En días pasados, usuarios de redes sociales denunciaron que la tienda departamental Liverpool puso a la venta muñecas mazahua hechas en china. La indignación por la noticia llegó hasta el Senado a través de un punto de acuerdo en que se exhortó al Presidente Enrique Peña Nieto para frenar la comercialización, pues se atenta contra la identidad y economía de los pueblos indígenas.
Las muñecas son confeccionadas por mujeres otomíes de Querétaro y se tardan de dos a cinco días para elaborarlas, indicó el texto, además de enfatizar que este trabajo se ha heredando de generación en generación y en él se trasmiten valores propios de la comunidad.
Ciudad de México, 8 de diciembre (SinEmbargo).- La indignación de usuarios de redes sociales por la imitación de muñecas mazahua-otomíes de origen chino, que se han puesto a la venta en tiendas departamentales de Liverpool, llegó hasta el Senado de la República a través de un punto de acuerdo para frenar la comercialización, pues se atenta contra la identidad y economía de los pueblos indígenas.
En el punto de acuerdo promovido por la Senadora panista Sonia Rocha Acosta, secretaria de la Comisión de Asuntos Indígenas, se exhorta al Presidente Enrique Peña Nieto para que, a través de la Secretaría de Economía, se investigue la importación y comercialización de esa artesanía, con carácter de “urgente resolución”.
De acuerdo con la petición, la legisladora considera que deben de ser retiradas, porque con la venta de estas muñecas «se atenta contra la identidad y economía de los pueblos indígenas».
“La nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas, y que éstas consagran sus propias instituciones sociales y culturales, además de que la conciencia de la identidad indígena debe ser criterio fundamental para determinar las disposiciones sobre los pueblos indígenas”, se lee en el punto de acuerdo.
Las muñecas son confeccionadas por mujeres otomíes de Querétaro y se tardan de dos a cinco días para elaborarlas, indicó la Senadora, además de enfatizar que este trabajo se ha heredando de generación en generación y en él se trasmiten valores propios de la comunidad.
“Estas muñecas otomíes, son una artesanía que refleja tradición, raíces, cultura e idiosincrasia, son confeccionadas con tela de popelina y listones de diversos colores. Las pequeñas indígenas juegan con ellas simulando acciones de la vida cotidiana de sus comunidades”, explicó.
Hace dos semanas, usuarios de redes sociales denunciaron que la tienda departamental Liverpool puso a la venta muñecas mazahua hechas en China, las cuales, criticaron, eran “de mala calidad”.
Pese a las denuncias, la página oficial de Liverpool continúa vendiendo la muñeca dentro de la categoría “Figuras decorativas”. La describe como “Muñeca mexicana Christmas Spirit” y su costo va desde los 191.40 a los 319 pesos.
Este caso de plagio y lucro de la artesanía de origen mexicano es solo uno de varios, debido a que en México no hay una legislación que lo impida ni institución que los proteja.
Hasta el momento se conocen dos casos donde los legisladores han subido puntos de acuerdo y exhortado al Gobierno federal a proteger la propiedad intelectual de las comunidades indígenas.
Además del caso de las muñecas mazahua, recientemente la marca de ropa española Mango fue señalada por utilizar de manera indebida los tenangos, un bordado artesanal originario de Tenango de Doria, Hidalgo. En cada diseño se representan aves, conejos, flores y gallinas.
En este caso, el cual implicó una campaña intensa de denuncia, se logró que la compañía retirara las prendas de la venta y ofreciera una disculpa a la comunidad indígena al reconocer que su equipo de diseñadores se inspiró en la iconografía de los tenangos.
El caso de los tenangos tuvo una respuesta favorable debido a que las comunidades de Tenango de Noria tenían su registro ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
“Me enteré del caso de Mango por medio de una denuncia ciudadana, juntamos a las comunidades de Tenango de Noria y resultó ser que ellos tenían su registro ante el IMPI, es por ello que nosotros pudimos dar la batalla desde la Cámara de Diputados por medio de un exhorto que presenté y que conseguí la firma de todos los grupos parlamentarios donde pedíamos a las secretarias de Relaciones Exteriores, de Economía y a las instituciones que protegen a los grupos vulnerables que velaran por la seguridad y los derechos de los indígenas”, explicó Paola Félix Díaz, Diputada del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en una entrevista para SinEmbargo.
