Ante la demanda de ventiladores para los enfermos de COVID-19 en México, investigadores de la UAM realizaron un prototipo de complejidad reducida para atender a pacientes críticos de forma segura y a bajos costos.
Ciudad de México, 10 de junio (SinEmbargo).- Académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) construyeron el prototipo de un ventilador de complejidad reducida para atender a pacientes de COVID-19 en estado crítico, según informa la Universidad.
Los investigadores de la Unidad Lerma de la casa de estudios utilizaron materiales reciclados y fáciles de conseguir como tubos de PVC, codos y utensilios de uso cotidiano como bolsas de basura y mangueras, entre otros, con la intención de permitir su reproducción en cualquier zona del país.
«Nos importa atender problemas de interés social y alta prioridad», declaró en entrevista al medio de la UAM el Doctor Phillipp von Büllow, profesor del Departamento de Procesos Productivos de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería (CBI) de la Unidad Lerma, cuestionado sobre la inquietud para llevar a cabo este proyecto, cuya intención es brindar una opción alterna, segura y adaptable a las necesidades de los enfermos.
Académicos de la UAM proponen un ventilador de complejidad reducida ▶ https://t.co/WmHOuXfqyL pic.twitter.com/OSRJYLG53I
— Universidad Autónoma Metropolitana (@Yo_SoyUAM) June 8, 2020
«Antes de iniciar la fabricación obtuvimos la opinión de un ingeniero biomédico sobre la idea quien observó su factibilidad por la manera de generación de presiones, dado que es muy sencilla y original», explicó el investigador.
En el contexto de una pandemia que afecta al territorio nacional, este prototipo surge como una respuesta segura, sencilla y eficaz en zonas de difícil acceso o en espacios donde no se cuente con personal capacitado para una fabricación más compleja.
Frente a este desafío, el equipo de Von Büllow analizó las propuestas ya existentes y observó que éstas suelen utilizar bolsas de aire para uso manual con compresión automatizable, para fijar temperatura, flujo de volumen, humedad y presión de aire para el enfermo, lo que conlleva sensores, actuadores y electrónica detrás, dificultando su reproducción.
«Pensé en las entrañas de un órgano de iglesia, que tiene un principio muy simple para ajustar una presión constante en el viento a los tubos; una bolsa de aire que se infla con un ventilador silenciado contra un peso en su parte superior».
Asi «tenemos una presión constante que hace que no cambie la intensidad del sonido de las flautas o pipas del instrumento musical, así que si usamos ahora esta generación tan simple de viento para una respiración artificial sería casi imposible que la presión sobrepase la resistencia del tejido pulmonar».
#EnVivo por #UAMRadio
Escucha la entrevista al profesor Philipp von Bülow, quien nos habla del prototipo de respirador que desarrolló con un equipo de trabajo de UAM Lerma, para atender enfermos de Covid-19https://t.co/RZSYKnFp4v#SoyUAM #QuédateEnCasa #ConLaCasaAbiertaAlTiempo pic.twitter.com/BPSXWdeA3B— UAM-Lerma (@UAM_Lerma) June 4, 2020
También «se nos ocurrió que podíamos utilizar bolsas de gran volumen, ya que esta capacidad permite emplear compresores de refrigeradores caseros. Finalmente encontramos dos elementos más para reducir la complejidad: una segunda bolsa para el aire exhalado y un filtro de bióxido de carbón».
Uno de los aspectos más importantes del prototipo es que «tiene que respetar la fisiología del tejido pulmonar, es decir, debe garantizar la oxigenación de la sangre y evitar cualquier inflamación del tejido por el estrés mecánico y para eso debemos entender qué tan complicada es esta tarea y cuántos elementos de control se requerirían».
Para la construcción de la maqueta los académicos usaron dos bolsas de aire de diez litros cada una (de basura), cinta canela, un tubo PVC de seis pulgadas, láminas cilíndricas de acero para pesar las bolsas y ajustar las presiones de inhalación y exhalación, para las que adaptaron válvulas de lavadora y accesorios de uso doméstico.
El filtro de bióxido de carbón fue hecho con botellas PET, una lata de café, estopa y cal sodada, y el químico fue casero, hecho con base en cal hidratada para nixtamalizar e hidróxido de potasio.
El diseño podrá ser usado a falta de ventiladores disponibles en hospital para enfermos sedados y en estado crítico, pues esto permite al aparato definir el ritmo de la respiración, sin necesidad de adaptarlo a la voluntad del paciente, lo que complicaría el diseño del sistema.