Luego de revisar los registros sanitarios de la población danesa, los investigadores descubrieron que quienes dieron positivo a COVID tuvieron mayor riesgo de ser diagnosticados con Alzheimer, Parkinson, ictus isquémico y hemorragia intracerebral.
Madrid, 27 de junio (Europa Press).- Los pacientes ambulatorios con COVID-19 positivo tienen un mayor riesgo de padecer trastornos neurodegenerativos en comparación con los individuos que dieron negativo al virus, según ha demostrado un nuevo estudio presentado en el 8º Congreso de la Academia Europea de Neurología (EAN).
El estudio, que analizó los registros sanitarios de más de la mitad de la población danesa, descubrió que quienes habían dado positivo en la prueba de la COVID-19 tenían un mayor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y el ictus isquémico.
De los 919 mil 731 individuos que se sometieron a la prueba de COVID-19 dentro del estudio, los investigadores descubrieron que las 43 mil 375 personas que dieron positivo tenían un riesgo 3.5 veces mayor de ser diagnosticadas con la enfermedad de Alzheimer, 2.6 veces con la enfermedad de Parkinson, 2.7 veces con el ictus isquémico y 4.8 veces mayor con la hemorragia intracerebral (sangrado en el cerebro). Si bien la neuroinflamación puede contribuir a un desarrollo acelerado de los trastornos neurodegenerativos, los autores también destacaron las implicaciones del enfoque científico sobre las secuelas a largo plazo tras la COVID-19.
El estudio analizó a los pacientes internos y externos de Dinamarca entre febrero de 2020 y noviembre de 2021, así como a los pacientes con gripe del periodo prepandémico correspondiente. Los investigadores utilizaron técnicas estadísticas para calcular el riesgo relativo, y los resultados se estratificaron según el estado de hospitalización, la edad, el sexo y las comorbilidades.
El doctor Pardis Zarifkar, autor principal del Departamento de Neurología del Rigshospitalet de Copenhague (Dinamarca), explica que, «más de dos años después del inicio de la pandemia de COVID-19, la naturaleza y la evolución precisas de los efectos de esta enfermedad sobre los trastornos neurológicos siguen sin estar caracterizadas. Estudios anteriores han establecido una asociación con síndromes neurológicos, pero hasta ahora se desconoce si la COVID-19 también influye en la incidencia de enfermedades neurológicas específicas y si difiere de otras infecciones respiratorias».
Sin embargo, el aumento del riesgo de la mayoría de las enfermedades neurológicas no fue mayor en los pacientes con COVID-19 positivo que en las personas a las que se les había diagnosticado gripe u otras enfermedades respiratorias. Los pacientes con COVID-19 sí tenían un riesgo 1.7 veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico en comparación con los pacientes mayores de 80 años con gripe y neumonía bacteriana.
La frecuencia de otras enfermedades neurodegenerativas, como la esclerosis múltiple, la miastenia gravis, el síndrome de Guillain-Barré y la narcolepsia, no aumentó después de la COVID-19, la gripe o la neumonía.
«Encontramos apoyo para un mayor riesgo de ser diagnosticado con trastornos neurodegenerativos y cerebrovasculares en los pacientes positivos a la COVID-19 en comparación con los negativos a la COVID, lo que debe ser confirmado o refutado por grandes estudios de registro en un futuro próximo –prosigue Zarifkar–. Resulta tranquilizador que, aparte del ictus isquémico, la mayoría de los trastornos neurológicos no parecen ser más frecuentes después de la COVID-19 que después de la gripe o la neumonía bacteriana adquirida en la comunidad».
«Estos hallazgos ayudarán a comprender mejor el efecto a largo plazo de la COVID-19 en el organismo y el papel que desempeñan las infecciones en las enfermedades neurodegenerativas y el ictus», concluye.