Especialistas en salud alertaron que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha contribuido en el incremento de los índices de sobrepeso, obesidad y diabetes en México. Denunciaron que también ha perjudicado a los pueblos de México, Canadá y Estados Unidos y ha beneficiado únicamente a las grandes industrias. Exigieron al Gobierno federal replantear la política agrícola a fin de dirigirla al desarrollo de un sistema que garantice la disponibilidad y el acceso a alimentos saludables, basada en la biodiversidad y cultura alimentaria de la región.
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Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).- México está inmerso en una crisis de salud alimentaria que ha provocado uno de los mayores índices de sobrepeso y obesidad en el mundo y mantiene, al mismo tiempo, niveles altos de desnutrición en la población rural, situación en la que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha tenido responsabilidad, señalaron esta mañana especialistas en materia.
La crisis, de acuerdo con Jessica Fanzo, actual líder del Panel de expertos de Alto Nivel en Sistemas Alimentarios y Nutrición para el Comité de Naciones Unidas en Seguridad Alimentaria, no podrá enfrentarse si no se replantea la política agrícola a fin de dirigirla al desarrollo de un sistema que garantice la disponibilidad y el acceso a alimentos saludables, basada en la biodiversidad y cultura alimentaria de la región, donde la agricultura a pequeña escala juega un papel importante.
El ingeniero Víctor Suárez, integrante de la iniciativa Valor al Campesino y Director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), señaló que el TLCAN ha sido «un instrumento de control, del asalto de nuestro sistema alimentario por las corporaciones globales. Este Tratado permitió el control de nuestro sistema de producción de alimentos y determinó el sistema de consumo de esos alimentos, en lo que para mí es un verdadero ‘imperialismo alimentario’ y lo que Julieta Ponce [directora del Centro de Orientación Alimentaria] ha llamado ‘la colonización de nuestro paladar'».
Agregó que dicho Tratado ha perjudicado a los pueblos de México Canadá y Estados Unidos y únicamente ha beneficiado a las grandes industrias. Además, acusó, ha sido especialmente «nocivo» para la agricultura, la salud, la justicia social y el medio ambiente del país hoy gobernado por Enrique Peña Nieto.
Por ello, señaló que la idea del Presidente del país vecino del norte, Donald Trump, sobre la ruptura del Tratado debe considerarse como una oportunidad. «Debe ser reemplazado por otro acuerdo, sobre otras bases que respeten el derecho que tiene nuestro país a producir sus propios alimentos, el derecho a recuperar la soberanía alimentaria, frente a una dependencia alimentaria de más de 42 por ciento de importaciones», urgió.
En el mismo sentido, el doctor Abelardo Avila, investigador del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), enfatizó en que «el TLCAN creó el peor de los mundos posibles en materia alimentaria para México».
Asimismo denunció que el régimen fiscal en el país favorece a las empresas con «grandes beneficios y subsidios», por ejemplo, Femsa, ya que el Gobierno «sacrifica» millones de dólares que les brinda fortaleza a las trasnacionales.
La situación, dijo, provoca que se gasten alrededor de 200 mil millones de pesos en costos a la salud, y al no ser suficientes para cubrir las implicaciones de padecimientos como diabetes, obesidad, sobrepeso, enfermedades coronarias, entre otras «se paga con sufrimiento humano».
En su oportunidad, Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, aseguró que la epidemia de obesidad y diabetes declarada por el Gobierno mexicano en noviembre pasado, además de la desnutrición, son resultado del abandono de una política alimentaria.
OTROS FACTORES
De acuerdo con la doctora Fanzo, profesora asociada de políticas agrícolas y alimentación global de la escuela Nitze de estudios Avanzados Internacionales, del Instituto Berman de Bioética y del Departamento de salud Internacional de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad John Hopkins, la modernidad, el cambio hacia la urbanización y el abandono a los sistemas agroalimentarios han provocado una transición en la dieta de la población, que se caracteriza por falta de sustentabilidad, excesivo consumo de calorías, baja calidad nutrimental y poca accesibilidad a alimentos frescos y sanos.
«Conforme el mundo se urbaniza, los índices de sobrepeso aumentan», enfatizó la también miembro de la Comisión de Dietas Saludables y Sistemas Alimentarios de la revista científica The Lancet.
Dicho cambio nutricional, enfatizó durante una conferencia de prensa en la Ciudad de México, desencadena enfermedades como obesidad, diabetes, padecimientos coronarios y a su vez desnutrición. Además, comentó que las consecuencias de la destrucción de los sistemas alimentarios, ha generado impactos en tres áreas: Salud, medio ambiente e inequidad social.
En materia de salud, recordó que a nivel mundial 805 millones de personas padecen desnutrición; hay 161 millones de niños menores de 5 años con baja estatura o con desnutrición crónica; 51 millones de niños menores de 5 años con bajo peso o desnutrición aguda; 2.1 mil millones de adultos con sobrepeso u obesidad; y 2 mil millones de personas con alguna deficiencia micronutrimental.
En el rubro de medio Ambiente, Fanzo señaló que se provocan impactos en la tierra y el agua, además se aumenta la generación de gases de efecto invernadero. Alertó que sólo el sector agrícola contribuye con el 24 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero globales, lo que representa cerca del 80 por ciento de las emisiones del sector.
Finalmente, en el tema de inequidad social, comentó que en los países de ingresos altos y medios, y entre las poblaciones urbanas de la mayoría de las naciones, el consumo de carne y lácteos va en aumento. Mientras, en los países de bajos ingresos, los habitantes tienen dificultades para acceder o pagar alimentos de origen animal, por ejemplo.