Nos guste o no, vamos a envejecer. Es parte del proceso natural de la vida. Pero podemos revertirlo en cierta medida con una serie de consejos que más adelante detallaremos.
MADRID, 22 Jun. (EuropaPress) – Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2015 y 2050 el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12 por ciento al 22 por ciento, y además, destaca que hoy en día «la pauta de envejecimiento de la población es mucho más rápida que en el pasado». ¿Por qué sucede esto?¿Podemos frenar nuestro envejecimiento?
El caso es que, nos guste o no, vamos a envejecer. Es parte del proceso natural de la vida. Pero podemos revertirlo en cierta medida con una serie de consejos que más adelante detallaremos.
¿Para ello?, en primer lugar debemos tener en cuenta que es en torno a los 35 cuando podemos empezar a notar el paso del tiempo, aunque esto será más acusado a partir de la menopausia en la mujer (generalmente, a partir de los 45) y de la andropausia en el hombre, con una caída hormonal más progresiva desde los 40 y durante la edad adulta, no tan brusca como en la mujer, según asegura la médico especialista en Endocrinología y medicina antienvejecimiento Celia Gonzalo, de la Clínica Neolife de Madrid.
SÍNTOMAS DE QUE LA MUJER ESTÁ ENVEJECIENDO
En una entrevista con Infosalus, esta doctora enumera los principales signos de envejecimiento en la mujer y apunta en primer lugar a la perimenopausia, esa etapa que precede a la menopausia y que puede durar uno o dos años, en los que pueden apreciarse síntomas como piel más seca, la sequedad a nivel de mucosas (sequedad vaginal), o ante un aumento infecciones urinarias; dice que el pelo también puede caerse más, estar más fino.
Aparte de la piel seca, la médico especialista en medicina Antiaging menciona que, tanto en la mujer como en el hombre, otros signos de envejecimiento son la aparición de arrugas o las manchas solares, fundamentalmente debidas a que nuestro ADN ya no es tan eficaz y no es tan capaz de reparar tejidos frente a las agresiones continuadas.
Otros síntomas de envejecimiento en la mujer, según prosigue, son las molestias articulares; el ojo seco; la incontinencia urinaria; el cambio en el aspecto corporal, por el que la mujer perderá esa grasa más localizada en caderas y tendrá lugar un acúmulo de grasa en la cintura, y de forma interna, en la llamada «grasa visceral»; el metabolismo también puede empeorar, de forma que comiendo lo mismo y siguiendo con el mismo plan de actividad física se tenga una mayor tendencia a sumar peso.
Trastornos incluso a nivel de la salivación pueden darse, de tener menos saliva, aclara, a la vez que menciona que una vez alcanzada la menopausia se deberán revisar los huesos, a partir de exámenes llamados «densitometrías óseas».
A nivel neurológico, la miembro de Clínica Neolife subraya que nuestra eficacia para memorizar van disminuyendo, algo que podría relacionarse, según asegura, con una disminución del volumen cerebral y de la conexión entre las neuronas; un panorama que empeora cuando entramos en menopausia.
Empezar con problemas del sueño, en cuanto a la calidad y a la cantidad, sería otro signo de que estamos envejecimiento, y sobre el que es muy importante trabajar a tiempo puesto que el sueño, según afirma la doctora Gonzalo, «es una garantía para mantener salud en el largo plazo», y puede repercutir en el desarrollo de enfermedades neurológicas futuras.
SÍNTOMAS DE ENVEJECIMIENTO EN EL HOMBRE
En cuanto al hombre, la especialista en Endocrinología y Medicina Antienvejecimiento sostiene que los síntomas del envejecimiento pueden acompañarse de cambios físicos, como una pérdida de masa muscular, una disminución en el rendimiento deportivo, del líbido, así como de síntomas de tristeza o de depresión, ligados a esa pérdida de testosterona.
Como antes hemos citado, los temas de la piel son comunes en ambos sexos (aparición de manchas o de arrugas), pero también con la edad puede producirse una caída del pelo, y pérdida de masa ósea en el sexo masculino. A nivel cognitivo, también se presentan alteraciones a nivel de memorización o de atención. En el hombre subraya que también un factor de envejecimiento son los síntomas prostáticos, como el crecimiento de la próstata, el que se orine con frecuencia, etc.
