Joao Havelange, ex presidente de la FIFA, muere a los 100 años en Brasil

16/08/2016 - 9:22 am

Havelange fue uno de los principales artífices de la designación de Río de Janeiro como sede olímpica, sin embargo no estuvo en la inauguración de su última hazaña debido a su delicado estado de salud.

Foto: EFE
El brasileño alardeaba de haber encontrado la FIFA con 20 dólares en caja cuando llegó a la presidencia en 1974 y haberla transformado en una multinacional con 209. Foto: EFE

Río de Janeiro, 16 ago (EFE).- El expresidente de la FIFA João Havelange murió hoy a los 100 años de edad en Río de Janeiro, informaron fuentes médicas al portal de noticias G1.

El brasileño, quien fue presidente de FIFA de 1974 a 1998, estaba en el hospital Samaritano de Río de Janeiro para un tratamiento pulmonar y en los últimos años había sufrido un empeoramiento en su estado de salud.

Havelange fue uno de los principales artífices de la designación de Río de Janeiro como sede olímpica, pero fue el gran ausente en la ceremonia de inauguración celebrada el pasado 5 de agosto en el estadio Maracaná.

Su caluroso discurso en Copenhague en 2009 fue uno de los factores que convenció a sus entonces colegas del Comité Olímpico Internacional (COI) para votar a la ciudad brasileña por delante de Madrid, Chicago o Tokio.

Havelange, quien fuera waterpolista, estaba prácticamente marginado desde que en 2012 se destapó el escándalo de pago de sobornos por parte de ISL, empresa que fue dueña de los derechos audiovisuales del Mundial, a altos dirigentes de la FIFA, entre ellos su presidente.

Tras descubrirse el escándalo, Havelange renunció a su puesto de presidente de honor de la FIFA y a su cargo de miembro del COI, antes de que estos organismos tuviesen tiempo de estudiar posibles sanciones.

El brasileño alardeaba de haber encontrado la FIFA con 20 dólares en caja cuando llegó a la presidencia en 1974 y haberla transformado en una multinacional con 209 países afiliados y un patrimonio financiero de 4 mil millones de dólares cuando le cedió el cetro a su sucesor, Joseph Blatter, en 1998.

Bajo su mandato, la Copa del Mundo pasó de 16 a 32 selecciones y dio un mayor protagonismo a América, África y Asia, extendiendo la fiebre por el fútbol a todos los rincones del planeta.

Además, introdujo nuevos torneos como los mundiales sub’17 y sub’20, el Mundial de Clubes, la Copa Confederaciones y la Copa Mundial Femenina, con los que la FIFA se convirtió en una máquina de hacer dinero.

En los 24 años que ocupó la presidencia de la FIFA, se empeñó en que el futbol se transformara en un espectáculo que consigue que los millones de personas que no caben en el estadio estén presentes a través de la pantalla.

Pero de forma paralela, aprovechó los millonarios ingresos que aportó la televisión para llenarse los bolsillos de sus elegantes trajes, con lo que inauguró la infame saga de dirigentes de la FIFA cuyo nombre se ha visto manchado por la corrupción.

Havelange también fue polémico por su trato cercano con las dictaduras que sometieron a varios países suramericanos durante sus años en la FIFA, en especial con Argentina, donde ratificó la celebración del Mundial de 1978 dos años después del golpe de Estado de los militares.

En una entrevista, Havelange confesó que intercedió con éxito ante el dictador argentino Jorge Rafael Videla para que pusiera en libertad a un preso político brasileño, Paulo Paranaguá.

Además tuvo buenas relaciones con la dictadura brasileña, que se prolongó hasta 1985, y con el Chile de Augusto Pinochet, al que le concedió el Mundial Sub’20 de 1987.

Antes de llegar a la FIFA, el currículo de Havelange ya estaba vinculado al deporte, aunque no siempre al futbol, sino también a la piscina.

Nacido el 8 de mayo de 1916 en Río, Jean-Marie Faustin Goedefroid de Havelange, de ascendencia belga, llegó a jugar al futbol en las categorías juveniles del Fluminense y luego representó a Brasil como nadador en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 y en el equipo de waterpolo en Helsinki en 1952.

Al abandonar las piscinas, se dedicó a la abogacía y se hizo empresario. Presidió durante 58 años la compañía de autobuses Cometa, que convirtió en una de las más importantes del sureste de Brasil.

Comenzó su carrera de dirigente deportivo en 1958 como presidente de la Confederación Brasileña de Deportes, precursora de la CBF, aunque delegó las responsabilidades del departamento de fútbol a Paulo Machado de Carvalho, quien sí procedía de ese deporte y se implicó de forma directa en dar apoyo a la selección.

No obstante, se benefició de los éxitos de la Canarinha, que durante su gestión ganó tres mundiales con Pelé a la cabeza, puesto que estos triunfos le abrieron de par en par las puertas de la FIFA en 1974.

Desde entonces, gracias a su labor, cosechó incontables honores y reconocimientos en su país y en el extranjero, pero en los últimos años se ha alejado de los focos a raíz de la constatación de su implicación en casos de corrupción

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