Una mirada a los paisajes tóxicos de la basura electrónica en Ghana

24/04/2015 - 12:00 am
Fuego Polvo Y Una Mezcla Peligrosa De Materiales Dañinos Son El Paisaje Habitual De Los Habitantes De Agbobloshie Foto Valentino Bellini
Fuego Polvo Y Una Mezcla Peligrosa De Materiales Dañinos Son El Paisaje Habitual Para Los Habitantes De Agbobloshie Foto Valentino Bellini

Ciudad de México, 24 de abril (SinEmbargo).– Agbogbloshie, en la mitad de Ghana, es conocido como el basurero de electrónicos más grande del mundo. El que alguna vez fuera un manglar exuberante es ahora el último lugar al que van a parar miles de toneladas de productos electrónicos del mundo. Sin embargo, no es el único lugar en el mundo famoso por albergar desechos tecnológicos.

La primera vez que el fotógrafo Valentino Bellini visitó este vertedero de desechos electrónicos en África quedó asombrado.

«Era como el infierno», dice. «Enorme. Montones de cosas por todas partes… El aire era pesado por haber quemado plástico», agrega. Sin embargo, la visión de este lugar tan desesperanzador fue la semilla de un proyecto: «BIT ROT».

Se trata de una serie de fotografías que documentan los vertederos de basura electrónica o «e-waste» y cuenta las historias de aquellos que se desenvuelven en estos entornos tóxicos, desde plantas de reciclaje en China, hasta almacenes en Pakistán, dio a conocer el diario The Washington Post.

Desde China Hasta Ghana Pasando Por Pakistan Los Problemas Y Los Riesgos Son Los Mismos En Estos Vertederos Foto Valentino Bellini
Desde China Hasta Ghana Pasando Por Pakistan Los Problemas Y Los Riesgos Son Los Mismos En Estos Vertederos Foto Valentino Bellini

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), globalmente las personas produjeron 41.8 millones de toneladas métricas de basura electrónica que se traducen en aproximadamente 41 millones de toneladas. Esto es el equivalente al volumen de más de siete veces la Gran pirámide de Guiza, sólo que formado por teléfonos celulares, televisores descompuestos y otros aparatos electrónicos que sirven –en su actual estado inservible– como metáfora de la miseria.

Para los próximos años, se espera que el volumen de desechos electrónicos se incremente un 33 por ciento. Al mismo tiempo, se pronostica que hasta el 80 por ciento de todos los dispositivos y aparatos electrónicos desechados terminen en vertederos similar a Agbogbloshie, publicó The Atlantic.

En el caso de Bellini, lo que más lo impactó de Agbogbloshie fue la gente que ahí vivía. La gran mayoría son adolescentes que aplastan electrónicos para sacar sus metales. «Las personas no entienden lo que están haciendo y el peligro que enfrentan», dice el fotógrafo.

Teniendo en cuenta que la cantidad de oro encontrada en la basura electrónica es equivalente al 11 por ciento de la cantidad de este metal producido en las minas cada año, estamos dejando pasar en la recuperación una gran cantidad de materiales valiosos. Peor aún, la economía informal que ha surgido en torno vertederos internacionales de basura electrónica en China y Ghana está conduciendo a «catástrofes ambientales.»

Por otra parte, dado que sólo el 15 por ciento de la basura electrónica producida se recicla adecuadamente a través de programas de devolución, la mayoría de estos desechos van a parar a los basureros sin cumplir con algún estándar de contaminación y residuos.

El nivel de contaminación en la planta de Agbogbloshie es tal que la gente se refiere a ella como «Sodoma y Gomorra». Es uno de los lugares más sorprendentes en los que se puede apreciar lo que sucede cuando no regulamos los desperdicios. Un humedal convertido en basurero donde la gente se abre paso a través de la niebla tóxica, laptops rotas y lavadoras inservibles para rescatar materiales valiosos como el oro, publicó el sitio Gizmodo.

Los recolectores pueden entrar en contacto directo con plomo, cadmio, cromo, retardantes de llama bromados, bifenilos policlorados (PCV) y otros materiales dañinos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Agbogbloshie es el ejemplo de los estragos que esto puede causar. Los trabajadores en el vertedero sufren desde «quemaduras, daño ocular, problemas pulmonares y en la espalda… nausea crónica, anorexia, jaquecas debilitantes y problemas respiratorios», dio a conocer el diario británico The Guardian.

En sus fotografías Bellini muestra las vidas de las personas que se ven directamente afectadas por estos desperdicios y espera darle un rostro a este problema con la esperanza de darle un giro favorable. «Estoy tratando de cambiar algo en la vida de los sujetos que retrato», agrega.

en Sinembargo al Aire

Opinión

más leídas

más leídas