Lo que más impresionó a la directora fue comprobar cómo estadios enteros colgaban el cartel de completo con más de 17 mil asistentes interesados, sencillamente, en escuchar a la ex primera dama.
Por Javier Romualdo
Estados Unidos, 20 de mayo (EFE).- Después de abandonar la Casa Blanca, Michelle Obama recorrió varias capitales del mundo para presentar sus memorias; tras ella estuvo siempre Nadia Hallgren, que acaba de estrenar un documental sobre cómo la exprimera Dama llegó a llenar estadios «como si fuera una estrella del rock».
«Me explicaron que seguiría a Michelle en una gira de presentación de su libro y pensé ‘ah, bueno, bien’, pero me alertaron de que sería un tour que nunca antes se había hecho», explicó Hallgren en una entrevista con Efe, una de las pocas concedidas sobre este proyecto, lanzado por sorpresa, en el que trabajó durante dos años en secreto.
Becoming es el título del libro en el que Michelle cuenta su historia personal y también el de la cinta de Netflix para la que su directora se mezcló con agentes del servicio secreto con el objetivo de seguir de cerca a la familia Obama en sus primeros meses fuera de la residencia presidencial.
«Fue una oportunidad especial, nadie había tenido la oportunidad de tener esta intimidad, hubo veces en las que me montaba en su auto, donde solo pueden viajar agentes del servicio secreto, para conversar con Michelle (…). También estuve con su familia en momentos privados», recordó Hallgren.
Pero lo que más impresionó a la directora fue comprobar cómo estadios enteros colgaban el cartel de completo con más de 17 mil asistentes interesados, sencillamente, en escuchar a la ex primera dama.
«Había una energía especial», describe la cineasta sobre el evento inaugural en la ciudad natal de Michelle, Chicago.
DE LOS BARRIOS HUMILDES DE CHICAGO A LA CASA BLANCA
Al comienzo del filme Michelle condensa su historia vital con una contundente frase: «Soy del South Side (Lado Sur) de Chicago. Eso te dice todo lo que debes saber sobre mí».
Esos orígenes, en un barrio donde reside un gran número de familias afroamericanas de clase trabajadora, están muy presentes en la vida de Michelle Robinson Obama, abogada de profesión que se convirtió en la primera mujer afroamericana que ocupó la Casa Blanca.
Como ella misma recuerda, su recorrido no fue fácil y tuvo que enfrentarse a críticas en las que algunos decían que tenía metas «muy altas» y poco realistas para su condición.
«Lo que hace Michelle es ser un ejemplo vivo de lo que pasa cuando ignoras esas voces y sigues tu sueño, después de conocerla comprobé que es una mujer muy valiente», reconoce Hallgren.
Cuando Michelle entró en la universidad, la madre de una de sus compañeras de residencia pidió que cambiasen de cuarto a su hija porque no quería una compañera negra, recuerda la cinta.
«Ella quería que la gente conociera las cosas más difíciles de su vida», destacó su directora.
A partir de ese episodio la protagonista, entonces una estudiante de derecho, fue más consciente de su identidad.
Por ello, después de cada acto multitudinario, Michelle decidió reunirse con pequeños grupos de estudiantes, mayoritariamente mujeres, para conocer sus inquietudes y compartir sus experiencias en conversaciones que la cámara de Hallgren capturó.
Según la cineasta, «las mujeres jóvenes conectaban con la ex primera dama» y se aventuraban a contarle preocupaciones tan personales como sus problemas familiares o el temor a «ser invisibles» en la sociedad estadounidense, tan diversa como segregada.
«También fui a grabar a la casa donde se crió. Está prácticamente intacta, en su habitación sigue su muñeca -relata Hallgren-. (…) Visitar su barrio hace que uno imagine las experiencias que vivió, además también Barack Obama -entonces becario de Michelle- residió allí con ella cuando eran pareja».
UNA GIRA QUE REINVENTÓ LA FORMA DE PRESENTAR UN LIBRO
Cuando Michelle publicó sus memorias, la editorial preparó una gira de presentación a lo largo de 10 ciudades.
El planteamiento inicial consistía en conversaciones íntimas moderadas por personalidades como Sarah Jessica Parker y Oprah Winfrey, pero la demanda se desbordó, y tuvo que ampliarse el aforo y añadir una veintena más de localidades, incluso fuera de Estados Unidos.
Durante la gira, Michelle viajó a veces sola, otras acompañada de su madre y hermano o de Barack Obama y sus hijas, pero Hallgren se convirtió en su sombra para documentarlo y conocer profundamente la historia personal de una mujer que hizo historia al sentarse en los círculos más poderosos del mundo, desde el lado sur de Chicago.
Y aun así… «Ella me dejó hacer la película que yo quería hacer», sostuvo la directora.