Madrid, 30 sep (EFE).- La inauguración de un jardín en memoria de García Márquez en la Casa de América en Madrid, se convirtió hoy en un homenaje a la paz en Colombia, una semana después del acuerdo entre el presidente Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC «Timochenko» para fijar un plazo a las conversaciones de paz.
En el acto intervinieron el expresidente del Gobierno español Felipe González, amigo del autor de Cien años de soledad, junto al embajador de Colombia en España, Fernando Carrillo, además del periodista español Juan Luis Cebrián y el director de la Casa de América, Santiago Miralles.
Ante un busto del escritor, adornado con rosas amarillas, González confesó que siente «el vacío de la conversación y la amistad» de García Márquez, a quien definió como «un activista por la paz y con la paz, el respeto a la constitución».
El político español confesó que con el Nobel colombiano compartió «diálogo, amistad y conspiraciones inimaginables a favor de la paz, no solo en Colombia, también en Centroamérica».
«Hoy quiero decirle a Gabo que hay buenas noticias», afirmó González, y destacó entre ellas que «la paz en Colombia no tiene vuelta atrás», «esta vez sí», insistió, aunque reconoció que habrá dificultades y destacó la importancia del perdón.
El político español recordó que también hay «malas noticias», en referencia al conflicto que existe en la frontera de Colombia con Venezuela y declaró que el problema no lo plantea Colombia sino Caracas «y es un problema interior».
Durante su intervención, González afirmó que «ahora que las identidades son reducionistas y excluyentes, Gabo era un ciudadano con pluriidentidad, que no le restaba nada a la identidad colombiana».
Por su parte, el embajador de Colombia destacó que el homenaje a Gabo y a la paz de Colombia son «complementarios» y recordó la afirmación del escritor cuando dijo que había nacido «para conspirar por la paz de Colombia».
«Gabo debía estar ahí» dijo Carrillo en referencia al acuerdo entre Santos y «Timochenko» en La Habana que establece un plazo de seis meses para la firma de la paz, «por el sitio, la forma y por lo que fue su lucha vital».
El embajador se refirió al compromiso de García Márquez con la Constitución colombiana de 1991 y recordó cómo el entonces presidente de Colombia, César Gaviria, le pidió a él, uno de los constituyentes, que enviara una copia de la nueva carta magna al escritor para que hiciera la última corrección gramatical.
La inauguración del Jardín García Márquez es el último acto oficial de Carrillo como embajador de Colombia en España, «un broche de oro», dijo, el poder terminar su misión diplomática con un homenaje a García Márquez y a la paz.
En la inauguración estuvieron presentes los embajadores de Brasil, la República Dominicana, Perú, México y Guatemala, entre otros representantes diplomáticos.
El acto terminó a ritmo de ballenato, una música con la que se identificaba a García Márquez.