El escritor tanzano, refugiado en Reino Unido desde 1968, ganó el premio Nobel de literatura tras diez novelas denunciando el colonialismo.
Por Lucía Blanco Gracia
Nairobi, 7 oct (EFE).- La narración descarnada pero humana del desarraigo, la migración y el colonialismo del escritor tanzano Abdulrazak Gurnah le han hecho merecedor del Nobel de Literatura 2021, un premio que regresa al continente dos décadas después de que el sudafricano John Maxwell Coetzee lo recibiera en 2003.
Nacido en la isla de Zanzíbar en 1948, abandonó su tierra rumbo a Reino Unido, donde aterrizó en 1968, en parte para estudiar y en parte huyendo de la violencia política y la represión que sufrían los zanzibaríes de origen árabe.
Entre 1980 y 1982, Gurnah ejerció como profesor en la Universidad Bayero, en la ciudad nigeriana de Kano, mientras obtenía su doctorado en la británica Universidad de Kent, en Canterbury, donde aún reside.
Desde entonces y hasta su reciente jubilación, este autor siguió escribiendo y enseñando literatura inglesa y poscolonial, con un foco especial en la diáspora.
«No tiene miedo de ser radical en su crítica del colonialismo y el capitalismo. Quizás por eso, a pesar de haber escrito mucho y muy bien, no ha recibido reconocimiento hasta tiempos más recientes», explica a EFE por teléfono Emily Horton, profesora titular de la Brunel University de Londres y especialista en literatura del mundo anglófono.
El Comité Nobel, por su lado, ha destacado de la obra del galardonado su «penetración intransigente y compasiva en los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes».
Lo cierto es que las novelas del tanzano se ven atravesadas por la voluntad de desentrañar el rastro del colonialismo en las identidades de quienes lo sufrieron, sin esquivar la complejidad de navegar el mundo como migrante, como refugiado.
Gurnah comenzó a escribir a los 21 años en inglés -aunque el suajili es su lengua materna y sus obras están salpicadas por expresiones y palabras de ese idioma africano-, evidenciando el rastro colonial también sobre el lenguaje.
UNA LITERATURA SIN LÍMITE TEMPORAL O ESPACIAL
Desde una mujer negra de origen migrante creciendo en la racista Inglaterra de los años 50 hasta relaciones de amor entre personas de diferentes comunidades, pasando por un refugiado que finge no hablar inglés porque le dicen que así será más fácil conseguir el asilo, la obra de Gurnah personaliza la historia, poniendo rostro y nombres a hechos históricos y traumas colectivos.
Además de prolífico, destaca Horton, su trabajo abarca un enorme abanico «de lugares y temporalidades», incluyendo tanto el periodo colonial como los movimientos migratorios actuales.
«Siempre ha existido, parece, el clima actual de atacar a desconocidos (y de hostilidad) contra los demás. Pero también hay, a la vez, una lucha constante, creo, de vuelta», dijo el propio autor en una entrevista con una revista literaria a principios de año.
El escritor tanzano es autor de diez novelas, entre ellas Memory of Departure (1987), Pilgrims Way (1988), Dottie (1990), Paradise (1994), Admiring Silence (1996) o By the Sea (2001).
Gurnah ha publicado también numerosos ensayos en torno a la obra de otros autores poscoloniales, como Salman Rushdie, Zoë Wicomb o Vidiadhar Surajprasad Naipaul.
Horton, que ha compartido espacio profesional con él, asegura a EFE que «es una persona con una opinión muy fuerte que quiere cambiar el canon de lo que se enseña en la universidad» bajo el paraguas de literatura poscolonial.
No sólo «no está interesado en los autores blancos, británicos y de clase media», sino que quiere ir más allá de los grandes nombres africanos conocidos en el norte global, como Chinua Achebe o Chimamanda Ngozi Adichie, y dar espacio, por ejemplo, a las voces de mujeres africanas musulmanas, como la egipcia Leila Aboulela.
«La forma en que se comercializa la literatura poscolonial no siempre refleja como la guerra juega un papel en el capitalismo y la violencia colonial hace, efectivamente, que Occidente se enriquezca», algo que el escritor tanzano trata de denunciar en su obra, según Horton.
Gurnah es el quinto escritor africano galardonado con el Nobel, después de Wole Soyinka (Nigeria, 1986), Naguib Mahfuz (Egipto, 1988), y los sudafricanos Nadine Gordimer (1991) y John Maxwell Coetzee (2003), ambos de Sudáfrica.
Sus novelas han sido preseleccionadas para diferentes premios literarios de gran prestigio, como el Booker Prize o Los Angeles Times Book Award.