México, 27 Ago. (Notimex).- Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizaron estudios en los vestigios de una muralla de piedra caliza, en el cerro del Jumil, Temixco, Morelos, los cuales presumen la existencia de una fortaleza Xochicalca del periodo Epiclásico (650-900 d.C.).
La muralla, con más de mil años de antigüedad, mide alrededor de 500 metros de largo y entre cinco y 15 de altura; en su interior se pueden encontrar un basamento piramidal principal, 50 plataformas y una cancha de juego de pelota, informó el INAH en un comunicado.
Los avances de este estudio, que inició el año pasado y concluirá en septiembre próximo, fueron dados a conocer por los arqueólogos Mauricio Gálvez, Roberto Israel Fuentes y Omar García, durante el VI Coloquio de Arqueología, que culminó ayer viernes en el Museo del Templo Mayor, en esta capital.
Dicha obra defensiva se integra por un muro de carga realizado con piedra caliza amorfa, para soportar la presión interior y exterior del cerro en el cual se localiza, y otro muro que recubre al anterior.
Los arqueólogos Gálvez y Fuentes consideraron que dicho cerro pudo haber sido utilizado en tiempos prehispánicos como parte del sistema de defensa de los xochicalcas, debido a las similitudes entre la construcción y los asentamientos de ésta obra con las de la Zona Arqueológica de Xochicalco, situada a dos kilómetros de distancia.
“Una fortaleza o fortificación prehispánica se caracteriza por estar asentada en los cerros…. El objetivo que tenía era dificultar el acceso a los enemigos y facilitar la defensa desde arriba, eran lugares restringidos por lo que debían estar totalmente amurallados, además de ser espacios autosuficientes”, explicó Mauricio Gálvez.
De igual forma, comentó que las características que presenta la muralla, como su distribución arquitectónica y el patrón de asentamiento, es lo que les hace pensar que puede tratarse de una fortaleza, aunque se necesitan más investigaciones.
Los trabajos del INAH para este año consistieron en la consolidación en algunas partes expuestas de la muralla, la realización de pozos de sondeo y calas de aproximación para precisar ubicaciones de elementos arquitectónicos y afinar la cronología del sitio, así como determinaron las dimensiones de la cancha.
Durante esta labor, los arqueólogos pudieron determinar las dimensiones de la cancha del juego de pelota, de 52 metros de largo por más de cuatro de ancho; también, realizaron excavaciones en “El Jumilito”, que es un afloramiento rocoso en la pendiente del cerro.
Cabe destacar que no toda la muralla se ha conservado hasta la actualidad, pues, según explicó el arqueólogo Roberto Israel Fuentes, la pendiente pronunciada del cerro ha provocado que casi la mitad de ésta se haya derrumbado, pero a partir de los alineamientos de piedra que aún quedan se pudo determinar su extensión.