine, Cinemanía Loreto, CCU, Cinemex Atana Lindavista y Cinemex Reforma.
«Es una historia que los va conmover, que los va a mover de ese sitio de confort. Al final van terminar saliendo con un sabor de boca agradable y donde les invito a compartir de corazón algo desde mi comunidad».