Memoria, del director tailandés Apichatpong Weerasethakul, es una cinta llena de atmósferas que lleva al espectador a un viaje que da paso al suspenso y hasta la ciencia ficción. Aquí no hay cabida para la fórmula hollywoodense, el espectador se toma un tiempo de respiro y se sumerge en la búsqueda del personaje de Jessica, de Tilda Swinton.
Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).– Jessica (Tilda Swinton) ya no puede volver a concebir el sueño, un pronunciado sonido como el de un «bang» la despertó una noche durante su visita a Bogotá, Colombia, y ahora debe saber de dónde proviene ese misterioso sonido para acallarlo. De esta premisa arranca Memoria, la más reciente película del director tailandés Apichatpong Weerasethakul.
Jessica es una botánica que ha viajado para visitar a su hermana enferma, pero durante su estancia un estruendoso sonido parece no salir su cabeza por lo que comienza un peregrinar con diferentes personas que le acerquen a las pistas, como un sonidista y una arqueóloga, hasta que da con Hernán, un pescador con una conexión más profunda con el universo que parece ser la clave.
Memoria, que está disponible en salas de cine del país, no se escapa del talento mexicano, la cinta cuenta con la producción del también guionista Julio Chavezmontes así como la actuación del actor Daniel Giménez Cacho:
«Yo había visto el cine Apichatpong Weerasethakul y me pareció muy interesante, además trabajar con Tilda me parecía una gran cosa», recuerda el actor en entrevista con SinEmbargo sobre su primer acercamiento con la cinta.
Giménez Cacho toma el papel de Juan, un médico que juega y disfruta de hacer poesía y es el cuñado de Jessica. El actor define su papel en la cinta como ese gancho de realidad que mantiene al papel de Tilda Swinton lejos de sus pensamientos.
«Es una cosa muy simple, hay una especie de tensión erótica o algo en algún cierto nivel de atracción por el personaje de ella, pero nunca se dicen realmente. Tienen un tiempo de conexión a través de la poesía, las orquídeas que ella cultiva, pero eso nunca llega a ningún lado. Digamos que juega como el papel de algo que podría ser como la realidad de ella. Ella está viviendo en un mundo donde escucha sonidos y tiene todo un mundo interior y de repente justo yo y mi esposa somos como el referente que sería como la realidad real para ella».
Aunque el actor mexicano explica que su personaje no desarrolla un arco dramático por el corto tiempo en el que participa, define la el haber participado en la cinta como una experiencia interesante de la que pudo aprender al ser un encuentro de culturas.
«El director es tailandés y finalmente sí, es una cultura muy diferente a la nuestra entonces a la hora de actuar entraron en juego muchos códigos, yo soy latino y de repente decía ‘no, esto es demasiado festivo, bájenle’, y luego decía ‘no, ya están muy serios. Súbanle’ o ‘no se toquen tanto’ porque en oriente no lo hacen tanto es como un respeto al otro, no se andan apapachando como nosotros, eso fue interesante hasta que le logramos entender qué era lo que él buscaba».
Por supuesto, también trabajar al lado de Tilda Swinton, ganadora de un Óscar, BAFTA y merecedora de León de Oro por su trayectoria en el Festival Internacional de Cine de Venecia, fue algo que enriqueció su experiencia.
«Lo que me encantó fue conocer a Tilda, es una aparición, de verdad. Es como cuando vas en un manglar silenciosamente remando en una lancha y de repente aparece una garza blanca de cuello largo que está sola, esa es la sensación que me dio Tilda, una aparición.Fue una compañera extraordinaria, la conexión es inmediata, desde que te mira a los ojos te está realmente mirando. Era su compañero de trabajo y punto. Eso fue muy lindo».
Giménez Cacho explicó que durante la filmación no comprendió del todo a su personaje, y definió su participación como una pieza del complejo rompecabezas que intentaba formar el director. Fue hasta que pudo ver la película en una sala de cine que pudo entenderla aunque afirma que Memoria se presta a muchas lecturas.
El cine de Apichatpong Weerasethakul se ha caracterizado por trascender a lo sensorial, el ganador de la palma de Oro en Cannes de 2010 por Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives (El Tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas) ofrece al espectador a través de su filmografía una experiencia que va más allá de sólo la narrativa.
«Lo importante es tener la experiencia de entrar al interior del personaje de Tilda, por un momento, y cómo va viviendo su presente, en qué se engancha y en que no. ¿Qué es esa sensación que es la más cercana a tener conciencia de estar vivo internamente? No el afuera con todas sus actividades, sus relaciones sociales, su cultura, sino internamente, el mundo interior, ¿cómo se siente?».
Memoria está llena de atmósferas y lleva al espectador a un viaje que da paso al suspenso y hasta la ciencia ficción. Aquí no hay cabida para la fórmula Hollywoodense ni para vivir la experiencia de verla a través del streaming (también llegará a la plataforma de MUBI).
«Yo la recomendaría porque justo es una película diferente, estamos acostumbrados a ver el mismo tipo de cine, estamos tan avasallados por el cine norteamericano o estilo norteamericano, no importan donde se haga, pero están copiando eso, y de repente ver una película que no está ahí, aprendes muchas cosas».
El filme está disponible en el circuito independiente como la Cineteca Nacional y el comercial de Cinépolis y Cinemex de la Ciudad de México. Además la distribuidora Piano la llevará a las ciudades de Guadalajara, Monterrey, Morelia, Puebla, Guanajuato, Cuernavaca, Oaxaca, Mérida, Tijuana, Aguascalientes, Tepoztlán, San Miguel de Allende, Durango y Tepic.
«Todos salimos de la sala con una sensación de paz, reflexionando y tratando de descifrar. Algunos nos dormimos, yo cabeceé en algún momento, pero es igual que cuando meditas, los que practiquen meditación pues de repente estás que te duermes, que no, pero entras en un estado de ánimo, en un estado de ánimo que activa otras maneras de recibir, otras maneras de recibir menos racionales, menos de que ‘¡ah qué divertido!’ o ‘¿qué le va pasar? ¡Pobrecita!’. Todas las herramientas que tienen los guionistas para mantenernos en suspenso, aquí nada de esos juega, sí puede haber suspenso, pero es un suspenso más profundo, es como tratar de escuchar el alma de alguien, ahí lo que acaba pasando es que haces un viaje, te relajas, dejas que te entre la película y acabas teniendo un contacto contigo mismo, eso es lo que termina pasando».