Según relató el actor en una entrevista, la locura que integra el guión de la ficción acabó traspasándose a su propia persona hasta el punto de que «pasé mucho tiempo obligándome a vomitar. Meándome en los pantalones. Es lo más asqueroso del mundo».
Por Claudia García
Ciudad de México, 5 de octubre (AsMéxico).– Los actores de método son conocidos por los extremos a los que pueden llegar con tal de fundirse al máximo a la piel de sus personajes y experimentar sus emociones y vivencias de la manera más realista posible. Y Robert Pattinson, que hace ya mucho que ha logrado dejar atrás la larga estela de ídolo adolescente a la que le «condenó» la trilogía de Crepúsculo, parece ser un ferviente seguidor de este sistema interpretativo.
El actor tiene pendiente de estreno la película The Lighthouse, que llegará a las salas de los Estados Unidos el 18 de octubre y ya está despertando enormes oleadas de expectación entre aquellos espectadores más cinéfilos y aficionados al cine independiente.
El film, rodado en blanco y negro y dirigido por el cineasta Robert Eggers (responsable de la inquietante y especialísima La Bruja) tiene como protagonistas a Pattinson y Willem Dafoe y promete retratar descarnadamente el descenso a los infiernos de la locura de la pareja de fareros que encarnan los dos actores.
En una entrevista con la revista Esquire, el británico ha desvelado algunas de las extrañas cosas que hizo para tratar de entender la progresiva pérdida de cordura de su personaje, Ephraim Winslow. Y es que, para Pattinson, interpretar a alguien desquiciado «significa que puedes enloquecer en todo momento. Bueno, no en todo momento, pero sí una hora antes de la escena». Y el artista no ha tenido reparos en cuanto a poner algunos ejemplos de su práctica personal se refiere: «Puedes, literalmente, sentarte en el suelo gruñendo y lamiendo charcos de barro». Exactamente lo que hizo él durante la filmación.
Pero no fue esta la única rareza que llevó a cabo Pattinson en el set de la cinta. Según relató en su charla para el medio, la locura que integra el guión de la ficción acabó traspasándose a su propia persona hasta el punto de que «pasé mucho tiempo obligándome a vomitar. Meándome en los pantalones. Es lo más asqueroso del mundo». Además, el actor contó que se dedicaba a caminar en círculos antes de las tomas, y que incluso llegó a meterse piedras dentro de los zapatos.
Para las secuencias de borrachera (los teasers lanzados dan fe de que hay unas cuantas), el actor también fue fiel a las normas del método y se emborrachó tanto que «estuvo básicamente inconsciente» durante la filmación. Algo que le puso al borde de granjearse un roce con su compañero de reparto, según ha dado a entender contando una anécdota de la grabación de uno de estos momentos: «Sentí que estábamos completamente metidos en escena y yo estoy allí sentado tratando de sentir arcadas y Robert (el director) me regañó porque Willem le estaba mirando y diciendo: ‘Si vomita encima mío, me marcho del set'».