Alejandro Calvillo
17/12/2019 - 12:04 am
El lado oscuro del juguete
Las condiciones laborales en las fábricas de juguetes en China de las marcas más reconocidas en el mundo muestran salarios muy por debajo del mínimo.
El Observatorio del Trabajo en China titula su reporte de la explotación en las fábricas de juguetes en ese país: “El Lado Oscuro del Mundo Brillante”. En estas fábricas, bajo condiciones inhumanas, se elaboran los productos de las grandes marcas de juguetes. Bajo el árbol de navidad o como regalo de reyes, los niños recibirán juguetes de marcas como Disney, Hasbro, Mattel, Lego, etc, elaborados bajo la sobreexplotación de trabajadoras y trabajadores en China, en condiciones que pueden definirse de “esclavitud moderna”.
El llamado milagro, que ha llevado a este país a ser la mayor economía del planeta, emergió a partir de los 70s del siglo pasado sacando a cientos de millones de chinos de la pobreza. El lado oscuro de este milagro se da en las fábricas donde se manufacturan electrónicos, textiles, juguetes, etc. La mano de obra de estas fábricas está constituida, principalmente, por un ejército de aproximadamente 290 millones de migrantes internos que provienen de las zonas rurales pobres. Estos migrantes permanecen en esa condición en las zonas urbanas y fabriles a las que se han desplazado, sin tener acceso a los mismos servicios de educación y salud que el resto de los residentes.
El régimen Chino garantiza a las grandes marcas que los trabajadores no contarán con el derecho de libre asociación, es decir, se garantiza que difícilmente podrán demandar mejoras salariales, de condiciones de trabajo y vida. En China, a partir de las denuncias de las terribles condiciones de trabajo que se han documentado en ese país, se han establecido leyes que obligan a pagar los salarios en tiempo, a 40 horas de trabajo a la semana, a la protección a la mujer de acoso, al pago de horas extras, etc.
A pesar del avance en la legislación china para proteger los derechos laborales, muy diversas investigaciones periodísticas y académicas, así como de organizaciones civiles, como el Observatorio del Trabajo Chino, han documentado una serie de violaciones a estos derechos, especialmente, sobre la población migrante. La mayor parte de las denuncias son sobre los muy bajos salarios, muy largas jornadas de trabajo, condiciones de trabajo peligrosas y exposición sin protección a sustancias tóxicas. Estas condiciones afectan la vida de millones de trabajadores que producen, principalmente, para el mercado externo y para grandes marcas globales.
Las pruebas que se han presentado sobre estas condiciones de explotación que han sido caracterizadas como formas de “esclavitud moderna” han llevado a varias de las grandes corporaciones de textiles, electrónicos, juguetes, etc, a presentar códigos de conducta en los que se comprometen a contratar o subcontratar la manufactura de sus productos bajo la premisa del respecto a los derechos laborales establecidos internacionalmente. Sin embargo, en la práctica, estos anuncios, estos códigos, y el supuesto monitoreo al que se han comprometido estas trasnacionales, parecen ser no más que un acto de maquillaje.
En la práctica, las grandes corporaciones presionan para tener costos de producción que empujan a estas maquiladoras a sobreexplotar a sus trabajadores y a mantenerlos en condiciones de producción de riesgo. Son comunes los contratos que presionan a una alta producción y en tiempo muy cortos. De esta manera, se crea una cadena que parte de la demanda de las corporaciones, a través de los contratos que refuerzan las prácticas de sobreexplotación.
El reporte del Observatorio del Trabajo en China, señala: “Las organizaciones de Derecho Laborales que en algún momento operaron en un ambiente más abierto, han reducido sus actividades o se han transformado en organizaciones de servicio comunitario. Algunas han elegido cerrar sus puertas. El verano pasado, trabajadores de Tecnología Shenzhen Jasic fueron fuertemente reprimidos por la empresa al tratar de formar un sindicato. Estudiantes de diversas regiones del país levantaron sus voces para apoyar a los trabajadores, algunos viajaron a Shenzhen para participar en protestas. El gobierno respondió apresando no sólo a estudiantes y trabajadores, sino a miembros de ONGs y organizaciones de la sociedad civil. las Detenciones arbitrarias y arrestos continuaron este año, enfocándose incluso en personas que no estuvieron asociadas con el caso de Jasic”
El reporte del Observatorio de este año se elaboró en base a las condiciones presentes en cinco fábricas que elaboran productos para grandes marcas como Disney, Hasbro, Mattel, Lego, MGA Entertainment, entre otras.
