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Papás en las redes sociales: cómo romper la brecha generacional y mejorar la comunicación con los hijos

14/05/2016 - 12:03 am

Por la estructura de internet en la que las autoridades y límites se desdibujan fácilmente, es complicado para los padres entrar a un mundo en el que no son nativos y sobre todo, poner reglas sobre él. No obstante, las nuevas tecnologías se pueden usar para acercarse a sus hijos, niños, adolescentes y jóvenes, y además aprovechar para que ambas generaciones disfruten de las oportunidades que brindan estas herramientas. Un experto da consejos para hacerlo con inteligencia.

Foto Shutterstock
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Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).- Los smartphones, las aplicaciones, las redes sociales y los gadgets en general no son una moda, son una tendencia que, en ocasiones inevitable y en otras necesariamente, tenemos que abordar para no quedar rezagados, y es también una oportunidad que los padres de familia pueden aprovechar para abrir canales de comunicación con sus hijos.

Pero, «¿cómo si mi hijo ni siquiera me acepta en Facebook?», se preguntarán, pues el psicoterapeuta Hernán Paniagua explica a SinEmbargo cómo lograr que Facebook, Twitter, Instagram y demás sean los aliados paternos.

El primer punto es dejar claro a los adolescentes o jóvenes que la presencia de la madre o padre en la red no es para vigilarlos. «Los hijos tendrían que percibir que los papás son nativos de las redes sociales, es decir, si ellos o ellas detectaran que sus papás ingresan a Facebook o Twitter únicamente para stalkearlos [vigilarlos], entonces ellos van a mirar con suspicacia la acción de los papás y evidentemente no les van a aceptar la invitación», dice el psicólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sugiere que los papás ubiquen qué necesidades tienen de manera personal y entonces elijan cuál es la red social que más les conviene. «Entonces los hijos al ver que sus papás de manera independiente están utilizando las redes empiezan a percibir esta proximidad virtual, no como una amenaza sino como una cercanía porque si hay una característica que ahorita tiene internet entendida como la web 2.0 es que democratiza a sus usuarios, es decir, no importa si eres el Presidente, si eres un Diputado o el ciudadano promedio, si eres mamá, si eres papá, si eres hijo, todos funcionan igual, entonces los hijos van a entrar en esa sintonía y cuando vean que su mamá o su papá está utilizando internet para conectar con sus propios amigos o para hacer sus propias búsquedas, es más probable que acepten la invitación», dice.

Esto por supuesto incluye que los jefes de familia se ajusten a las «reglas de convivencia» no escritas de la web, desde cosas tan simples como no escribir todo en mayúsculas pues transmite un mensaje agresivo o no comentar en todas las fotografías y mensajes de sus contactos.

“Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, por mencionar algunas, son una valiosa herramienta con la que las mamás pueden monitorear las actividades de sus hijos e hijas, ya que pueden detectar el círculo de valores que prevalece entre sus amistades y, si algo ven mal, pueden actuar”, dijo por su parte en un comunicado.

Paniagua recomienda que, si una mamá observa una situación de riesgo con las redes sociales de sus vástagos, como el que sea constante la presencia de alcohol en sus fotografías, “nunca les reclame anteponiendo que se han dado cuenta por monitorear sus comunidades de amigos, ya que esto lo único que provoca es que el menor de edad lo bloquee y se pierda la confianza en el progenitor”.

El especialista insiste en que los papás tienen que ser nativos de internet para saber por dónde se mueven sus hijos, «no restringirlos del todo porque los jóvenes tienen más herramientas para saltarse nuestros filtros que nosotros para restringirlos, simplemente ir junto con ellos, como de la mano, ir descubriendo internet hombro con hombro para que si algo sorprende a nuestros hijos nosotros estemos ahí para poder intervenir de una manera gentil pero no restrictiva porque eso sólo va a estimular a que se hagan más bloqueos en las redes», dice a SinEmbargo.

Pero, ¿hasta qué punto es válido este stalkeo? el terapeuta familiar dice que mientras la información sea pública se vale que los papás revisen las fotos que suben sus hijos, aquellas en las que los etiquetan, los comentarios de sus amigos, etcétera, «y si encienden alertas, tener una conversación sin reclamos, sin regaños, pero expresando preocupación».

Por otra parte, espiar sus mensajes privados es un arma de dos filos. «Cuando los papás hackean las cuentas de sus hijos para ver qué es lo que hay en el imbox [bandeja de mensajes] o revisar los chats de Whatsapp, puede ser muy valioso y como último recurso termina siendo válido, porque hay situaciones que sí pueden ser críticas, pero es un último recurso porque muy posiblemente a partir de ese momento los hijos perderán confianza hacia los papás y ya no habrá esta cercanía a través de las redes, entonces tendrán que esforzarse para recuperar la confianza a través de otras vías», menciona.

UN TEMA NO SÓLO DE ADOLESCENTES

Foto Shutterstock
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Los problemas de comunicación con las figuras paternas son más comunes en la adolescencia y juventud, sin embargo, cada vez es más común observar que niños menores de 12 años permanecen frente a una tablet e ignoran el mundo a su alrededor.

