Jerusalén, 23 dic (EFE).- Arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) han hallado en el norte del país restos de un brazalete de 1.600 años con una menorá, el candelabro judío de siete brazos que albergaba el Segundo Templo de Jerusalén.
El hallazgo se produjo recientemente durante unas excavaciones arqueológicas previas a la construcción de un reservorio de agua en la ciudad de Yokneam, en el Parque Nacional del Monte Carmelo, informó hoy la AAI en un comunicado.
En el transcurso de la excavación fueron descubiertos restos de una zona industrial que formaba parte de un amplio asentamiento que se extendía en la zona entre el período romano tardío y la era bizantina temprana, en torno a finales de la cuarta centuria y comienzos del siglo quinto de nuestra era.
Los directores de la excavación, Limor Talmi y Dan Kirzner, descubrieron el brazalete la semana pasada de forma casual.
«El pasado jueves, al final de nuestra labor, comenzamos a procesar los hallazgos. Cuando examinábamos el contenido de una de las cajas con cientos de fragmentos de cristal, descubrimos para nuestra sorpresa el pequeño fragmento del brazalete», señalaron.
El accesorio fue elaborado con cristal de color turquesa y según los arqueólogos, «con símbolos de la menorá de siete brazos, la misma que según la tradición se mantuvo iluminada en el Templo durante ocho días con una sola botellita de aceite».
Se referían a la tradición que conmemora la festividad judía de Hanuká, que concluye mañana, miércoles.
En esta fiesta se celebra la purificación y dedicación del Templo de Jerusalén por los macabeos tras derrotar al Imperio Seléucida en una revuelta en el siglo II a.C., lo que hicieron según la tradición con una pequeña porción de aceite puro que hallaron abandonado y que sirvió para encender el candelabro durante ocho jornadas consecutivas, los mismos que dura la fiesta.
De acuerdo a Yael Gorin-Rosen, responsable del Departamento de Cristal Antiguo de la AAI, «los brazaletes y colgantes de cristal decorados con símbolos como la menorá, el león o diferentes imágenes de dioses y animales, eran conocidos durante estos períodos en Israel, Líbano y Siria».
Hasta la fecha, apunta el experto, han sido descubiertos al menos tres fragmentos de brazaletes con incrustaciones de la menorá.
Según los investigadores, «la cuestión ahora es saber si se trata de una prueba definitiva de que los judíos eran moradores del antiguo asentamiento, aunque quizás es posible que lo habitaran samaritanos, paganos o una población cristiana».
Otra hipótesis en discusión sugiere que el brazalete procede de un taller que operaba en la zona y tenía como destino otros mercados. EFE