Ciudad de México, 19 de mayo (SinEmbargo).- Una máquina que entienda las complejidades del comportamiento humano es el sueño de muchos desarrolladores en la actualidad. Sin embargo, antes de ponernos a pensar en Inteligencia Artificial (IA), primero hay que hacer que los robots puedan responder a las emociones de las personas. No obstante, los últimos dispositivos de Inteligencia Artificial no sólo serán capaces de medir el estado de ánimo de alguien ya sea por lo que este dice o cómo lo dice. También podrá encontrar la mejor manera de responderle para animarle.
Llega así EmoSPARK, la consola doméstica IA, que es anunciada por sus creadores como la primera en su tipo especializada en procurar la felicidad de sus usuarios. Se trata de un dispositivo que se conecta al televisor el cual, a través de tecnologías de reconocimiento del comportamiento, puede detectar el estado emocional del usuario e interactuar con él mediante conversaciones, reproduciendo de música o proporcionando otro tipo de entretenimiento a la persona.
El cerebro de EmoSPARK es un cubo de 90 milímetros por lado habilitado para Wi-Fi y Bluetooth. Detecta el mundo sirviéndose de una conexión a internet, un micrófono, una cámara web y un smartphone. Por medio de estos recursos, el cubo puede responder a los comandos para reproducir cualquier canción que se encuentre en la biblioteca digital del usuario, hacer posts en su cuenta de Facebook y comprobar si hay actualizaciones más recientes de sus amigos, transmitir una película de Netflix, responder a las preguntas extrayendo la información de Wikipedia y, simplemente, hacer conversación, publicó New Scientist.
Pero, la misión de este dispositivo es mucho más compleja que sólo sacar plática. Así que, en la búsqueda de la felicidad EmoSPARK trata de medir el pulso emocional de las personas, adaptándose a la personalidad de estas, tratando siempre de entender lo que las hace felices y tristes.
No obstante, EmoSPARK no es el primer agente robótico diseñado para aprender de nuestras emociones. En el mismo canal se encuentra Jibo, la cámara robot familiar, y Pepper un compañero robot. La variedad es tal que incluso el controlador activado por voz de Amazon, Echo, pronto podría ser capaz de reconocer las emociones.
En el caso de EmoSPARK, este detecta el estado emocional del usuario con la ayuda de un algoritmo que asigna 80 puntos faciales para determinar, entre otras cosas, si la persona está sonriendo, frunciendo el ceño con enojo, desprecio o con disgusto. Así mismo, analiza el tono de voz del usuario, un método establecido a lo largo del análisis de estado de ánimo.
Sin embargo, con todo y las buenas intenciones, hay escepticismo alrededor. Rosalind Picard del Instituto de Tecnología de Massachusetts no cree que esto pueda producir un perfil emocional preciso. Picard, que diseña software de análisis facial y vocal para ayudar a las computadoras a interpretar emociones, dice que hay otras cosas además de los puntos de mapeo en la cara para poder comprender los estados de ánimo. «¿Qué se sabe sobre el contexto? ¿En cuántos datos se entrenó? ¿Cómo es que se enseñan los verdaderos sentimientos de la persona? Estos son todavía problemas difíciles de resolver», dice.
Mientras tanto, ya sea que EmoSPARK sea un éxito fracase, la IA con inteligencia emocional es algo que podemos esperar de una manera mucho más frecuente en nuestras vidas, dice Rana el Kaliouby, fundadora de Affectiva, una compañía con sede en Boston que crea algoritmos de detección de emociones. Ella cree que todos los dispositivos un día tendrán procesadores de emoción, así como ahora contienen un chip GPS. Esto significa que cada dispositivo tendrá su propio algoritmo patentado para interpretar las emociones de los usuarios y los reflejará al usuario de una manera ligeramente diferente. Así, si el televisor y el teléfono te tratan un poco diferente, ello sólo se sumará a la ilusión de que estás rodeado de un elenco de personajes que sienten, dice.