Author image

Tomás Calvillo Unna

26/05/2021 - 12:03 am

El navismo o los motivos de la dignidad

Sin duda, el movimiento navista tanto en sus orígenes (1958-1964) como en su resurgimiento (1981-1993) representa una fuerza social de modernización política donde la lucha por construir espacios democráticos ha sido su motor principal.

Líquida Piedra. Pintura Tomás Calvillo Unna

 

Sin una limpieza honorable de las filas de los partidos y un compromiso total con la ética política, los ciudadanos tendremos que preguntarnos en las próximas elecciones ¿por qué cartel y por qué poder fáctico tendremos que votar?
(Javier Sicilia, Plaza de la Constitución, 8 de mayo 2011)

 

¿Quiénes construyen el Estado-nación en las regiones?

Sin duda, el movimiento navista tanto en sus orígenes (1958-1964) como en su resurgimiento (1981-1993) representa una fuerza social de modernización política donde la lucha por construir espacios democráticos ha sido su motor principal. El contexto nacional y el internacional han condicionado su desenvolvimiento y resultados a lo largo de más de medio siglo.

En su primera etapa, el cacicazgo postrevolucionario encarnado en Gonzalo N. Santos y el cambio de poderes federales representado en la presidencia de Adolfo López Mateos, en el contexto internacional de la guerra fría, demarcaron y definieron su dinámica e incluso su lenguaje y atmósfera política. Ideológicamente era calificado como un movimiento de derecha, pero, en realidad, permitió el desplazamiento de un cacicazgo originado en el periodo revolucionario y que impedía el proceso de institucionalización política en la región.

En su segunda etapa, en las décadas de los ochenta y noventa, con el cacicazgo magisterial de Jonguitud Barrios y el inicio de la reforma del Estado con el presidente Miguel de la Madrid y su sucesor Carlos Salinas de Gortari, que implicó el desmantelamiento del Estado tradicional nacionalista y la apertura económica e inserción del país en la globalización, el movimiento navista contó con una mejor comprensión de sus motivaciones democráticas a nivel nacional, permitiéndole continuar con su estrategia de amplias coaliciones cuya finalidad era hacer posible la alternancia democrática en San Luis Potosí y por ende en el país.

Su capacidad de representar a amplios sectores de la sociedad regional y de incidir así en transformaciones institucionales de nivel nacional para permitir dejar atrás el periodo autoritario del partido hegemónico ha sido relevante, a pesar de no haber consolidado una alternativa local de gobierno de mayor duración. No obstante, su presencia intermitente a lo largo de las décadas refleja el carácter de amplios grupos sociales que asumen su participación política, decidida en ciertos momentos que consideran de emergencia, al ver amenazados sus derechos básicos de convivencia. En este sentido, su capacidad de resistencia ha sido sobresaliente, aunque la continuidad de su presencia política activa no haya logrado “institucionalizarse”, a pesar de que lo intentó en dos ocasiones con la formación del Partido Demócrata Potosino a inicios de la década de los sesenta y el Nava Partido Político en los primeros años de los noventa.

Su carácter eminentemente cívico le ha permitido mantenerse presente a lo largo de los años, y participar convocando y coordinando amplias coaliciones políticas.

A partir de la década de los noventa, la globalización económica implementada desde el gobierno federal, también trajo aparejada la globalización del crimen, y este último ha permeado la experiencia regional de la política, de la que San Luis Potosí no está exento. La llamada transición democrática de la década de los ochenta y noventa del siglo pasado, donde el navismo jugó un papel relevante en el país, ha sido violentada por esa simbiosis entre las organizaciones criminales y la política. Esta condición, que es general en el país, afecta profundamente el quehacer de las organizaciones político-democráticas; los partidos nacionales y locales han sido incapaces de modificar estos escenarios.

Los desafíos no son ya los de un Estado autoritario, sino más bien el de un Estado minado, con una sociedad política fragmentada y una ciudadanía que se siente vulnerable y a la vez urgida de hacerse presente para recuperar la seguridad en su propia cotidianidad y lograr la dignificación del quehacer político en un Estado nacional en mutación, donde las regiones juegan un papel cada vez más definitorio.

 

Calvillo U., Tomás, “Presentación”, en EL NAVISMO O LOS MOTIVOS DE LA DIGNIDAD: UNA TRADICIÓN DEMOCRÁTICA REGIONAL, El diván negro, México, 2021.

en Sinembargo al Aire

Opinión

más leídas

más leídas