Toronto (Canadá), 11 ene (EFE).- Investigadores norteamericanos dijeron hoy que peligrosos virus, incluida la versión entre los simios del VIH, están siendo introducidos en Estados Unidos, Canadá y Europa a través del tráfico clandestino de carnes de primates y otros animales.
La investigación ha sido publicada en la revista médica PLoS One y se basa en el análisis de muestras de carnes confiscadas en aeropuertos internacionales.
Gracias a la técnica del código de barras genético (que permite la identificación de especies con una fracción de la cadena de ADN), los investigadores descubrieron que los productos confiscados procedían tanto de primates como babuinos y chimpancés y de roedores, en muchas ocasiones animales en peligro.
De forma paralela, utilizando técnicas de análisis convencionales, los investigadores descubrieron que varias muestras de carne de primate confiscadas contenían retrovirus, como el virus de la inmunodeficiencia de simios, y herpesvirus.
Los investigadores recordaron que el brote del síndrome respiratorio agudo grave (SRAG) que en 2003 mató a decenas de personas se originó entre trabajadores chinos que manipulaban carne de un animal silvestre.
Uno de los autores del estudio, el profesor George Amato, director del Centro para la Conservación de Genética del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, declaró a Efe que este tráfico clandestino es un gran problema tanto para la biodiversidad como para la seguridad alimentaria y sanitaria.
«El tráfico clandestino de carne de animales protegidos es el tercer negocio ilegal que más dinero mueve en el mundo después del trafico de armas y narcóticos», dijo Amato.
Señaló que tanto en Canadá como en Estados Unidos y Europa el tráfico se realiza para suplir la demanda de comunidades de expatriados de África occidental.
Para ilustrar la frecuencia del tráfico de carne, un investigador declaró a Efe que una conocida aerolínea se ha visto obligada a impermeabilizar de forma rutinaria los equipajes de ciertas rutas entre África y Europa ante las protestas de viajeros de que sus posesiones llegaban impregnadas con sangre de animales.
Por ejemplo, en el año fiscal 2005-2006, las autoridades fronterizas canadienses confiscaron 59 toneladas de carne ilegal en 12 aeropuertos del país.
Y un estudio realizado en 2010 señaló que cada semana cinco toneladas de carne pasa de contrabando en el aeropuerto Charles de Gaulle de París sólo a bordo de aviones de Air France.
El profesor Robert Hanner, director asociado de la Red del Código de Barras de Canadá, dijo a Efe que el problema de este tráfico no sólo es el potencial daño a la salud humana sino también la amenaza que representa para la supervivencia de especies en peligro.
«Si queremos que muchas de estas especies sobrevivan durante este siglo, va a ser necesario hacer entender a la creciente población del mundo que la caza furtiva y la falta de normas en la captura de estos animales no sólo está conduciendo a su desaparición sino también a una ruta para enfermedades potencialmente mortales», sostuvo Hanner.
Amato destacó que la técnica del código de barras genético, que se empezó a utilizar hace menos de una década, es una forma barata, sencilla y efectiva de identificar con certeza el origen de productos alimentarios, ya sean carnes, pescados u otros productos.
«Cualquiera puede acceder a la base de datos y no hay ninguna razón por la que su uso no pueda ser adoptado por las autoridades alimentarias de todo el mundo para asegurar el origen de los productos que entran en el país», precisó Amato. EFE