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Gustavo De la Rosa

18/06/2021 - 12:05 am

Los privilegios en Chihuahua han decidido

Por eso, por ignorantes y temerosos, porque les asusta tanto Andrés Manuel que lo consideran un peligro a su adinerado bienestar, y porque muchos de ellos tienen negocios vinculados al narcotráfico, prefieren apoyar y trabajar incansablemente con una candidata vinculada a la corrupción más rampante del Estado.

Por eso, por ignorantes y temerosos, porque les asusta tanto Andrés Manuel que lo consideran un peligro a su adinerado bienestar, y porque muchos de ellos tienen negocios vinculados al narcotráfico, prefieren apoyar y trabajar incansablemente con una candidata vinculada a la corrupción más rampante del Estado. Foto: Gobierno de Chihuahua.

El estado de Chihuahua, con sus dos grandes ciudades, es una enorme área de oportunidad para el desarrollo industrial, comercial y agropecuario; pero es tan grande y son tantas las oportunidades que ofrece, que un grupo muy pequeño de herederos del Porfiriato, enriquecidos por la producción de alcohol durante la Prohibición en Estados Unidos, la bonanza del licor y la prostitución de la Segunda Guerra, o las concesiones federales que han explotado, han podido controlarlas y enriquecerse enormemente con las migajas de uno de los mercados más grandes del mundo.

Parasitan de los miles de obreros que, en busca de trabajo y mejores oportunidades, han migrado a esta ciudad o decidido permanecer en la misma, y ofrecen su experiencia industrial y laboral de alta calidad a las empresas extranjeras junto con la renta o construcción de las naves industriales donde los trabajadores laborarán, produciendo altas tasas de plusvalía.

Para ellos es tan fácil ganar dinero sin mayor esfuerzo, que sólo han producido el 2 por ciento de los insumos que necesita la industria maquiladora en sus más de 50 años. Una anécdota que los pinta solos: un reconocido terrateniente de Ciudad Juárez alguna vez fue a Tenochtitlan y, después de 10 minutos de ver las pirámides, dijo a sus acompañantes, “vámonos, no sé qué le ven a tantas piedras amontonadas”.

El otro sector privilegiado es un grupo muy pequeño de obispos, llamados entre sí espiritualistas, que son fundamentalmente servidores de los ricos y se dedican a bendecir y disfrutar del encanto de las migajas de esta gran zona estratégica en el país.

Los dos son sectores sociales tan limitados en sus iniciativas y en su capacidad emprendedora, y tan convencidos de que la riqueza que tienen simplemente se la merecen, que no han podido comprender que el nuevo modelo de economía que plantea Andrés Manuel López Obrador les permitiría convertirse en verdaderos potentados internacionales.

Simplemente, las oportunidades de desarrollo estableciendo empresas que provean de insumos nacionales a las que construyen las mercancías que se venden en todo el mundo, con las mismas técnicas y métodos de producción que durante 50 años se han utilizado en Ciudad Juárez, les permitiría obtener ganancias por la venta de sus productos de miles de millones de dólares, generando un desarrollo similar al que desencadenó el progreso de Corea del Sur.

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ofreciéndoles condiciones de inversión ventajosas en la frontera con relación al resto del país al combatir los monopolios que se han adueñado de la nación durante los últimos 30 años, les está abriendo la posibilidad de hacer negocios en todo el mundo, con las mismas condiciones de inversión y desarrollo que los demás inversionistas, y de transformar sus negocios de viudas en verdaderas empresas productivas.

Es impresionante que no adviertan que el Tratado de Libre Comercio fue diseñado especialmente para el desarrollo empresarial con base en la producción y competencia internacional; que no comprendan que esta alianza entre Canadá, EU y México garantiza, si no otra cosa, la continuidad de gobiernos democráticos y respetuosos de la economía de mercado en un área enorme y con casi 500 millones de habitantes que día con día necesitan comer, vestir, usar electrodomésticos y ver televisión; que sean tan incapaces de entender que, en el corto, mediano y largo plazo, México necesita un Gobierno que establezca reglas claras y de competencia igualitaria entre las empresas para poder dar el brinco hacia adelante.

Han conservado esta economía atrasada, incapaz de integrarse a las norteamericanas y canadienses, sólo por defender los privilegios de los que han gozado, que han llevado a este estado edificado en el desierto a vivir en circunstancias de marginación inaceptable.

Por eso, por ignorantes y temerosos, porque les asusta tanto Andrés Manuel que lo consideran un peligro a su adinerado bienestar, y porque muchos de ellos tienen negocios vinculados al narcotráfico, prefieren apoyar y trabajar incansablemente con una candidata vinculada a la corrupción más rampante del Estado, con su consigna cínica y desvergonzada: “sí es corrupta, pero es nuestra corrupta”.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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