El vértigo es un síntoma producido por diferentes enfermedades del oído interno, con mayor frecuencia, o bien debido a enfermedades cerebrales, afecta por igual a hombres y mujeres y puede ocurrir a cualquier edad.
Madrid, 12 febrero (EuropaPress).- El vértigo y los trastornos del equilibrio son un motivo de consulta muy frecuente, tanto en las Urgencias como en las consultas de Atención Primaria y de Otorrinolaringología, según subraya la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-CCC).
De hecho, esta sociedad científica advierte de que el 80 por ciento de la población ha sufrido al menos un episodio de vértigo en su vida, siendo el tipo de vértigo más común el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), producido por alteraciones del oído interno. Además, la SEORL-CCC recuerda en este sentido la importancia de prestar atención a estas crisis para detectar un posible trastorno del equilibrio.
Para poder entender mejor todo, en Europa Press entrevistamos a la doctora Vanesa Pérez Guillén, jefa de Sección de Otoneurología del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, quien destaca que los vértigos más frecuentes son el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), como hemos citado, y la migraña vestibular, siendo esta más habitual en mujeres hasta la menopausia. En este artículo vamos a centrarnos en el VPPB al ser el más frecuente.
En concreto, afecta por igual a hombres y mujeres, según apostilla la SEORL-CCC, y puede darse a cualquier edad, incluso en niños, si bien doctora Pérez remarca que en las personas mayores la incidencia aumenta de forma significativa: «El vértigo posicional paroxístico benigno es, además, el más habitual entre las personas mayores. Asimismo, con la edad, el equilibrio también envejece, por lo que los trastornos de la deambulación y de la inestabilidad también son mayores».
Es más, advierte de que el uso de múltiples fármacos y la pluripatología de las personas de mayor edad hacen que las quejas por problemas de equilibrio sean más habituales en esta franja de edad. «Los accidentes cerebrovasculares y otras patologías graves también son más frecuentes en esta población», apostilla la otoneuróloga, los otorrinolaringólogos dedicados a la patología vestibular.
DISTINGUIR TÉRMINOS
Eso sí, esta experta pide no confundir términos y saber que los vértigos no son una enfermedad en sí. «El vértigo es un síntoma producido por diferentes enfermedades del oído interno, con mayor frecuencia, o bien debido a enfermedades cerebrales. Vértigo es la sensación de movimiento del entorno o del propio cuerpo, acompañada generalmente de náuseas y de vómitos (‘las cosas se mueven)», define.
«Es un síntoma que se define por la sensación ilusoria de movimiento. Lo normal es notar que el entorno gira a nuestro alrededor, como si nos dieran vueltas las cosas. Asimismo, también podemos apreciar que somos nosotros quienes nos movemos con relación al entorno», apostilla por su parte la SEORL-CCC.
La especialista del Hospital La Fe de Valencia subraya igualmente que hay que diferenciarlo de la inestabilidad, que es la falta de equilibrio, generalmente durante la deambulación, y del mareo, que es una sensación de malestar, con náuseas y embotamiento de la cabeza, similar al que nos ocurre en el coche.
¿POR QUÉ SE PRODUCE?
Hay diferentes enfermedades del oído que pueden provocar vértigo, prosigue la doctora Pérez, y en el caso del VPPB, los microcristales de carbonato cálcico que tenemos en el oído interno se desprenden y se introducen en uno de los canales del equilibrio, provocando episodios de vértigo de corta duración, con los movimientos de la cabeza.
«En otro tipo de enfermedades la crisis de vértigo se produce por una afectación del oído interno, bien por un acúmulo de líquido como en la enfermedad de Ménière, o por una infección del oído que provoca la pérdida de la función del equilibrio, como en las laberintitis o en las neuronitis vestibulares», agrega.
TRATAMIENTOS
Sobre los tratamientos, indica que todo depende del origen del vértigo, siendo lo idóneo en el caso del vértigo posicional el tratamiento es mediante unas maniobras posturales para recolocar los otolitos (esos microcristales de los que hablábamos antes).
En otros casos dice que se prescribe un tratamiento farmacológico, tanto para prevenir como para tratar los episodios: «Es importante acompañar generalmente estos tratamientos con la rehabilitación del equilibrio. Se ha de mantener una vida activa y, por supuesto, un control estricto de los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes, azúcar y obesidad)».
En otras ocasiones apunta que se instila directamente medicación en el oído con una inyección a través del tímpano. «Con ello hemos conseguido que los casos que han de ser tratados mediante cirugía sean actualmente muy escasos», valora la otoneuróloga.
En cuanto a si tienen curación este tipo de episodios, la jefa de Sección de Otoneurología del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia resalta que hay enfermedades crónicas, como la enfermedad de Ménière, en los que la evolución natural de la enfermedad es hacia la desaparición del vértigo.
«El vértigo posicional sí que podemos curarlo, aunque es frecuente que vuelva a reaparecer y tengamos que volver a tratarlo. En los casos de vértigo agudo, como laberintitis o neuronitis vestibular, el cuadro agudo se soluciona, pero la inestabilidad que queda precisa un tratamiento rehabilitador, aunque no siempre llega a recuperar la normalidad», explica.
En última instancia, la doctora Vanesa Pérez Guillén destaca la importancia de la Atención Primaria y de las Urgencias a la hora de detectar y diferenciar los cuadros de origen en el oído interno de aquellos que son de origen cerebral, donde la vida del paciente puede estar potencialmente en riesgo.