¿LO QUE HAGAMOS DE LOS 30 A LOS 40 DETERMINARÁ NUESTRA VEJEZ?
«En parte sí que lo que hagamos en la década de los 30 a los 40 determinará nuestra vejez ya que estamos haciendo medicina de prevención en esa etapa, y si nos cuidamos evitaremos la aparición de enfermedades irreversibles y sus secuelas, aparte de que garantizaremos una buena memoria metabólica, es decir, un peso estable, o por ejemplo mantener una masa ósea que nos prevenga de osteopenias o osteoporosis futuras», afirma.
Según añade Gonzalo, en torno a los 30 años alcanzamos nuestro pico máximo de masa ósea, de forma que si mantenemos el ejercicio se facilitará una buena calcificación de los huesos, y se mantendrá la musculatura también.
«Si nos hemos protegido del sol nuestra piel no estará tan envejecida y por tanto, estaremos más tiempo sin arrugas y sin manchas. Cuanto menos estemos expuestos a enfermedades más despacio vamos a envejecer porque habrá cosas reversibles, o bien incluso habremos acelerado problemas», sostiene la doctora.
FACTORES QUE INFLUYEN EN EL ENVEJECIMIENTO
Precisamente, desde la OMS señalan que, aunque algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores son genéticas, los entornos físicos y sociales revisten «gran importancia», en particular las viviendas, el vecindario y las comunidades, así como sus características personales, como el sexo, la etnia o el nivel socioeconómico.
«Estos factores empiezan a influir en el proceso de envejecimiento en una etapa temprana. Los entornos en los que se vive durante la niñez -o incluso en la fase embrionaria- junto con las características personales, tienen efectos a largo plazo en la forma de envejecer. Los entornos también tienen una influencia importante en el establecimiento y mantenimiento de hábitos saludables», subraya.
Según defiende la institución internacional, el mantenimiento de hábitos saludables a lo largo de la vida, en particular llevar una dieta equilibrada, realizar una actividad física periódica y abstenerse de fumar, contribuyen a reducir el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, así como a mejorar las facultades físicas y mentales.
«En la vejez mantener esos hábitos es también importante. El mantenimiento de la masa muscular mediante entrenamiento y una buena nutrición pueden ayudar a preservar la función cognitiva, retrasar la dependencia y revertir la fragilidad», apostilla.
Con ello, la doctora Celia Gonzalo, de Clínica Neolife (Madrid) apunta 4 pilares para intentar frenar y controlar mejor el envejecimiento:
1.- Nutrición: reconducir nuestros hábitos alimenticios para no forzar nuestra maquinaria, señalando que, por ejemplo, comer demasiado favorece el envejecimiento; al tiempo que defiende que se debe primar la dieta mediterránea y evitar el sobrepeso. El consumo de antioxidantes y polifenoles, el consumo de omega 3 de forma adecuada.
2.- Mantener actividad física, y por ende, de peso saludable. Para ello, ve fundamental adaptar la práctica deportiva, siendo la mejor pauta el que ésta se reparta a lo largo de la semana, y por lo menos con 45 minutos de deporte al día, combinando deportes aeróbicos con anaeróbicos.
3.- Evitar tóxicos en la alimentación, como café, con un máximo 3 tazas al día; el alcohol moderarlo y evitarlos siempre lo máximo posible, dado que «cualquier ingesta de alcohol aumenta el riesgo del cáncer», aparte por supuesto de seleccionarlo, optando mejor por las bebidas fermentadas frente a los destilados; así como los metales pesados en el pescado.
4.- Evitar tóxicos en el ambiente, haciendo hincapié en los disruptores endocrinos que podemos encontrar en cosméticos, y en productos de limpieza e incluso en materiales informáticos, o en la cola de los muebles; «están por todas partes», advierte la doctora Gonzalo. Por supuesto, evitar el tabaquismo, tanto activo o pasivo es otra de las fórmulas; así como otras drogas y sustancias.
Según advierte esta experta en medicina antienvejecimiento, la edad biológica de la persona no es la misma que su edad cronológica, y cuánto estamos envejeciendo y a qué ritmo es hoy posible conocerlos gracias a los ‘test de longitud telomérica’, donde se miden los telómeros, los extremos distales de los cromosomas, ya que «la velocidad de acortamiento puede disminuir si aplicamos todos los consejos anteriores que hemos citado».