Ciudad de México, 18 de Abril (SinEmbargo).- El término «cam girl» puede significar muchas cosas. En términos generales, se refiere a una mujer que gana dinero realizando presentaciones en línea. Aunque existe un marcado estigma orientado hacia lo sexual no siempre son de esta naturaleza, aunque generalmente es el corte de este tipo de actuaciones. Así, hay una gran variedad de este tipo de videos, desde aquellos que implican desnudarse hasta aquellas que consisten en hacer un globo estallar. Hay un nicho para cada fetiche y este universo de webcams e interacciones a distancia reúnen gran parte de ellas.
Aunque hay un número infinito de sitios porno que proporcionan tales variantes de entretenimiento, la fotógrafa Kate Peters optó por centrarse en las mujeres que trabajan para los sitios de webcams desde la comodidad de sus hogares. «Yo sólo quería colaborar con las mujeres independientes, en lugar de los que aparecen a través de uno de los muchos sitios de estudio», dice.
La serie, llamada precisamente Cam Girls, es una colección de retratos sorprendente e inusual. Sus imágenes son fotografías de una pantalla de computadora, mientras que las mujeres que aparecen en ellas se ganan la vida ofreciendo representaciones sexuales en línea. Por otra parte, Peters colabora con estas mujeres para hacer arte a distancia, ofreciendo una imagen contemporánea de un tema que durante mucho tiempo ha sido considerado tabú.
De acuerdo con la revista Wired, Peters se ganó la confianza de las mujeres de sus fotografías a través de conversaciones por correo electrónico, convenciéndolas de que ella estaba interesada en el arte, no la explotación. Fue una marcha lenta, pero después de que las primeras mujeres estuvieron de acuerdo, un contacto llevó a otras, dando paso a una mayor colaboración. Así mismo, la fotógrafa pagó una tarifa plana de 50 dólares para acceder 45 minutos de su tiempo, así como a la autorización firmada de la modelo. Ella se reunió con las mujeres en Skype y todas sus interacciones se produjeron por vía electrónica.
«Yo marcaba desde mi oficina en Londres con mi cámara y micrófono auricular para que pudieran ver que era quien yo dije que era, lo cual era para muchas la principal preocupación», dice Peters.
La fotógrafa luego pasaba por el tedioso proceso de dirigir la escena, a menudo con conexiones malas internet. Mientras tanto, del otro lado de la cámara, las mujeres la guiaban a través de su hogar o de la habitación en la que trabajaban y ella elegía el lugar en donde las modelos se colocarían para la sesión. Después de la puesta en escena, Peters dirigiría las posiciones de las mujeres en su posición. Finalmente, hacía capturas de pantalla de la pantalla de su computadora, que luego volvía fotografiaba con una cámara profesional. Las imágenes, por su parte, son pixeladas y llenas de glitches y colores brillantes. Capturan perfectamente la experiencia efímera de una transmisión en streaming.
Durante la serie, Peters se reunió con una gran variedad de mujeres. Desde una estudiante que trabajaba en ello para pagar la universidad, hasta una ex policía y una secretaria. Para muchas de ellas, la cámara web es su principal fuente de ingresos. Son todas muy celosas de su vida personal y actúan un papel cuando la cámara se enciende; una capacidad para moverse entre la ficción y la realidad tan fácilmente que fascinó a la artista británica nacida hace 35 años.
Peters eligió poses que imitaban los desnudos artísticos del siglo XIX. así, los colores y la naturaleza lánguida de los retratos tienen una calidad pictórica que dota de una solemnidad surrealista a una escena tabú. Por su parte fotógrafa se siente en conflicto acerca de la razones por las que alguien podría elegir una profesión así, pero quiere que las fotos sean un catalizador para los debates sobre el feminismo, la feminidad y el empoderamiento.
«El cuerpo femenino siempre ha sido idealizado, objetivado y fetichizado y el desnudo es un tema muy cargado», dice. «Quería producir imágenes que abran un debate, para producir bellas imágenes de un tema que no es tan agradable al paladar, imágenes de desnudos de mujeres que están muy en control de sí mismas, que han elegido esta profesión.»