Las condiciones laborales en las fábricas de juguetes en China de las marcas más reconocidas en el mundo, que son parte del reporte, muestran salarios muy por debajo del mínimo considerado para poder cubrir las necesidades básicas de una familia, estimado por el Global Living Wage Coalition en un estudio realizado en 2015 en la región de Shenzhen. Los trabajadores ganan, en promedio, 40 por ciento menos de lo que debería ser el salario mínimo de subsistencia. Por lo anterior, estos trabajadores migrantes, tienen que trabajar horas extras. Gran parte de sus salarios son enviados a sus familias que se han quedado en el medio rural ya que sería imposible contar con los recursos para mantenerlas en las ciudades.
La situación empuja a los trabajadores de las grandes marcas de juguetes a trabajar horas extras para poder sobrevivir. Como esta condición ha sido común en las factorías chinas, la legislación ha establecido que no se pueden trabajar más de 36 horas extras al mes. En el pasado, era común que los trabajadores hicieran 150 horas extras al mes. A pesar de la regulación, el reporte indica que están trabajando un promedio de 100 horas extras al mes. Esto es equivalente a 12 jornadas más al mes, repartidas en horas extras. El reporte señala: “Las excesivas horas extras se mantienen como práctica común en toda la industria del juguete cuando las fábricas presionan a los trabajadores a completar ordenes de trabajo, especialmente durante las temporadas pico, elaborando juguetes para las ventas navideñas».
En materia de seguridad, los trabajadores de la industria del juguete suelen exponerse a sustancias tóxicas, especialmente solventes utilizados para pintar. Aunque se han realizado presiones para que se tengan equipos adecuados de protección y se realicen exámenes previos y posteriores a la exposición a estas sustancias, se registra que son pocas las empresas que están cumpliendo con las regulaciones. Se reporta que en gran parte de las fábricas los equipos de protección no son brindados a los trabajadores o no son adecuados.
La mayor parte de los trabajadores viven en dormitorios de la fábrica donde las condiciones de higiene y servicios son deplorables. El reporte describe las condiciones en Wah Tung: entre 8 y 10 trabajadores comparten un cuarto y el baño no tiene agua corriente. La fábrica contrata seguros únicamente para los trabajadores menores de 50 años. Están establecidas una serie de multas por violaciones menores a las reglas, como, por ejemplo, dejar prendida la luz del dormitorio.
Los trabajadores no tienen libertad de asociación. Todos los sindicatos deben estar afiliados al “All China Federation of Trade Union”. Los líderes de los sindicatos son elegidos por la industria, no por los trabajadores. Levantar la voz puede significar sufrir una grave represión.
Las mujeres trabajadoras representan el 60 por ciento de la fuerza laboral en la industria del juguete alrededor del mundo. En China, reciben, en promedio, un salario 35 por ciento menor al de los hombres por realizar el mismo trabajo. Otra condición es que las mujeres no ocupan cargos de mando en estas fábricas, es decir, no pueden ascender. Las mujeres embarazadas no tienen protección especial, sus condiciones las obligan a trabajar horas extras y se encuentran expuestas a sustancias tóxicas. Un reporte de 2013 indica que el 70 por ciento de las trabajadoras sufrieron hostilidad sexual.
Por otro lado, las trabajadoras han sido muy activas en las protestas para mejorar las condiciones de los trabajadores y, en varios casos, han sido ellas las representantes en las negociaciones con las empresas.
El Observatorio del Trabajo en China, concluye en su reporte que durante años se ha advertido a las grandes corporaciones de las condiciones de los trabajadores en sus cadenas de producción en China y que, aunque han declarado estar conscientes de estas condiciones y se han comprometido a enfrentarlas, poco han hecho, manteniendo las presiones para que se siga produciendo a bajo costo. El Observatorio muestra su preocupación al señalar que si China avanza en su legislación para proteger los derechos laborales y, en especial, la vuelve realidad, las grandes corporaciones se irán a otro país que no cumplan con la regulación laboral internacional. Al fin de cuentas, estas grandes corporaciones buscan mantener sus grandes márgenes de ganancia y para ello parten de la sobreexplotación de los trabajadores y de no invertir en sus condiciones de trabajo, la lógica propia de la Gran Corporación.
Para conocer el reporte: http://www.chinalaborwatch.org/report/145
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