El colectivo envía misoprostol y mifepristona a la estados de México fronterizos con Estados Unidos: ahí, docenas de voluntarios reciben los paquetes y los entregan a las mujeres que pidieron ayuda, las cuales tienen los medios para poder atravesar la frontera y llevarse consigo la medicina.
Ciudad de México, 16 de julio (SinEmbargo).– Son más de 100 personas, entre voluntarias, voluntarios, y activistas. Se trata de una red clandestina en México que envía pastillas para abortar a mujeres que lo necesitan en Estados Unidos. En estas semanas y meses, más que nunca, su labor se ha incrementado sustancialmente.
Se trata de un colectivo de activistas bajo el nombre de Las Libres, reveló el diario The New York Times este sábado, en un video reportaje. Son un grupo de mujeres encabezadas por Verónica Cruz, ubicadas, paradójicamente, en Guanajuato, una de las entidades más conservadoras de México.
Las Libres, explica el diario, acumulan más de dos décadas ayudando a mujeres a abortar en México y en algunas ocasiones en Estados Unidos. Sin embargo, la reciente decisión de la Suprema Corte estadounidense de eliminar el derecho al aborto a nivel federal puso en jaque a millones de mujeres.
«Antes recibíamos unas 10 llamadas en promedio, ahora recibimos más de 100», explica Cruz al Times. La mayoría son de estadounidenses que hablan inglés y buscan ayuda. A ninguna, remarca el colectivo, se le pide información: ni su nombre ni su edad.
El proceso es relativamente sencillo: el colectivo envía pastillas de misoprostol a la estados de México fronterizos con Estados Unidos: ahí, docenas de voluntarios reciben los paquetes y los entregan a las mujeres que pidieron ayuda, las cuales tienen los medios para poder atravesar la frontera y llevarse consigo la medicina, de acuerdo con el relato del diario neoyorkino.
«Antes era muy específico: venían de Texas, Oklahoma, Florida. Pero ahora se han diversificado: llegan de cualquier lugar», explicó Cruz al New York Times.
Y es que, luego del fallo de la Corte estadounidense, la decisión de regular el aborto recayó en cada estado: la mitad de ellos han pasado legislación para que el aborto sea ilegal e incluso algunas entidades, como Texas, castigan a médicos y a personas que hayan ayudado a otras a abortar.
«Las notamos angustiadas», asegura Cruz al Times. «Están con miedo, desesperadas, piensan que están haciendo algo malo». Una vez que reciben el medicamento, el colectivo les da indicaciones de forma virtual. Pero las pastillas necesitan prescripción médica, las estadounidenses suelen tomarlas en clínicas -muchas de las cuales ahora tienen que cerrar- y en muchos estados existen restricciones para su uso.
«Me preocupa que el miedo no las deje buscar opciones», concluye Cruz su relato al New York Times. Pero Las Libres, con ayuda a veces del traductor de Google, y con paciencia, no tienen duda de que seguirán contestando el teléfono para atender a las mujeres que necesiten de su ayuda.
Las Libres, sin embargo, no son la única organización mexicana que está ayudando a las mujeres estadounidenses. Se trata de una decena de grupos mexicanos que desde principios de 2022 se organizaron con contrapartes en Estados Unidos y que en lo que va del año ya han ayudado a abortar con medicamentos a unas mil 700 mujeres que viven en Estados Unidos, según los cálculos de las propias organizaciones, citadas por AP.
“Se va a triplicar la demanda”, aseguró Sandra Cardona de Necesito Abortar, un grupo con sede en la norteña ciudad de Monterrey. “Antes acompañábamos alrededor de cinco mujeres al mes de Estados Unidos, ahora son entre cinco y siete a la semana”.
La estrategia de estas organizaciones es clara: el aborto autogestionado, es decir, poner las pastillas abortivas -el misoprostol y la mifepristona- en manos de quienes quieren interrumpir sus embarazos y acompañarlas, la mayoría de las veces virtualmente, cuando toman los medicamentos.
Estos fármacos son legales en Estados Unidos y más de la mitad de las personas que abortaron en ese país en 2020 optaron por este método, según los datos el Instituto Guttmacher, un centro de estudios sobre derechos reproductivos.
A los 13 estados que ya tenían leyes que prohibían el aborto se suman media docena más que tienen trabas casi totales o no lo permiten después de las seis semanas, cuando muchas mujeres ni siquiera saben que están embarazadas.
Así las cosas, nadie duda de que la alternativa son los abortos en casa. Y ahí las activistas mexicanas tienen años de experiencia.
Mientras en Estados Unidos se dio por sentado durante décadas que el derecho al aborto iba a estar siempre garantizado gracias el fallo de Roe vs Wade, “en México las activistas trabajaban y probaban nuevas narrativas, se fortalecían y convencían a la gente de que su mensaje era el correcto”, explicó en mayo a The Associated Press la Diputada de Texas Erin Zwiener durante una gira por el país.
Esa labor se logró creando redes, eliminando estigmas e impulsando leyes, reconoció la legisladora texana.
Ahora México parece avanzar justo en sentido contrario a su vecino del norte. Pese a ser un país de fuerte influencia católica y con el aborto prohibido en 22 estados, desde septiembre ya no puede ser considerado un delito, según un fallo de la Suprema Corte de Justicia. Hoy está despenalizado en 10 estados aunque sólo en parte de ellos, como la Ciudad de México, existe un servicio eficaz que garantice este derecho. De ahí que el aborto en casa siga siendo popular.
–Con información de María Verza de AP.