“Carmín tropical”, una historia de odio escondida en un “thriller”

23/10/2015 - 12:04 am
Carmín tropical, una película que hay que ver. Foto: Especial
Carmín tropical, una película que hay que ver. Foto: Especial

La nueva película de Rigoberto Perezcano está todavía en las carteleras mexicanas, una oportunidad que no hay que dejar pasar. La cultura muxe y la tolerancia hacia el diferente constituyen la esencia de un filme extraordinario

Ciudad de México, 23 de octubre (SinEmbargo).- “Ayer por fin vi @CarminTropical de @RPerezcano y me gustó mucho. Por favor vayan a verla antes de que la quiten”, escribe la actriz María Aura en su cuenta de Twitter.

Se suma así a los elogios de la crítica y de los espectadores que ya han tomado contacto con un filme extraordinario, no sólo por lo distinto y novedoso, sino también por la factura refinada y honda que cuenta una historia de odio que crece en medio de un policial al uso.

Rigoberto Pérezcano, recordado por su aclamado trabajo anterior, Norteado, toma como punto de partida la festividad de la Vela Muxe, que se realiza cada noviembre en la comunidad de Juchitán, Oaxaca, para contar los crímenes homofóbicos que se llevan a cabo incluso en sitios donde el travestismo y la homosexualidad son tolerados.

Es un filme de ficción pero con honda raíz documental que cuenta la historia de Mabel, un muxe que regresa a su pueblo para investigar el asesinato de su amiga Daniela.

Los crímenes de odio son una realidad que enfrentan “gays”, homosexuales, lesbianas, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales en la actualidad en varias partes del mundo.

Rigoberto Perezcano, un cineasta lleno de talento y amor por su cultura Foto: Especial
Rigoberto Perezcano, un cineasta lleno de talento y amor por su cultura Foto: Especial

Pese a eso, en el Itsmo de Tehuantepec en Oaxaca, el travestismo es algo que no se cuestiona, es parte de la cultura y de la cotidianeidad; este sector de la población es conocido como los muxes y el cineasta nacido en Zaachila retrata con absoluta naturalidad y un amor genuino por sus criaturas ese lado luminoso y a la vez intrincado y poco conocido de la cultura mexicana.

Carmín Tropical, que narra la historia de Mabel, un personaje bordado con hilos de oro por el excelente actor José Pescina, ha sido recibida con los brazos abiertos en el ámbito del cine nacional, donde recibió 10 postulaciones al Ariel 2014 y ganó en la categoría de “Mejor Guión Original”, a cargo de Perezcano.

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En la selección oficial de la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Morelia obtuvo el galardón como “Mejor Largometraje Mexicano” y desde que el pasado 5 de octubre se estrenó comercialmente en las carteleras nacionales no para de recibir elogios, por muchos elementos en donde el trabajo de los dos protagonistas no constituye un hecho menor.

Pescina, un joven de 25 años que estudió actuación en el Centro Universitario de Teatro (CUT) estaba de casualidad en Oaxaca cuando el director llevaba a cabo el casting para el filme. Intentó suerte y fue lo mejor que pudo hacer, pues apenas lo vio, Rigoberto supo que era el protagonista que necesitaba.

En su cuerpo, en sus gestos, en su voz, Mabel se erige como una criatura atribulada por una hondura que no logra redimir ni siquiera a sus amigos que la adoran. Todos se desdibujan ante su majestuosa fragilidad y a su paso, aun cuando el peligro y la desdichan planean con una certeza estremecedora, la luz se abre y sale el sol.

Impresionante trabajo del joven actor José Pescina. Foto: Especial
Impresionante trabajo del joven actor José Pescina. Foto: Especial

Esa es la gran virtud de Perezcano en Carmín Tropical: honrar la belleza que existe en toda vida, proponiéndonos un viaje poético hacia lo que podría ser interpretado como un camino hacia el perdón, el arrepentimiento y la posibilidad de transformar lo horrible en hermoso y lo mortal en resurrección.

“En cuanto supe que el papel era mío, mi primer acercamiento para construir este personaje fue estudiar un libro gigante que tenía Rigo, con toda la investigación que había hecho: había recortes de noticias de Oaxaca y todo lo que había abundado en el tema de los homicidios contra los muxes”, comentó José Pescina a un periódico de Morelia.

“Comencé a adentrarme cada vez más en Mabel, no solo en la parte física o superficial, sino también en descubrir cuál es el mundo de los muxes, cuál es su cotidiano. Llegué a Oaxaca y estuve con Amaranta (una pobladora muxe que lo ayudó en la transformación) todo un día, fuimos a visitar la casa de varios muxes a ver a qué se dedicaban: unos estaban tejiendo, haciendo la comida, otras se preparaban para salir en la noche, ese fue el momento en el que me sentía listo para empezar el proceso creativo con Rigo”, agregó.

LA MORAL DE LA FE

Carmín Tropical es, efectivamente, “una película única”, tal como lo dijo sin falsa modestia su director al reportero Arturo Magaña para una entrevista publicada en Cine Premiere. “No tiene referencia nacional ni internacional”, afirma el cineasta acerca de la segunda entrega de la trilogía oaxaqueña que inició con la aclamada Norteado en 2006 y culminará con la próxima La vereda del chivo, en pleno rodaje.

Pero si la película es meritoria por filtrarse hasta la raíz de una cultura ancestral y por lo mismo novedosa, desconcertante, no es menos interesante en lo que posee de fuerza universal, al plantear profundos dilemas morales que a ningún espectador dejará indiferente.

Es un tratado sobre la ilusión, sobre la fe en las personas, sobre la confianza, sobre la pertinencia del amor puro en un contexto que sin llegar a mostrar una sordidez apabullante, se adivina cruel e irreversible.

Podríamos quedarnos en la descripción de Juchitán, en la cultura muxe y en lo complejo que resulta el mapa cultural de un país fascinante como el que habitamos. Disfrutar de la fina dirección de actores, de una narrativa elegante y fluida como pocas veces vemos en el cine nacional. Deslumbrarnos por la ya mencionada actuación de Pescina y de su compañero Luis Alberti.

Y todo eso bastaría para recomendarla e incluso despertarnos el deseo de volverla a ver. Sin embargo, la secuencia final, de vértigo que enmudece, nos enseña que todo lo anterior es en realidad el vestido de gala con la que Perezcano presenta un filme que va más allá de sus propios paradigmas folclóricos, históricos y culturales.

¿Cuánto vale el amor?, ¿Qué es la amistad?, ¿Amar nos hace víctimas propiciatorias de aquellos psicópatas que nos miran arrobados con el puñal escondido en un bolsillo? ¿Y si amar nos impidiera ver el peligro, oler la traición que se escuece frente a nuestros ojos ciegos?

La ceguera de la fe. De cómo la necesidad de amar y ser amados nos hace sordos e inválidos. Vaya película, la de Rigoberto. Vaya. Vaya a verla.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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