Al respecto, el psicoterapeuta aplaude la posibilidad de que estas herramientas sean utilizadas a temprana edad, «esto no es una moda sino una tendencia, entonces es una necesidad que los jóvenes aprendan a utilizar estos medios para que sepan manejar los códigos y sepan comunicarse a través de ellos y en segunda para que ubiquen bien cómo funciona y puedan tener la cautela y experiencia suficiente para no ponerse en riesgo en la medida en la que abren o no su intimida», dice.

Pero –continúa– «es importante que los padres acompañen a sus hijos en el uso de estas tecnologías pero no caer en el mismo error que con la televisión, para nosotros la televisión y hasta hace 10 años era la nana […] ahora tienes que la computadora, la tableta, los smartphones están educando. Le preguntas a los papás ‘qué hace tu hijo?’ y dicen ‘ah se mete a YouTube, a Facebook’ pero si les preguntas algo más (como los contenidos de esas redes) te dan respuestas genéricas, porque no tienen ni idea de lo que se encuentra ahí. Eso es peligroso por que entonces sí las redes sociales están interrumpiendo la comunicación entre las generaciones y están dejando a los niños exponerse a un entorno desconocido para los padres que sí puede ser peligroso a nivel físico y emocional».

El Psicoterapeuta recomienda estos pasos a seguir en caso de que su hijo o hija estén poniendo en riesgo su salud o integridad.

1.    No confronte a su hijo o hija directamente sobre la situación.

2.    Mándele artículos o videos de interés relacionados con la problemática que observa, para sensibilizarlo del riesgo que corre.

3.    Escríbale un correo electrónico o un Inbox, donde le brinde su apoyo, y lo invite a platicar sobre el tema sin recurrir en el reproche o el regaño. El objetivo es que le haga saber que está ahí por si desea compartir la situación.

4.    Pida que platique con él un amigo del menor o alguien que sea de su confianza, para que le ofrezca ayuda, y, en especial, consulte la situación con un especialista adecuado para el tema

5.    Sea una mamá y un papá presente. Siempre dese un tiempo para su hijo e hija en caso que le pida hablar con usted, o si le manda un e-mail o un mensaje, respóndalo.

Los Niños Suelen Pedir Tabletas Y Los Adolescentes Celulares Imagen Shutterstock
Los Niños Suelen Pedir Tabletas Y Los Adolescentes Celulares Imagen Shutterstock

El especialista hace notar que el Internet siempre será un lugar hostil para personas ingenuas y para menores de edad, “por lo que confía que con estas sencillas herramientas los padres puedan mejorar la comunicación con sus hijos e hijas en el proceso de acompañarles en el uso saludable de las redes sociales”.

En cuanto a la edad indicada para adentrarse a las redes del like y los 140 caracteres, el experto dice que no la hay, pero lo importante es que los padres estén al tanto de la seguridad de sus hijos, los acompañen en el descubrimiento de la tecnología, y sobre todo, no les nieguen la libertad de aprovechar herramientas útiles para su desarrollo.

“Cuando nacemos nuestra estructura neuronal está completa, sin embargo no todos los órganos de nuestro sistema neurológico están desarrollados, en lo particular en el sistema límbico. Tenemos un hipotálamo, un hipocampo y sobre todo la amígdala, que termina de madurar a los 23 o 24 años; las emociones como el miedo, la alegría surgen de ahí, entonces los adolescentes tienen toda la capacidad de experimentar todas las emociones que nosotros como adultos sentimos, lo que todavía no tienen es la capacidad de graduarlas. Entonces cuando se enamoran en como ‘Romeo y Julieta’ y cuando se enojan es una furia brutal; para que puedan aprender a regular sus emociones y en general construir su inteligencia social, es menester que tengan exposición social, entonces los papás tienen que permitir que sus hijos conecten con otros pares y la cuestión es que hoy en día esos contactos y su entorno social está demandando que ellos lo hagan, la mitad de las veces, por Whatsapp, por Snapchat, por Twitter, Instagram etc, entonces son canales casi obligatorios”.

Comenta que aunque lo ideal es que se tenga una conversación sobre los riesgos y oportunidades de estas tecnologías, por las características particulares del internet, como el anonimato y el aspecto democrático de quienes son sus usuarios, es complicado poner reglas. «El internet reestructura los esquemas de poder haciendo que el poder se reparta casi equitativamente y las autoridades queden desvanecidas, la autoridad incluso de los papás», detalla.

Recomienda que si los niños piden una tablet, se les dé una tableta que no se pueda llevar a la escuela, a menos que sea parte de los útiles escolares, y se le premie con el uso o no, y si están en edad de educación primaria, sean los papás quienes descarguen las aplicaciones a sus hijos, que investiguen y rastreen aplicaciones educativas y lúdicas.

Ya cuando estén en la secundaria permitir el uso de smartphone pero poner reglas para su uso, «y se vale de cuando en cuando castigarlo, pero son situaciones excepcionales. Y así se les permite a los adolescentes tener acceso  a esos canales de comunicación», finaliza.

en Sinembargo al Aire

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