La organización internacional externó su preocupación frente al retroceso a nivel mundial en las tasas de vacunación de infancias debido a que la pandemia de la COVID-19 afectó los servicios regulares de salud o desató desinformación sobre las vacunas.
GINEBRA, 16 de julio (AP).— Alrededor de 25 millones de niños en todo el mundo no han recibido vacunas de rutina contra enfermedades comunes como la difteria, en buena medida debido a que la pandemia de la COVID-19 afectó los servicios regulares de salud o desató desinformación sobre las vacunas, según las Naciones Unidas.
En un informe publicado el viernes, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) señalan que sus cifras revelan que el año pasado unos 25 millones de niños no recibieron vacunas contra la difteria, el tétanos y la tosferina, un indicador de la cobertura de vacunación infantil, extendiendo una tendencia descendente que comenzó en 2019.
«Esta es una alerta roja para la salud infantil«, dijo Catherine Russell, directora ejecutiva del Unicef.
«Somos testigos del mayor descenso sostenido en inmunización infantil en una generación», declaró, y añadió que las consecuencias se medirían en el número de vidas perdidas.
Los datos revelaron que la gran mayoría de los niños que no recibieron las vacunas viven en países en vías de desarrollo, en especial Etiopía, India, Indonesia, Nigeria y las Filipinas. Aunque la cobertura de vacunación cayó en todas las regiones del mundo, los peores efectos se registraron en el este de Asia y la región del Pacífico.
Los expertos dijeron que este «retroceso histórico» en la cobertura de vacunación fue particularmente perturbador al ocurrir en un momento en que las tasas de desnutrición severa van en aumento. Por lo general, los niños desnutridos tienen sistemas inmunitarios más débiles y las infecciones como el sarampión les pueden resultar fatales.
«La convergencia de una crisis de hambruna con una creciente brecha de inmunización amenaza con crear las condiciones para una crisis de supervivencia infantil», indicó la ONU.
Los científicos señalaron que las bajas tasas de vacunación ya han resultado en brotes evitables de enfermedades como sarampión y poliomielitis. En marzo de 2020, la OMS y organizaciones aliadas pidieron a los países suspender sus labores de erradicación de la polio en medio de la aceleración de la pandemia de COVID-19. Desde entonces se han registrado decenas de epidemias de polio en más de 30 naciones.
«Esto es particularmente trágico después de que se logró un enorme progreso en las dos décadas previas a la llegada de la pandemia de COVID para mejorar las tasas de vacunación infantil a nivel mundial», dijo Helen Bedford, profesora de salud infantil en el University College de Londres y que no formó parte del reporte de la ONU. Dijo que la noticia fue impactante pero no sorprendente, e hizo notar que los servicios de inmunización suelen ser «una de las primeras víctimas» de los grandes desastres sociales o económicos.
El doctor David Elliman, pediatra del Hospital Infantil Great Ormond Street de Gran Bretaña, dijo que es crucial revertir la tendencia declinante de vacunación infantil.
«Los efectos de lo que sucede en una parte del mundo pueden repercutir en todo el planeta», dijo en un comunicado, resaltando la rápida propagación de la COVID-19 y, más recientemente, de la viruela símica. «Ya sea que actuemos por ética o por ‘interés propio progresista’, debemos poner [a los niños] en la cima de nuestra lista de prioridades».