Este robot forma parte de una herramienta terapéutica, en el proyecto «Nao Therapist», para rehabilitación infantil con robots, impulsado por dos jóvenes investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid, que ha sido premiado en el programa Yuzz, que dirige el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE).
Madrid, 11 de julio (EFE).- La robótica humanoide, cada vez más desarrollada tecnológicamente, se vislumbra como eficaz herramienta terapéutica y así lo demuestran ya simpáticos bípedos robotizados, como NAO, recién galardonado dentro de un proyecto de rehabilitación por su capacidad para motivar en sus ejercicios a niños con problemas motrices, explicaron a Efe sus responsables.
Este robot forma parte de una herramienta terapéutica, en el proyecto «Nao Therapist», para rehabilitación infantil con robots, impulsado por dos jóvenes investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid, que ha sido premiado en el programa Yuzz, que dirige el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE).
La robótica de servicio, dirigida a convivir con el hombre fuera de espacios limitados y por tanto con menos barreras físicas como el industrial, es una de las áreas tecnológicas de mayor proyección de crecimiento en países desarrollados.
Realidades como el progresivo envejecimiento poblacional obligarán previsiblemente a recurrir a este tipo de tecnología para complementar el incremento de labores de atención y cuidado de las personas mayores, según los expertos.
Se trata además de un área con gran proyección en términos económicos. Todo apunta a que el valor de mercado de la tecnología robótica se cuadruplicará en unos cinco años, y pasará de los aproximadamente 20 mil millones de euros (22 mil millones de dólares) hoy en día a más de 80 mil millones (88 mil millones de dólares).
Los investigadores José Carlos González y José Carlos Pulido, responsables de «Nao Therapist», explicaron a Efe que el robot utilizado en este proyecto dispone de un sistema de inteligencia artificial que permite al humanoide interactuar de forma autónoma con el niño, para animarlo a hacer correctamente los ejercicios de rehabilitación.
Este robot parlanchín, de poco más de medio metro de altura, y gran versatilidad de movimientos, está equipado con un sensor de imágenes 3D y además de explicar al pequeño cómo trabajar para recuperar movilidad, le enseña de forma divertida cómo corregirse cuando no hace las cosas bien.
«La motivación que provoca el robot en los niños es una de las claves del éxito», explica González. Con métodos convencionales este tipo de terapias suelen resultar tediosas no sólo al pequeño sino también al terapeuta, porque son muy largas.
El robot NAO es muy ingenioso, e incluso recompensa con gratas sorpresas al pequeño cuando se lo merece, por ejemplo, con un inesperado baile u otra espectacular actuación, y por ahora, se ha probado con pacientes del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla (Sur).
De sus dos fases de implementación, la más numerosa involucró a una docena de niños de 5 a 13 años, con parálisis cerebral y otros problemas de movilidad de extremidades superiores, dentro de un proyecto de cuatro meses con dos sesiones semanales, que acaba de concluir con éxito como demuestran sus resultados, según sus responsables.
La herramienta se implementa con la presencia del terapeuta, quien puede complementar sus tratamientos con los muchos datos recogidos por el robot sobre cómo realiza el niño los ejercicios.
La Universidad Carlos III de Madrid, de la que dependen los investigadores involucrados en este proyecto, es referente internacional en robótica, gracias a su prestigioso «Robotics Lab» y el sello de fabricación de varios robots humanoides con dotes sociales desarrollados por sus ingenieros.
Sus creaciones aspiran a prestar todo tipo de servicios sociales: como guías de museos, acompañantes en hoteles, asesores comerciales, etc.
En el marco del proyecto europeo Monarch, en el que participa la universidad española, robots de 1,5 metros de altura pasean por los pasillos de un hospital oncológico infantil, en Lisboa, para animar a los pequeños durante su estancia hospitalaria.