Además del exhortó, la legisladora envió una carta a la empresa Mango, con sede en España, y la respuesta de la empresa fue retirar las prendas de la venta tanto en tiendas físicas como en línea, asumiendo el coste derivado del stock [inventario].
LOS CASOS MÁS CONOCIDOS DE PLAGIO
Uno de los casos más conocidos fue el de la firma francesa Isabel Marant, que en 2015 presentó como diseño propio una blusa que imitaba los bordados mixes tradicionales de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca.
En este caso, fue la empresa Antik Batik la que llevó ante los tribunales a Marant, al asegurar tener la patente de estos estampados. Durante el juicio en Francia, Marant reconoció el origen mixe de los estampados.
Otro caso es el de la marca argentina de ropa Rapsodia, que plagió hace un año una prenda de la comunidad zapoteca de San Antonino Castillo Velasco para su colección de invierno, y la marca española Intropia, que utilizó diseños de huipiles chinantecos de San Juan Bautista Tlacoatzintepec, en Oaxaca.
Debido a que no existen leyes o normas que protejan la propiedad intelectual de las comunidades de Oaxaca, ya van tres ocasiones donde los diseñadores plagian el arte textil oaxaqueño: el Mixe, Valles Centrales y San Juan Bautista Tlacoatzintepec.
Pero no sólo es Oaxaca, el plagio es en todas las comunidades indígenas de México donde muchas firmas de prestigio internacional se han acercado en la última década para patentar o utilizar diseños de arte autóctono.
Nike patentó diseños de arte huichol y mixteco que actualmente utiliza para sus tenis con diseños que llevan “ojos de Dios”, soles, venados, rombos, lunas y patrones regulares en colores como naranja, verde, rojo y azul cielo.
El Instituto Nacional Indigenista y la Cancillería mexicana explicaron que la acción de Nike era completamente legal ya que, al no estar patentados los diseños por parte de ningún representante de las etnias, eran de dominio público hasta que alguien los registrara.
La casa de moda francesa Hermès, en 2008, diseñó uno de sus famosos pañuelos de seda con motivos de los bordados indígenas otomíes, para lo cual contactó al Museo de Arte Popular (MAP) a fin de seleccionara a los artesanos que pudieran elaborar los mejores diseños.
Otro caso es la marca Converse, que cuenta con una línea de tenis bordados que son especialmente hechas por artesanos mexicanos.
Los plagios de diseños textiles son los más evidenciados en redes sociales, pero existen también los casos donde la comida y la medicina tradicional son patentados por empresas.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas establece que estos “tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar la propiedad intelectual de dicho patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones culturales”.
A su vez, el Comité Intergubernamental de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore está negociando un acuerdo sobre un instrumento jurídico internacional.
Pero en México, hasta el momento no existe una legislación que proteja realmente a los indígenas en materia de propiedad intelectual en su gastronomía, vestido y medicina.
Algunos defensores de los pueblos indígenas como Regino Montes llevan años luchando para que a nivel nacional se reconozca la propiedad intelectual colectiva de los pueblos indígenas con relación a sus creaciones artísticas, que va desde vestidos, gastronomía, danza.
La legisladora Paola Félix adelantó a SinEmbargo que su partido junto con organizaciones civiles están preparando una iniciativa de ley para que se garantice el respeto al trabajo de los indígenas.
“Pensamos presentar esta incisiva en enero”, dijo, “tenemos que hacer una campaña nacional en estas comunidades, que el IMPI vaya directo a los pueblos y registre sus diseños”.
Con la marca registrada, según información de activistas, los diseños, comida, bailes, y medicina tradicional de las comunidades indígenas quedarían protegidos de la piratería, pero no de que un especialista acudiera a las regiones a comprar sus productos y los explotara comercialmente.